"Entre usted y algo bueno le suceder¨¢"
Las iglesias evang¨¦licas se llenan a diario en Brasil con la promesa de resultados inmediatos
"Entre aqu¨ª, algo bueno le suceder¨¢", reza un cartel situado junto a un puente surcado a toda velocidad por miles de veh¨ªculos al d¨ªa. El letrero se erige junto a una inmensa tienda de campa?a de estructura semir¨ªgida que constituye la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios, en el barrio paulista de Santana. En el interior, denominado oficialmente "Tienda de los milagros" se alinean perfectamente cientos de sillas blancas que casi todos los d¨ªas son ocupadas casi al completo por hombres y mujeres que, si no un milagro, al menos buscan "algo bueno". Tras dos horas de c¨¢nticos, palmas, exclamaciones y algunas monedas versadas en el cepillo, los seguidores de esta confesi¨®n pentecostal abandonan satisfechos la tienda y vuelven a zambullirse en el tr¨¢fico pasando junto al campanario del Santuario das Almas, una parroquia cat¨®lica a esa hora vac¨ªa. ?sta es la situaci¨®n que pretende revertir Benedicto XVI con la llamada de atenci¨®n al episcopado latinoamericano que pronunciar¨¢ el pr¨®ximo domingo en Aparecida, a unos 200 kil¨®metros de S?o Paulo.
"Aqu¨ª he encontrado soluci¨®n a mis problemas", destaca una anciana que ha caminado m¨¢s de media hora para llegar a la carpa y que absorbe cada palabra que desde el escenario pronuncia un obispo vestido de traje y corbata. La mujer al igual que otros cientos de personas sigue al dedillo las invitaciones del oficiante, conoce todas las canciones y deposita monedas cuando se lo indican. Tiene hijos descarriados "buenos chicos que no han encontrado a Cristo" y un marido que prefiere el bar al culto. Un joven pastor, impecablemente vestido, de la decena que se reparten por los pasillos advierte que hay charla entre los fieles y amablemente inquiere qu¨¦ pasa. La ceremonia puede parecer espont¨¢nea, pero el control es total.
"Tenemos cuatro cultos entre semana que se celebran de noche, duran unas dos horas y re¨²nen una media de 1.500 personas. Los domingos nos reunimos ma?ana y tarde, y naturalmente vienen m¨¢s", explica Lelis Washington Marinhos, Pastor Auxiliar de la Iglesia Asamblea de Dios. Su templo es un moderno edificio que se levanta en el barrio de Bel¨¦m, una zona de f¨¢bricas y obreros de la capital paulista venida a menos. Desde all¨ª se controla la actividad de otros 2.000 templos m¨¢s peque?os diseminados por S?o Paulo.
El rito es parecido. Se repiten una y otra vez frases como "el sufrimiento se ha terminado" o "abran las puertas a la alegr¨ªa". Tambi¨¦n los c¨¢nticos, exhortaciones, testimonios. Por supuesto hay un grupo de pastores pulcramente vestidos que tratan con firmeza, pero exquisita amabilidad a todo el mundo. Y la iglesia est¨¢ llena. "Es obvio que la iglesia cat¨®lica busca con la visita del Papa afirmarse en una posici¨®n que est¨¢ perdiendo", opina el pastor Lelis quien coincide con la jerarqu¨ªa cat¨®lica en una parte de su an¨¢lisis. "Muchos son considerados cat¨®licos por tradici¨®n familiar, pero en la realidad no practican".
En un pa¨ªs donde el 98% de la poblaci¨®n -seg¨²n una encuesta aparecida el pasado domingo- asegura creer en Dios pero cada vez son m¨¢s las personas que pasan a las filas evang¨¦licas. En los ¨²ltimos tiempos han surgido figuras como Marcelo Rossi, un sacerdote de alzacuellos y guitarra el¨¦ctrica, convertido ya en un personaje medi¨¢tico o Antonio Kater, considerado como el jefe de marketing de los cat¨®licos, un militante del Movimiento de Renovaci¨®n Carism¨¢tica quien asegura que "la Iglesia tiene dos mil a?os porque tiene el mejor logotipo: la cruz, el mejor outdoor, la torre del campanario y un gran producto: la salvaci¨®n". A Ratzinger no le gustar¨¢ la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n pero est¨¢ por ver que apruebe esta nueva estrategia.
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