Francia elige a un conservador para el cambio
La Francia que quiere liberarse del cors¨¦ protector construido durante la segunda mitad del siglo XX para asumir los riesgos y beneficios de la globalizaci¨®n se ha impuesto a la que prefiere la tutela del Estado. Nicolas Sarkozy, de 52 a?os, conservador, se convirti¨® ayer en el presidente de la Rep¨²blica Francesa con un 53% de los votos frente al 47% de su contrincante, la socialista S¨¦gol¨¨ne Royal, de 53 a?os. En la pugna entre los dos modelos que se han batido en una intensa campa?a, ha ganado la voluntad de avanzar y tomar riesgos, frente a la protecci¨®n. "El pueblo franc¨¦s ha elegido romper con las ideas, los h¨¢bitos y los comportamientos del pasado", dijo Sarkozy.
"Voy a devolverles a los franceses el orgullo de Francia", declar¨® el nuevo presidente
Sarkozy promete "rehabilitar el trabajo, la autoridad y el m¨¦rito" en su primera intervenci¨®n tras ser elegido presidente
La participaci¨®n roz¨® el 85%, la cifra m¨¢s alta desde las presidenciales de 1981, que enfrentaron a Mitterrand y Giscard
El centrista Fran?ois Bayrou advierte contra el "poder absoluto" y llama a "equilibrar el poder en las legislativas"
El l¨ªder conservador culminaba ayer la ambici¨®n de toda su vida. Este personaje balzaquiano, que se impuso escalar la cima del mundo para convencerse de que ten¨ªa derecho a existir, arranc¨® su campa?a hace cinco a?os, tras la sorprendente elecci¨®n que enfrent¨® al ultraderechista Jean-Marie Le Pen con Jacques Chirac. Hizo la lectura correcta de lo sucedido en 2002. Para restaurar el orden republicano hab¨ªa que debilitar al Frente Nacional, rescatar para la derecha conservadora a una parte del electorado antisistema que votaba a Le Pen.
Pero adem¨¢s, para movilizar a la derecha tradicional, Sarkozy ten¨ªa que rescatar los valores cl¨¢sicos del "trabajo, el m¨¦rito, la moral y la recompensa". Sus diatribas contra los valores de Mayo del 68, sus llamamientos a desbloquear las fuerzas productivas del pa¨ªs, sus cr¨ªticas a la semana laboral de 35 horas, convertida en el origen de los problemas de competitividad y p¨¦rdida de poder adquisitivo de los franceses, estaban dirigidos al tradicional electorado conservador, pero tambi¨¦n a muchos j¨®venes que consideran que el modelo social franc¨¦s les impide satisfacer sus ambiciones. "Voy a devolverles a los franceses el orgullo de Francia, voy a rehabilitar el trabajo, la autoridad y el m¨¦rito", repiti¨® una vez m¨¢s ayer.
Y ha tenido ¨¦xito. Ya en la primera vuelta redujo a Le Pen a poco m¨¢s del 10%. Ayer, ensanch¨® la brecha. Los electores del l¨ªder ultraderechista no siguieron la consigna de su l¨ªder, que les hab¨ªa pedido abstenerse. Los primeros sondeos se?alaban que un 66% vot¨® por Sarkozy, un 15% por Royal y s¨®lo el 19% se qued¨® en casa. Para ello, el nuevo presidente franc¨¦s recuper¨® durante la campa?a todos los temas cl¨¢sicos que agitaba el l¨ªder del FN; especialmente la inmigraci¨®n, la identidad y el patriotismo. "Francia ha votado contra una nueva cat¨¢strofe socialista", se limit¨® a decir Le Pen para justificar su fracaso.
Con Sarkozy, que anoche cen¨® en un restaurante de los Campos El¨ªseos con su mujer, Cecilia, y algunos colaboradores, se acaba el viejo gaullismo de tintes sociales para dar paso a un modelo de econom¨ªa de mercado sin adjetivos. Esta elecci¨®n tambi¨¦n transforma el espectro pol¨ªtico. El FN puede desangrarse m¨¢s r¨¢pidamente de lo que pudiera parecer. Y la emergencia del candidato centrista Fran?ois Bayrou podr¨ªa contribuir a la ruptura de un Partido Socialista que deber¨¢ preguntarse cu¨¢l es su lugar en Francia. "El poder absoluto puede ser muy confortable", dijo ayer Bay-rou, "se puede hacer lo que se quiere, no hay oposici¨®n. Pero es s¨®lo apariencia, porque tampoco hay nadie que pueda impedir equivocarse. Hay que equilibrar el poder. ?ste es el envite de las legislativas".
La dureza de la campa?a pas¨® a segundo plano. La participaci¨®n, que roz¨® el 85%, la m¨¢s alta desde 1981, muestra que pese a la claridad de su victoria, ning¨²n presidente puede prescindir de los millones y millones de franceses que votaron por Royal, y m¨¢s concretamente en contra suyo. Por eso, en su primer discurso se dirigi¨® a la derrotada candidata socialista -con la que ya hab¨ªa hablado por tel¨¦fono- y a sus electores. "Le quiero decir a Royal que tengo respeto por ella y por sus ideas con las que tantos franceses se han identificado", dijo. Y a los que silbaban desde una parte de la sala les replic¨®: "Respetar a Royal es respetar a los millones de franceses que han votado por ella. Un presidente de la Rep¨²blica debe serlo de todos los franceses. Hay una sola Francia. Ser¨¦ el presidente de todos los franceses. ?sta no es la victoria de una Francia contra otra; es la victoria de la democracia".
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