Una primera dama muy especial

Si la esposa del presidente Val¨¦ry Giscard d'Estaing correspond¨ªa a la imagen t¨®pica de la media costilla de un franc¨¦s rico, liberal y de derechas; si la esposa del general De Gaulle era perfecta para estar al lado de un gran militar; si la aristocr¨¢tica Bernardette Chirac le ha perdonado a su marido las infidelidades como a un chico que no acaba de crecer, y si Dani¨¨lle supo ser el plus de rojer¨ªo del maquiav¨¦lico Mitterrand, Cecilia Sarkozy -como en su d¨ªa madame Pompidou- rompe con el t¨®pico de que detr¨¢s de todo gran hombre hay una mujer. Ella tambi¨¦n quiere estar delante.

Nicolas Sarkozy, como alcalde de Neuilly, cas¨® a Cecilia en primeras nupcias con Jacques Martin, un presentador de televisi¨®n que la doblaba en edad. Parece que el d¨ªa mismo de la boda, Cecilia y Nicolas ya se gustaron. Pero esa simpat¨ªa inmediata tard¨® en materializarse. Hizo falta que Jacques Martin muriera para que ella, con sus dos hijas, se casara por fin con ¨¦l, tambi¨¦n con dos hijos de su anterior esposa. De esas segundas nupcias naci¨® Louis, que hoy tiene seis a?os.

Cecilia Sarkozy aparece y desaparece, tanto de la vida pol¨ªtica francesa como de la vida sentimental del presidente electo. Hace ya casi dos a?os Cecilia se hart¨® de estar en un segundo plano y se fue con el publicitario Richard Attias, primero a Petra (Jordania), luego a Nueva York, para acabar en la primera p¨¢gina de un semanario. Mientras la esperaba, Sarkozy se consol¨® con una periodista de Le Figaro. Desde que vuelven a vivir juntos, el car¨¢cter fluctuante de la presencia de Cecilia es un problema para la imagen de Sarkozy, aunque ¨¦ste ha dicho: "Se elige a un candidato, no a una familia, pero Cecilia tiene que desempe?ar un papel en esta presidencia".