Confusi¨®n tributaria
La competencia fiscal ha llegado al impuesto de sucesiones y donaciones. No es precisamente la figura tributaria por la que m¨¢s se recauda, pero constituye una nueva pieza en esa batalla por sacar ventaja del desmantelamiento tributario que est¨¢ realiz¨¢ndose en algunas comunidades aut¨®nomas, la de Madrid de forma destacada. Su supresi¨®n beneficia, como es l¨®gico, a los que tienen patrimonios significativos que donar, a costa, claro est¨¢, del presupuesto de gastos y prestaciones. A costa de la distribuci¨®n y de la igualdad de oportunidades. El impuesto de sucesiones, si bien cedido a las CC AA, es un tributo estatal; aunque cada autonom¨ªa lo gestione, el Estado debe fijar las condiciones b¨¢sicas, entre otras razones para evitar que se ensanchen las desigualdades territoriales o se definan privilegios de nuevo cu?o.
La racionalidad de esa supresi¨®n es discutible. Es cierto que su vigencia constituye una forma de redistribuci¨®n que suaviza la acumulaci¨®n de riqueza en pocas manos, sin m¨¢s justificaci¨®n que los v¨ªnculos familiares. La mera transmisi¨®n por herencia de la totalidad de patrimonios o imperios empresariales no favorece esa libre entrada y salida de empresas tan necesaria para la modernizaci¨®n y competitividad de las modernas econom¨ªas. Eliminar el impuesto es equivalente a acentuar el dominio de unas ¨¦lites econ¨®micas, las de los herederos, sustentadas en los libros de familia como ¨²nico m¨¦rito. Con independencia de su magnitud, es el t¨ªpico asunto en torno al que los representantes pol¨ªticos deber¨ªan pronunciarse, no dar la callada por respuesta como ha ocurrido hasta ahora.
Un debate de esas caracter¨ªsticas deber¨ªa ser previo al desbarajuste auton¨®mico en relaci¨®n a este impuesto. Una cosa es que haya un grado de descentralizaci¨®n importante en Espa?a y otra el descontrol que se est¨¢ produciendo. Lleva raz¨®n el consejero catal¨¢n Antoni Castells cuando reclama orientaci¨®n y m¨ªnimos por parte del Gobierno del Estado. En primer lugar, porque es su obligaci¨®n; pero tambi¨¦n porque se est¨¢n produciendo situaciones de arbitraje entre autonom¨ªas a la hora de situar patrimonio, fundamentalmente activos inmobiliarios, con el fin de colocarlos en donde en mayor medida se haya desmantelado ese impuesto.
El espect¨¢culo es triste. Va a resultar que somos m¨¢s r¨¢pidos en desmantelar la Hacienda p¨²blica (inferior a la media de la UE, recu¨¦rdese) que en modernizar la econom¨ªa y reducir las muy acusadas desigualdades que siguen existiendo en este pa¨ªs en la disposici¨®n de renta y riqueza.
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