Un pol¨ªtico ambicioso que nunca descansa
Nicolas Sarkozy, parisiense de 52 a?os, ha recorrido todos los puestos pol¨ªticos hasta llegar a ser el primer presidente de origen extranjero
Hay dos momentos cruciales en la formaci¨®n de la imagen de Nicolas Sarkozy, de Francia, dos episodios que demuestran hasta qu¨¦ punto es capaz de saltarse todos los obst¨¢culos que se crucen en su camino. Sus primeras im¨¢genes p¨²blicas provienen de junio de 1975 cuando, durante un congreso gaullista, le dieron la palabra como telonero durante dos minutos. Pero se salt¨® las normas. Habl¨® durante diez minutos y fue en ese momento cuando Jacques Chirac le fich¨®. En su discurso de Niza, aquel joven de 19 a?os, con el pelo largo, pronunci¨® una frase que podr¨ªa pertenecer a cualquiera de los m¨ªtines de su campa?a: "Ser un joven gaullista es ser un revolucionario, pero no a la manera de aquellos que son profesionales de la manifestaci¨®n".
Aunque procede de una familia burguesa, no estudi¨® en las 'grandes ¨¦coles' o en la ENA
Se ha casado dos veces, la ¨²ltima con una descendiente del compositor Alb¨¦niz
El otro episodio podr¨ªa pertenecer a una pel¨ªcula polic¨ªaca. En Neuilly-sur-Seine, una acomodada localidad situada junto a Par¨ªs de la que ha sido alcalde durante dos d¨¦cadas y en la que empez¨® su carrera pol¨ªtica como concejal a los 22 a?os, se produjo una toma de rehenes en 1993. Sarkozy abri¨® los informativos porque negoci¨® directamente con el secuestrador, cargado de explosivos, y lleg¨® a entrar en la escuela. La polic¨ªa asegur¨® entonces que hizo todo lo que no hab¨ªa que hacer en un secuestro, se la jug¨®, pero las cosas salieron bien y su imagen p¨²blica se vio muy reforzada.
Nadie le puede negar a este pol¨ªtico conservador, parisiense de 52 a?os, su determinaci¨®n. Es la primera vez que alguien con or¨ªgenes extranjeros llega a la presidencia de la Rep¨²blica francesa: su padre era un exiliado h¨²ngaro que huy¨® del comunismo tras la II Guerra Mundial y su abuelo, Benedicte Mallah -una persona que tuvo una enorme influencia en su formaci¨®n despu¨¦s de que su padre les abandonase-, un jud¨ªo sefard¨ª de Sal¨®nica. Aunque procede de una familia burguesa y se cri¨® en barrios acomodados, no estudi¨®, como muchos dirigentes franceses, en las grandes ¨¦coles o en la ENA (Escuela Nacional de la Administraci¨®n), que ha formado generaciones de pol¨ªticos y funcionarios; sino en la Universidad Par¨ªs X, donde curs¨® Derecho, tras no poder entrar en Ciencias Pol¨ªticas.
Es, como escribi¨® recientemente en The International Herald Tribune el gran columnista estadounidense afincado en Par¨ªs William Pfaff, "una figura digna de Balzac". "Un aventurero devorado por la ambici¨®n que se abre camino en la ciudad y que, gracias a una gran habilidad y una energ¨ªa inagotable, llega hasta el objetivo que ha perseguido toda su vida. Podr¨ªa ser un hombre de derechas o de izquierdas, porque su compromiso es con el ¨¦xito", prosigue Pfaff. "Es hiperactivo, es ambicioso, es un trabajador inagotable, un workalcoholic que nunca descansa", ha escrito la periodista Anita Hausser, autora de una biograf¨ªa de Sarkozy.
Sarkozy ha sobrevivido a una campa?a centrada en criticarle sin cuartel; ha sobrevivido a errores como haber llamado "gentuza" a los j¨®venes conflictivos de los suburbios durante las revueltas cuando era, como ministro del Interior, el encargado de calmar las cosas; ha sobrevivido a sonadas traiciones pol¨ªticas, como cuando, en 1995, apoy¨® a ?douard Balladur para la presidencia frente al que hab¨ªa sido su mentor, Jacques Chirac; y ha logrado mostrarse totalmente ajeno a la pol¨ªtica de un Gobierno del que ha formado parte en las carteras de Finanzas e Interior.
La revista Marianne agot¨® en pocos d¨ªas casi 400.000 ejemplares de un n¨²mero dedicado a mostrar "el verdadero rostro de Sarkozy", en el que contaba que se deja llevar por ataques de rabia o que utiliza todo tipo de redes para controlar los medios de comunicaci¨®n, dos defectos que casi todo el mundo considera ciertos, pero que no han tenido influencia en los resultados.
Sarkozy ha basado su campa?a en el cambio y, sobre todo, en la idea de la vuelta al trabajo. "Aqu¨ª hay una Francia que trabaja, que ha sufrido mucho, pero que no se le pasa por la cabeza dedicarse a quemar coches", asegur¨® Sarkozy en un discurso, pronunciado en las Ardenas el 19 de diciembre de 2006, que muchos polit¨®logos consideran crucial.
Sarkozy, casado dos veces, la ¨²ltima con Cecilia Siganer-Alb¨¦niz, descendiente del compositor espa?ol, y padre de tres hijos, ha ocupado todos los cargos posibles en los diferentes partidos refundados, una y otra vez, por la derecha francesa -actualmente es presidente de la mayoritaria Uni¨®n por un Movimiento Popular (UMP)- y ha sido alcalde, diputado, secretario de Estado y ministro en diferentes Gobiernos desde hace d¨¦cadas. Pero ha logrado convencer a los ciudadanos de que representa una generaci¨®n nueva, una renovaci¨®n de la pol¨ªtica francesa, pese a que, salvo algunos periodos en los que ejerci¨® como abogado, no ha hecho otra cosa m¨¢s que trabajar como pol¨ªtico y no ha tenido otro objetivo que llegar a la presidencia de la Rep¨²blica.
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