Ferm¨ªn Muguruza: resistir es vencer
El m¨²sico vasco repas¨® su carrera en la celebraci¨®n de sus 40 a?os de trayectoria en el Palau Sant Jordi de Barcelona
Muchas cosas han pasado desde que en 1984 Ferm¨ªn Muguruza comenzase una carrera musical que el viernes celebr¨® llenando el Sant Jordi en una gira a la que esperan grandes citas como la de Madrid o San Sebasti¨¢n. Han ca¨ªdo gobiernos, han desaparecido pa¨ªses y se han creado otros, ha habido, y hay, guerras, hemos pasado del papel de calco a la Inteligencia Artificial, el lenguaje se ha renovado, los medios que lo globalizan se han fragmentado, la verdad se ha difuminado perdiendo poder tot¨¦mico y la mujer ha confirmado que es bastante m¨¢s que una reproductora, pero a grandes rasgos el Ferm¨ªn Muguruza de sus inicios se mantiene firme, felizmente encadenado a sus ideas y con la misma actitud militante de cuando la izquierda no estaba tan en crisis como ahora. Sin embargo su m¨²sica ha ido mutando con el paso del tiempo, adapt¨¢ndose a su paso y a las necesidades expresivas de este artista inquieto que pese a su evoluci¨®n art¨ªstica mantiene una imagen transparente e inequ¨ªvoca.
En la noche del viernes, en el Sant Jordi, Ferm¨ªn recogi¨® la adhesi¨®n de su p¨²blico a esa fidelidad a s¨ª mismo, a su lenguaje, a su m¨²sica, a su actitud, a sus ideas, a su perseverancia y a una inmutabilidad que ofrece certezas en tiempos alborotados y cambiantes. Como corresponde fue un concierto vitalista y f¨ªsico, de empuje antes que de matiz, est¨¦ticamente sobrio y de banda uniformada. Banda variada como la propia m¨²sica de Ferm¨ªn, perfilada con trikitrixa, el peque?o acorde¨®n diat¨®nico de origen italiano que Euskadi ha hecho propio, y que la conecta con las tradiciones festivas de esa tierra. Empuje de bater¨ªa y percusi¨®n para redoblar el pulso de una m¨²sica que es por encima de todo celebraci¨®n, el regocijo bailable de un ideario. Por eso el Sant Jordi cobij¨® a los sectores ideol¨®gicamente alternativos que representan la estampa m¨¢s cl¨¢sica de la izquierda movilizada, personas ya no estrictamente j¨®venes con el grueso generacional definido a partir de la cuarentena. Y todo fue una juerga, desde la entrada con Maputxe, la versi¨®n de Hay algo aqu¨ª que va mal, tema de Specials que en su d¨ªa versionaron Kortatu y cuya letra no ha deca¨ªdo, el himno La l¨ªnea del frente o Desmond Tutu hasta la parte final, con el Sant Jordi levantando barricadas mentales contra la injusticia, reivindicando la identidad del Pa¨ªs Vasco con Gora Herria, un pueblo que canta no morir¨¢ nunca, afirma la canci¨®n, y enarbolando con banderas de Palestina y L¨ªbano la solidaridad internacional a trav¨¦s de Yalah, Yalah, Ramallah!
Quiz¨¢ el que los tiempos no sean buenos para esta l¨ªrica, con un mundo cada vez m¨¢s conservador y crudo para los desfavorecidos, dio a¨²n m¨¢s fuerza y sentido a un concierto cuyo protagonista naci¨® en tiempos duros pero que suger¨ªan futuros m¨¢s esperanzados.
El reggae, el hardcore, el hip-hop, el rock de fusi¨®n, el dub y el ska, el sempiterno ska, ese cosquilleo irresistible por r¨¢pido y festivo, fueron los lenguajes musicales de la noche, abrillantada por el empuje de una secci¨®n de tres metales que aumentaban el car¨¢cter euf¨®rico de los temas, 31 piezas para resumir una carrera que si ha tenido algo en com¨²n, tanto en su versi¨®n musical como en la de documentalista, ha sido el irredento empuje de Ferm¨ªn. La imagen de que el ciclista cae si deja de pedalear es el paradigma del artista, fiel a sus palabras, a sus esl¨®ganes, a esa actitud en escena casi marcial, mirada severa, provocando que el Sant Jordi enarbolase pu?os en alto, algo que remite a otras ¨¦pocas.
Hubo tambi¨¦n momentos de recuerdo para los ausentes, con acento especial en el desaparecido hermano y c¨®mplice I?igo Muguruza, al que Ferm¨ªn dedic¨® Bizitza zein laburra den (qu¨¦ breve es la vida), o a la identidad local bidasotarra con tacto de hardcore de Bidasoa Fundamentalista, tema en el que se critica la prohibici¨®n de participar como tropa a las mujeres en los alardes de Ir¨²n y Hondarribia (las im¨¢genes de ¨¦ste poblaron las pantallas al sonar esta canci¨®n que Ferm¨ªn grab¨® con el grupo hondarribitarra DUT), o a los puentes entre Euskal Herria y Jamaica de Euskal Herria Jamaica Clash.
En realidad todo el concierto fue un homenaje y un recuerdo a la persistencia de un ideario y a la voluntad de cambiar el mundo. La parte final fue una majestuosa muestra de felicidad colectiva. El pistoletazo de salida lo dio Zu atrapatu arte, el ¨¦xito de Kortatu cantado el viernes junto a Karlos Animal, de Non Servium. A partir de ah¨ª se sucedieron una cascada de canciones a cual m¨¢s popular, incluida la Internacional a trikitrixa solista. Sonaron Radio Rahim, de la ¨¦poca Negu Gorriak, la fiesta de Dub manifest, la versi¨®n de Respect, de Otis Redding, una vuelta a Kortatu con El ¨²ltimo ska de Manolo Rastaman o la final Sarri Sarri que convirti¨® al Sant Jordi en un hormiguero con todas sus hormigas alborotadas. Alborotadas por alguien que parece naci¨® militante, m¨²sico, activista y persona a la que el tiempo no parece mellar, ajena a la duda, resistente y resiliente, enardecido y enardecedor, bloque ideol¨®gico que se antoja m¨¢s p¨¦treo que el cubo m¨¢s grande de Chillida.
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