?Est¨¢ Escocia al borde de la independencia?
El 1 de mayo, Inglaterra y Escocia han celebrado el 300? aniversario del tratado que uni¨® a los dos pa¨ªses para formar el Reino Unido. Las festividades no han durado mucho. Hoy los escoceses van a votar lo que se prev¨¦ que sea la concesi¨®n de una gran fortaleza parlamentaria al Partido Nacional Escoc¨¦s (PNE), una fuerza separatista que exige la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum popular para decidir la escisi¨®n.
Pero las perspectivas de independencia escocesa no est¨¢n nada claras. Aunque el PNE triunfe en las elecciones de hoy, no hay ninguna seguridad de que pueda obtener los esca?os suficientes para someter la propuesta a votaci¨®n en 2010. Y aunque lo consiga, es posible que los escoceses no est¨¦n dispuestos a cortar todos los lazos con Inglaterra. No obstante, un Parlamento escoc¨¦s controlado por los nacionalistas -con o sin una votaci¨®n sobre la independencia- representa muchos riesgos para Escocia, el Reino Unido y tal vez la unidad de otros pa¨ªses europeos.
Hace ocho a?os, para suavizar las tensiones en el matrimonio, el Gobierno laborista de Tony Blair puso en marcha un plan por el que se creaba un Parlamento escoc¨¦s y le otorg¨® competencias en los asuntos locales, con la esperanza de que la transferencia de poder disminuir¨ªa la fuerza del movimiento independentista. Desde entonces, Blair es cada vez m¨¢s impopular en Escocia. En especial, su apoyo a la guerra emprendida por Estados Unidos en Irak le ha ganado la antipat¨ªa de muchos escoceses y ha proporcionado al PNE, en otros tiempos marginal, un instrumento pol¨ªtico a su favor.
A medida que el Partido Laborista escoc¨¦s ha ido perdiendo terreno, el PNE lo ha ganado. Los nacionalistas poseen en la actualidad 25 esca?os entre los 129 del Parlamento escoc¨¦s. Los sondeos indican que tras las elecciones de hoy ese n¨²mero pasar¨¢ a estar seguramente entre 45 y 50, sobre todo en detrimento de los laboristas.
Aun as¨ª, no est¨¢ garantizada la victoria en un refer¨¦ndum. Aunque las proyecciones resulten acertadas, los nacionalistas no alcanzar¨ªan los 65 esca?os necesarios para la mayor¨ªa absoluta, por lo que se ver¨ªan obligados a buscar un socio de gobierno. Con toda probabilidad, tendr¨¢n que acudir a los dem¨®cratas liberales, que se oponen al refer¨¦ndum. Y aunque se vote sobre la independencia, los sondeos arrojan dudas sobre el resultado.
Seg¨²n c¨®mo se formule la pregunta del refer¨¦ndum, el apoyo a la ruptura total con el Reino Unido ha llegado a obtener s¨®lo el 30%. Como consecuencia, es posible que el partido se conforme de manera provisional con una transferencia de nuevos poderes del Gobierno brit¨¢nico, que le ayudar¨¢ a afirmar que est¨¢n avanzando hacia la plena independencia sin perder el respaldo de algunos de los que se oponen al refer¨¦ndum.
El Partido Dem¨®crata Liberal escoc¨¦s apoyar¨¢ esa opci¨®n. A diferencia de los nacionalistas, ellos son parte de un partido de ¨¢mbito brit¨¢nico y se oponen a romper totalmente con Londres, pero les gustar¨ªa arrogarse el m¨¦rito de haber obtenido nuevos poderes para el Parlamento escoc¨¦s.
Los dos partidos, juntos, exigir¨ªan seguramente a Westminster que conceda al Parlamento escoc¨¦s nuevos poderes en asuntos locales, como la inmigraci¨®n, la fiscalidad y los planes de reforma del funcionariado. El dominio del Parlamento ofrecer¨¢ asimismo al PNE una plataforma desde la que reclamar que Escocia se beneficie m¨¢s directamente de las reservas de petr¨®leo y gas que el Reino Unido posee en el mar del Norte.
Por otro lado, las posibilidades de que se llegue a una rep¨²blica escocesa pueden no ser tan remotas como piensan algunos. Si el PNE obtiene, de forma inesperada, 50 esca?os o m¨¢s, quiz¨¢ se al¨ªe con los verdes y con independientes para tener la mayor¨ªa parlamentaria. En ese caso, el jefe del PNE, Alex Salmond, podr¨ªa cumplir su promesa de programar el refer¨¦ndum.
De ser as¨ª, no hay duda de que los tres a?os de campa?a hasta el refer¨¦ndum ser¨¢n muy enconados. Las autoridades brit¨¢nicas advertir¨¢n sobre el peligro de que una Escocia independiente se quede aislada y empobrecida. Salmond responder¨¢, con raz¨®n, que el nuevo pa¨ªs posee hasta el 90% de las reservas energ¨¦ticas del Reino Unido en el mar del Norte y que sus beneficios permitir¨ªan alcanzar una prosperidad similar a la de los pa¨ªses escandinavos.
Adem¨¢s, los sondeos que ahora indican un apoyo escaso a la independencia pueden no tener la ¨²ltima palabra. Es dif¨ªcil saber por esas encuestas c¨®mo votar¨¢n los escoceses en 2010. Al fin y al cabo, los sondeos de hace tres a?os no mostraban el ascenso, hoy tan obvio, del PNE. Y puede que Gran Breta?a, en esa ¨¦poca, tenga un Gobierno conservador.En ese caso, hay muchas m¨¢s probabilidades de que una Escocia de izquierdas vote por la separaci¨®n.
Los sondeos indican ya que la formulaci¨®n pensada por el PNE para el refer¨¦ndum podr¨ªa muy bien obtener el respaldo mayoritario. En noviembre de 2006 se pregunt¨® a los escoceses qu¨¦ responder¨ªan a la pregunta que los nacionalistas desean ver en las papeletas: "?Est¨¢ de acuerdo en que el Parlamento escoc¨¦s negocie un nuevo tratado con el Gobierno brit¨¢nico para que Escocia se convierta en un Estado soberano e independiente?". El 52% dijo s¨ª. Si los precios del crudo se mantienen en un nivel alto o incluso aumentan durante los pr¨®ximos tres a?os, los separatistas lo tendr¨¢n m¨¢s f¨¢cil para defender sus argumentos.
Incluso aunque el posible gobierno del PNE no tenga los votos necesarios para convocar el refer¨¦ndum, las tensiones entre Inglaterra y Escocia ir¨¢n en aumento. El Parlamento escoc¨¦s buscar¨¢ (y seguramente lograr¨¢) nuevas concesiones de Westminster, y eso causar¨¢ resentimiento en Inglaterra. Muchas autoridades inglesas afirman que es intr¨ªnsecamente injusto que, en la actualidad, los miembros escoceses del Parlamento brit¨¢nico puedan votar sobre temas de salud y educaci¨®n que afectan a los votantes ingleses, mientras que los legisladores ingleses no tienen pr¨¢cticamente ninguna autoridad en los asuntos escoceses.
Al mismo tiempo, dentro del plan de transferencias original, los brit¨¢nicos subvencionan la universidad gratuita para los estudiantes escoceses y la sanidad a largo plazo para los ancianos, mientras que los ingleses tienen que pagar. Los votantes escoceses replican que, en realidad, esos subsidios se financian con los ingresos del petr¨®leo y el gas del mar del Norte, en gran parte extra¨ªdos de "aguas escocesas". Sin embargo, los sondeos indican que a muchos votantes ingleses les parece bien que Escocia se las arregle por su cuenta.
Es un problema particularmente inc¨®modo para el parlamentario brit¨¢nico que representa a los escoceses de Kirkcaldy y Cowdenbeath, el laborista brit¨¢nico y primer ministro in p¨¦ctore Gordon Brown. Si sus paisanos deciden separarse del Reino Unido, los que se pregunten "?qui¨¦n perdi¨® Escocia?" apuntar¨¢n seguramente hacia Brown, sobre todo porque la transferencia de poderes fue una idea laborista.
Pero un Gobierno dirigido por el PNE presenta riesgos para la econom¨ªa escocesa. Si Gran Breta?a concede al Parlamento escoc¨¦s competencia para fijar los impuestos locales, el clima empresarial escoc¨¦s podr¨ªa nublarse a toda velocidad. Escocia acoge un importante sector de servicios financieros. Dos de los 10 principales bancos europeos tienen su sede en Edimburgo, as¨ª como una parte sustancial del sector brit¨¢nico de los seguros. Estas grandes empresas conf¨ªan en el Gobierno del "nuevo laborismo" brit¨¢nico m¨¢s que en los nacionalistas escoceses de izquierdas.
En previsi¨®n de esto, el PNE se ha comprometido a reducir el nivel de regulaci¨®n en el sector de los servicios financieros y bajar los impuestos de sociedades del 28% al 20% tras la independencia.
El escepticismo del mercado no se aplacar¨¢ f¨¢cilmente. Las empresas de servicios financieros temen la incertidumbre que se producir¨ªa tras una victoria del PNE, y que se ver¨ªa aumentada tres a?os de campa?a hasta el refer¨¦ndum.
Las repercusiones de un Parlamento escoc¨¦s de predominio nacionalista, con o sin refer¨¦ndum sobre la independencia, podr¨ªan notarse m¨¢s all¨¢ de las fronteras de Gran Breta?a. La victoria del PNE y la posible escisi¨®n del Reino Unido podr¨ªan envalentonar a los separatistas catalanes y vascos en Espa?a, los flamencos en B¨¦lgica e incluso los del norte de Italia que pretenden separarse del sur del pa¨ªs y su menor prosperidad. Son movimientos que llevan muchos a?os desarroll¨¢ndose en diversas circunstancias hist¨®ricas. Pero el progreso hacia la independencia de Escocia podr¨ªa dar impulso al separatismo en cualquiera de esos Estados.
No es muy probable que las elecciones escocesas produzcan un efecto domin¨® inmediato. Pero los movimientos pol¨ªticos a gran escala -hacia la democratizaci¨®n, la descolonizaci¨®n, el socialismo, el capitalismo de libre mercado o el nacionalismo, por ejemplo- suelen evolucionar por oleadas. La ruptura del Reino Unido, una pr¨®spera democracia liberal, desencadenar¨ªa una onda expansiva a trav¨¦s de las fronteras europeas, y tal vez crear¨ªa fronteras nuevas.
Ian Bremmer es presidente de Eurasia Group, una consultora de riesgos pol¨ªticos. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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