La burbuja se desinfla
La econom¨ªa espa?ola ha registrado en los ¨²ltimos lustros uno de los mayores crecimientos del mundo en el precio de los activos inmobiliarios. Las fuentes de esa revalorizaci¨®n se hallan en la imparable alza de los precios de la vivienda, una oferta de construcci¨®n pr¨¢cticamente inagotable y el deseo de los ahorradores de convertir la casa en un refugio financiero. Dado el nivel de inflaci¨®n y las retribuciones de los dep¨®sitos, es l¨®gico que quienes disponen de ahorros quieran adelantarse a las subidas de precios, que en sus mejores momentos han superado el 15%, y endeudarse hasta el l¨ªmite para comprar vivienda. Este exceso de demanda y una expansi¨®n del cr¨¦dito sin precedentes, compatible con un ritmo fren¨¦tico de construcci¨®n residencial, conforman precisamente la llamada burbuja inmobiliaria. En pocos a?os, en paralelo al espectacular endeudamiento de las familias espa?olas -hasta el 85% del PIB-, han emergido nuevas y poderosas fortunas y las acciones de las constructoras e inmobiliarias se han revalorizado de forma imparable en la Bolsa.
Pero empiezan a detectarse indicios de cambio. El m¨¢s significativo es el precio de la vivienda. Seg¨²n los ¨²ltimos datos, el de la vivienda libre est¨¢ creciendo a una tasa anual del 7,2%, 11 puntos menos que en 2004. Esta desaceleraci¨®n se combina con otros indicadores destacables, como el descenso de las compraventas o el aumento del tiempo que tarda en venderse una casa. Todos estos indicios permiten adelantar una p¨¦rdida de presi¨®n paulatina de la burbuja inmobiliaria. Las autoridades financieras tendr¨¢n que evaluar si ¨¦ste es el momento adecuado para encarecer m¨¢s los tipos de inter¨¦s o endurecer las condiciones de acceso a una hipoteca para enfriar el mercado, o si ¨¦stas u otras medidas complementarias podr¨ªan producir una ca¨ªda brusca de los precios y, por tanto, una p¨¦rdida del valor patrimonial de los espa?oles.
Algunas de las empresas que crecieron con la burbuja est¨¢n purgando los excesos de revalorizaci¨®n con ca¨ªdas muy pronunciadas de sus cotizaciones. El desplome de Astroc, estrella de ascenso tan rutilante como endebles fundamentos, ha arrastrado no s¨®lo a las otras empresas del mismo sector, sino a toda la Bolsa. Importa menos ahora aislar el detonante de ese desplome (las autoridades tendr¨¢n que averiguar si han existido anomal¨ªas informativas o posiciones de ventaja de algunos inversores) que tratar de neutralizar males peores derivados de esa vuelta a la realidad.
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