Mujeres agotadas, hombres duros
El sexo influye en la propia percepci¨®n de la salud y en el uso de los servicios sanitarios
Las mujeres viven m¨¢s a?os que los hombres aunque, seg¨²n su percepci¨®n, parece que peor. Al menos as¨ª lo sugieren algunos estudios que han valorado la apreciaci¨®n de la salud que tienen los hombres y mujeres. El ¨²ltimo, realizado en la Escuela Andaluza de Salud P¨²blica (EASP), concluye que, independientemente de la condici¨®n social o econ¨®mica, el g¨¦nero afecta a la salud.
Los hombres se hacen los fuertes y sobrevaloran su salud, pero toleran peor la enfermedad
Las mujeres, con independencia de la edad, creen tener peor salud que los hombres
"Yo no tengo salud, me he pasado toda la vida trabajando a un ritmo muy fuerte, dentro y fuera de casa", respond¨ªa una de las mujeres entrevistadas en el citado informe. Su conclusi¨®n es que, m¨¢s all¨¢ de las diferencias biol¨®gicas, los papeles asumidos por mujeres y varones en la sociedad y asignados en funci¨®n del g¨¦nero influyen en la distinta percepci¨®n que se tiene de la salud. Las mujeres, especialmente a partir de los 45 a?os, valoran peor que los hombres su estado de salud. "El 20% de los varones considera que su salud no es buena frente a un 40% de mujeres", asegura Mar¨ªa del Mar Garc¨ªa Calvente, coordinadora del trabajo de la EASP.
El estado de salud percibido es uno de los indicadores m¨¢s utilizados en el an¨¢lisis de las desigualdades sociales. La Encuesta Nacional de Salud considera que la percepci¨®n de la salud, obtenida a trav¨¦s de las impresiones del individuo, proporciona un elemento indispensable en la medici¨®n de la salud y es un reflejo de distintos factores sociales, ambientales y estilos de vida que van m¨¢s all¨¢ del sistema sanitario. Para Carme Borrel, de la Agencia de Salud P¨²blica de Barcelona, esta medida subjetiva de la salud ha demostrado ser un buen predictor de la esperanza de vida, de las complicaciones asociadas a las enfermedades, de la mortalidad y de la utilizaci¨®n de servicios sanitarios.
Aunque la noci¨®n de salud ha evolucionado y se ha pasado de un concepto ligado a la ausencia de enfermedad a entenderlo como un bienestar, su percepci¨®n es muy subjetiva. "La salud es un estado de ¨¢nimo, un sentimiento que expresa cada individuo sobre s¨ª mismo", asegura Garc¨ªa Calvente. La tendencia en los ¨²ltimos a?os apunta hacia una mejora en la percepci¨®n de la salud entre la poblaci¨®n espa?ola, pero todav¨ªa hoy las mujeres con m¨¢s de 45 a?os siguen teniendo una peor apreciaci¨®n de su salud que los varones. Las diferencias, desvela un informe de la Sociedad Espa?ola de Salud P¨²blica y Administraci¨®n Sanitaria (Sespas), se acent¨²an en funci¨®n de la edad; as¨ª, en los mayores de 64 a?os, la percepci¨®n de mala salud es del 55,1% en los hombres y del 67% en las mujeres. En general, las mujeres, independientemente de la edad, afirman tener peor salud que los hombres.
Estas diferencias entre hombres y mujeres no vienen dadas ¨²nicamente por las diferencias biol¨®gicas, sino principalmente por las desigualdades sociales y econ¨®micas que existen entre sexos. Seg¨²n Carme Borrell, est¨¢n asociadas a los distintos roles que mantienen hombres y mujeres, de manera que "las condiciones laborales est¨¢n muy relacionadas con la salud", y en las mujeres "la doble carga del trabajo fuera y dentro del hogar tiene un efecto negativo sobre su salud". Las mujeres afirman tener un peor estado de salud, sufren limitaciones por problemas de salud con mayor frecuencia, padecen m¨¢s trastornos cr¨®nicos y sobre todo trastornos como depresi¨®n, artrosis o problemas reum¨¢ticos. "Otros trastornos son, en cambio, m¨¢s prevalentes en los hombres, como el asma y las enfermedades del coraz¨®n", indica Borrel. Es un hecho, apunta Javier del Toro, que las mujeres padecen en mayor medida enfermedades cr¨®nicas que son m¨¢s dolorosas, como lumbalgias o fibromialgias. "En mi consulta de reumatolog¨ªa m¨¢s de un 80% son mujeres", dice el reumat¨®logo del complejo hospitalario Juan Canalejo de La Coru?a.
Esta idea de la salud hace que las mujeres acudan con mayor frecuencia a los servicios sanitarios. Este dato, se?ala Garc¨ªa Calvente, "tambi¨¦n puede explicarse porque se preocupan m¨¢s por las enfermedades, debido al papel cuidador que tradicionalmente vienen desempe?ando". As¨ª, hablan de una medicalizaci¨®n de sus condiciones de vida. ?ste es el caso de Carmen, que vive una fuerte sobrecarga al cuidar de dos familiares y reivindica que no todo se cura con medicamentos. "?De qu¨¦ me sirve tomarme pastillas si no puedo descansar, si no puedo dormir...? Seg¨²n Garc¨ªa Calvente, los servicios sanitarios de atenci¨®n primaria se acaban convirtiendo en un "colch¨®n del malestar" de las mujeres que "en muchas ocasiones no resuelven el problema. Sin embargo, en general, las mujeres est¨¢n satisfechas con la respuesta de los servicios sanitarios".
?Y los hombres? "Sobrevaloran su salud, responden al estereotipo masculino que les demanda la sociedad; duros y fuertes", apunta Garc¨ªa Calvente. En realidad, los hombres se ocultan tras el estereotipo, aunque cuando enferman lo pasan mal. "No soy una persona que enferme mucho. Soy muy duro, pero cuando caigo me tengo que meter en la cama tres o cuatro d¨ªas", comentaba uno de los hombres que particip¨® en la encuesta de la EASP. Muy diferente de lo que respondi¨® una de las mujeres: "Yo, fatal... Muy cansada, por no saber qu¨¦ har¨¢ mi hijo, cuidar a mi madre... son muchas cosas".
Adem¨¢s, cuando son preguntados sobre la vulnerabilidad a enfermar, hombres y mujeres responden que ¨¦stas son m¨¢s d¨¦biles, pero tambi¨¦n coinciden en que los varones toleran peor la enfermedad. Dice Carme Borrel que muchos estudios han analizado si la vulnerabilidad de las mujeres se debe a que lo reconocen m¨¢s o a que realmente se sienten peor. La respuesta implicar¨ªa una combinaci¨®n de ambas opciones. "La salud es diferente porque existen factores biol¨®gicos que inciden sobre ella, pero tambi¨¦n es desigual porque hay par¨¢metros sociales que establecen diferencias injustas y evitables en la salud de hombres y mujeres".
Y tambi¨¦n se ha documentado que la salud percibida en funci¨®n del g¨¦nero impacta en el mundo laboral. Seg¨²n un informe del Observatorio de la Salud de la Mujer, en 2003, un 21,7% de los hombres declar¨® haber estado limitado en su actividad habitual durante m¨¢s de 10 d¨ªas en el ¨²ltimo a?o, mientras que en las mujeres, este porcentaje se situ¨® en el 25,9%. Los datos muestran diferencias sobre la limitaci¨®n de actividad en funci¨®n de la edad, y sobre todo el absentismo laboral es mayor en las mujeres que en los hombres en todos los grupos de edad.
Para Garc¨ªa Calvente, ambos estereotipos de g¨¦nero son negativos, "tanto para hombres como para mujeres". Las mujeres agotadas, de edad media y mayores, a la hora de hablar de su salud lo hacen desde el punto de vista de agotamiento. "Son un grupo heterog¨¦neo: mujeres cuidadoras de personas dependientes, con doble jornada laboral o con duras condiciones de trabajo que describen su experiencia como un c¨ªrculo vicioso, porque son situaciones que les roban su tiempo libre y les agotan de manera continua". Los "duros" hombres, cuando hablan de su salud se refieren a "excesos en el consumo de sustancias" y "tienen un modelo de vida centrada en el empleo".
Empleo, trabajo dom¨¦stico o clase social son determinantes en la percepci¨®n de la salud de hombres y mujeres. Pero, seg¨²n Javier del Toro, existe en las mujeres "una autoexigencia permanente" en todos sus actos diarios. "El nivel de autoexigencia de las mujeres es enorme. Siempre tienen que demostrar que son las mejores y que est¨¢n capacitadas, sobre todo en el mundo laboral". Y esto, reconoce, mantiene al organismo en un estado de tensi¨®n constante que altera la percepci¨®n de la salud y "acaba influyendo en las relaciones familiares, afectivas...".
Y hay un ¨²ltimo dato que da que pensar. Seg¨²n un informe de la Agencia de Salud P¨²blica de Barcelona, las mujeres que viven en pareja perciben peor su salud: ("Asumen un papel relevante en el mantenimiento y tratamiento de los que conviven en la casa"), mientras que las divorciadas o separadas tienen una percepci¨®n de la salud igual o superior a las de los hombres. Las razones est¨¢n por determinar, pero parece que la separaci¨®n refuerza a las mujeres.
La salud tambi¨¦n va por barrios
No todos los espa?oles tienen la misma percepci¨®n sobre su salud. Los peores, los canarios, los gallegos y los castellano-manchegos (el 32% de los varones y m¨¢s del 41% de las mujeres). Los mejores, los de Castilla y Le¨®n, Navarra, Arag¨®n y la Comunidad Valenciana (24% y 30% en hombres y mujeres, respectivamente). "Siempre son las mujeres las que declaran una peor percepci¨®n de la salud", dice Carme Borrel, de la Agencia de Salud P¨²blica de Barcelona.
Los datos son de un informe del Observatorio para la Salud de la Mujer realizado por Maica Rodr¨ªguez, Paloma Carrillo y Carme Borrell, y muestran que, independientemente de las desigualdades entre individuos, "existen variaciones geogr¨¢ficas en los indicadores de salud relacionadas con los recursos sociales, econ¨®micos y sanitarios que dispone cada regi¨®n". Las comunidades del sur y oeste, como Canarias, Andaluc¨ªa, Extremadura y Galicia presentan peores resultados en salud, tanto relacionados con la salud percibida como en trastornos cr¨®nicos, sobre todo en mujeres. Este patr¨®n se repite en algunos estilos de vida, como la obesidad y el sedentarismo. Por el contrario, las de mayor nivel socioecon¨®mico, las del norte del pa¨ªs, como Navarra, La Rioja y Cantabria presentan en general mejores indicadores de salud y estilos de vida.
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