En busca del 'oro negro' africano
Pek¨ªn recibi¨® engalanada a los l¨ªderes de 48 de los 53 pa¨ªses africanos en noviembre pasado para participar en lo que el Gobierno calific¨® como la cumbre de m¨¢s alto nivel celebrada en la capital asi¨¢tica desde la fundaci¨®n de la Rep¨²blica Popular China, en 1949. Como colof¨®n del c¨®nclave, el presidente chino, Hu Jintao, anunci¨® el compromiso de duplicar para 2009 la ayuda que concede al continente africano, condonar la deuda a los pa¨ªses m¨¢s pobres y otorgar cr¨¦ditos por valor de 5.000 millones de d¨®lares (3.700 millones de euros). Porque, seg¨²n dijo, su Gobierno busca una "cooperaci¨®n que suponga un beneficio mutuo y traiga las ventajas del desarrollo".
Este programa de apoyo a las econom¨ªas africanas es la otra cara de la moneda de la creciente presencia de las empresas chinas en el continente, que se ha convertido en una fuente imprescindible de recursos energ¨¦ticos y materias primas para la sedienta econom¨ªa asi¨¢tica. China importa madera de Liberia o cobre de Congo, y participa en un sinn¨²mero de obras de infraestructuras, como la construcci¨®n de presas y carreteras, el tendido de v¨ªas ferroviarias, o la edificaci¨®n de estadios y hospitales.
Pero su principal inter¨¦s se centra en la exploraci¨®n y desarrollo de campos petrol¨ªferos, en ocasiones en zonas remotas e inestables. La cuarta econom¨ªa del planeta importa el 47% del petr¨®leo que consume, y un 30% del que adquiere en el exterior procede de ?frica.
Adem¨¢s, exporta cada vez m¨¢s productos a esta regi¨®n del mundo, donde los televisores, tel¨¦fonos m¨®viles y bicicletas chinos se han convertido en una oferta asequible para una poblaci¨®n que, a menudo, no puede permitirse marcas occidentales m¨¢s caras.
La presencia de los art¨ªculos asi¨¢ticos ha tomado tal dimensi¨®n que incluso muchos de los tejidos multicolores que visten las mujeres africanas son fabricados en China. En Guangzhou, capital de la provincia sure?a de Guangdong, viven muchos comerciantes de pa¨ªses como Costa de Marfil, Mal¨ª o Nigeria, que env¨ªan a sus pa¨ªses desde zapatos a relojes, vaqueros y tejidos. El Gobierno concede visados sin dificultad a la mayor¨ªa de los ciudadanos de ?frica.
Los dirigentes africanos reciben con los brazos abiertos la inversi¨®n y el comercio chinos, ya que consideran que supone una alternativa al antiguo colonialismo occidental. Pero el peso cada vez mayor del comercio y los proyectos chinos ha provocado tambi¨¦n tensiones. Las empresas surafricanas se han quejado de que la entrada masiva de textiles asi¨¢ticos amenaza la industria nacional, y los trabajadores locales de algunas empresas de capital chino han protestado por las condiciones laborales.
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