Preservar¨ªa mi barrio
Yo formo parte de un lugar en el que existe la posibilidad de percibir de un solo vistazo la dulce dictadura del arte natural, puro y org¨¢nico.
Esa energ¨ªa universal que se esconde y huye de las causas abstractas, bab¨¦licas y tit¨¢nicas, para luego resurgir con fuerza desde lo m¨¢s profundo de "sa nostra terra", hasta el coraz¨®n de la peque?a y fr¨¢gil flor de almendro, all¨¢ en el veranillo de San Mart¨ªn.
Mis hermanos y yo lo sabemos desde ni?os. Si hay algo que desespera a la parroquia es no poder clasificarte. Les incomoda, se sienten amenazados, necesitan fidelidad y pleites¨ªa, poseerte. Est¨¢s siempre en la antesala de la sospecha y es cuando viene todo aquello de...
-Y t¨² qu¨¦ haces cantando coplas...y ahora de repente por qu¨¦ hablas en catal¨¢n...y por qu¨¦ nos hablas en espa?ol... pero por qu¨¦ cantas en ingl¨¦s... ?Pero co?o t¨² te sientes espa?ola o no!
?Que qu¨¦ haces en estos casos? Callas, sonr¨ªes y miras para dentro.
Entonces un d¨ªa te encuentras negra, africana, mallorquina del barrio de la Paloma, coplera, blusera, housera, "ambidiestra"... y tocada con una peluca, en Las Vegas, imitando a Tina Turner de casino en casino mientras el churumbele espera en casa. Y piensas: ?Uf! ?V¨¦rtigo!
Los que somos as¨ª, cruzados por mil heridas, nos refugiamos a menudo en el silencio y nos identificamos sobre todo con lo m¨¢s cercano, lo cotidiano. Ese cafetito en el Triquet (?Ay! el Triquet), las bragas de a veinte duros de Pere Garau, el Pont des tren (ahora convertido en un simple decorado), peregrinar desde la Porta de Sant Antoni hasta Can Joan de S'Aigo y no poder entrar a tomarse un chocolate, serpentear en silencio por la calle Miramar y encontrarse de sopet¨®n el mar, desnudo, golpe¨¢ndote en la frente.
?Mi patria. Mi ciudad!, ?y del barrio de la Paloma al universo! En ese paisaje transita el alma de mi mundo. Si yo fuera alcaldesa de Palma preservar¨ªa esas peque?as cosas. No la ciudad de relumbr¨®n, superlativa, oronda, esa franquicia que dise?an ej¨¦rcitos de ejecutivos postmodernistas a base de grandes intervenciones "emblem¨¢ticas". No, mi ciudad es la de las peque?as cosas. Cosas que nos identifican. Gestos que nos reafirman. Aquello que nos es com¨²n y que nos hace saber que estamos en casa. El lugar en el que late, casi imperceptiblemente, el pulso de mi mundo.
De todas formas, mis intereses y mi latido vital est¨¢n muy lejos de ninguna alcald¨ªa... de ninguna pol¨ªtica... de ninguna norma... prefiero vivir en el arte y en el aire.
Concha Buika es cantante.
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