En el barrio bohemio de Par¨ªs se acab¨® la risa
Los votantes mostraron decepci¨®n en la zona progresista del Marais y alegr¨ªa anticipada en el elegante distrito XVI
"?Qu¨¦ le vamos a hacer!". Todav¨ªa faltaban bastantes horas para que se conociesen los resultados oficiales de las presidenciales, pero la mayor¨ªa de los votantes del distrito III de Par¨ªs, el Marais, se mostraban ya resignados a una victoria del conservador Nicolas Sarkozy. En Boboland, el territorio de los bohemios burgueses, casi nadie esperaba una sorpresa. "Creo que va a producirse una reacci¨®n social gigantesca. Su programa no es tan peligroso en el terreno econ¨®mico, porque en este ¨¢mbito est¨¢ bastante estructurado, como en lo social", explica Patrick, un f¨ªsico, investigador universitario, de 60 a?os, ante el colegio Simone Veil, en pleno Marais, un barrio en el que S¨¦gol¨¨ne Royal obtuvo el 40% en la primera vuelta.
"?Que Royal se vuelva a Poitou-Charentes!", exclama una se?ora en un colegio electoral
En cambio, en el distrito XVI, en el Par¨ªs majestuoso y burgu¨¦s, pero nada de nada bohemio, de las mansiones, las tiendas de lujo y las grandes avenidas arboladas, las cosas se ven de una forma completamente diferente desde la ma?ana. "Que vuelva a Poitou-Charentes", exclama una mujer mientras entra con su familia en un colegio electoral situado en la avenida de George Mandel, en el coraz¨®n del distrito XVI, en el que Sarkozy roz¨® el 70% de los votos en la primera vuelta. Durante su ¨²ltimo mitin de campa?a, en Montpellier, uno de los gritos de guerra de los partidarios del dirigente conservador era "Sarkozy al El¨ªseo, S¨¦gol¨¨ne a Poitou". La candidata socialista es presidenta de la regi¨®n de Poitou-Charentes, en el centro de Francia.
"He votado a Sarkozy, pero no porque me entusiasme, sino porque mi partido no ha llegado a la segunda vuelta", explica Odile, ama de casa de 39 a?os, en referencia a Fran?ois Bayrou, el l¨ªder centrista. "Tiene las ideas mucho m¨¢s claras y es capaz de hacer muchas m¨¢s cosas", se?ala Elizabeth, una estudiante de psicolog¨ªa de 20 a?os. "Es muy posible que sus enemigos se empe?en en amargarle la victoria, que haya disturbios; pero es el ¨²nico capaz de volver a poner a Francia en marcha", asegura Luc, un empresario de 39 a?os.
Las ideas que Sarkozy ha difundido a lo largo de la campa?a aparecen una y otra vez y muchos de sus votantes est¨¢n convencidos de que es el ¨²nico pol¨ªtico capaz de poner en marcha la econom¨ªa francesa. "Hace muchos a?os que este pa¨ªs da vueltas en c¨ªrculo, hace tres d¨¦cadas que las cosas no se mueven y necesitamos un impulso", se?ala una jubilada de 80 a?os, Dominique, tras depositar su voto a favor del candidato conservador.
Gontran, de 35 a?os, y Olivier, de 57, acaban tambi¨¦n de votar por Sarkozy, pero en un escenario completamente diferente: el Ayuntamiento del Distrito III, en el Marais. "No formamos parte del color local", se?alan entre risas. En este barrio parisiense, uno de los preferidos por los intelectuales -el cineasta Olivier Assayas acaba de salir del colegio electoral-, Sarkozy no es un personaje muy popular y la resignaci¨®n es palpable. "En la primera vuelta vivimos momentos de alegr¨ªa, pero r¨¢pidamente nos dimos cuenta de que la distancia era demasiado grande, de que iba a pasar", se?ala Louis, un profesor de 35 a?os.
"Sarkozy s¨®lo habla del trabajo y del valor del trabajo, pero la vida tambi¨¦n es importante", asegura Patrick, un empleado de banca de 50 a?os. "No va a haber sorpresas. Se acab¨® el cachondeo", dice Pierre, un funcionario de 48 a?os. "Lo peor es que Sarkozy, al final, no har¨¢ nada, como Chirac, dejar¨¢ que pasen los a?os con el ¨²nico objetivo de conservar el poder", agrega ante los carteles, presentes en todos los colegios electorales, que, en el caso de Sarkozy, est¨¢n milagrosamente intactos: en muchos barrios es casi imposible ver sus affiches sin improperios o caricaturas. Pero, como dice Pierre, en el Marais se acab¨® la risa.
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