Adivina adivinanza
Vamos a ver si es verdad que una imagen vale m¨¢s que mil palabras. Observen atentamente al individuo de la foto y supongan que tienen que adivinar qui¨¦n es o a qu¨¦ dedica el tiempo libre. Si me permiten un consejo, comiencen diciendo lo que no es, para descartar lo obvio. No es, por ejemplo, el presidente de Greenpeace ni de M¨¦dicos sin Fronteras. Tampoco tiene pinta de ser un te¨®logo de la liberaci¨®n. No parece un catedr¨¢tico de literatura comparada ni un poeta de la experiencia (ni siquiera un poeta de la inexperiencia). No es un miembro de la Real Academia de Ciencias Morales. Tampoco un historiador, ni un acuarelista ni un relojero. ?Un ginec¨®logo? Ni de broma. ?Un investigador? Estamos hablando en serio, digamos cosas veros¨ªmiles.
-Ya s¨¦, es una se?ora fea.
-Pues no, tampoco es una se?ora fea.
-Lo dec¨ªa por ese dedo que parece llevarse a los labios, solicitando silencio, como la enfermera que hay en las paredes de los hospitales.
-Si ustedes pusieran ese rostro en las paredes de los hospitales, los enfermos se arrojar¨ªan de las camillas, para estrellarse contra el suelo y morir. F¨ªjense que al tiempo de solicitar silencio con la mano izquierda se lleva la derecha al lugar donde algunos esconden la pistola, como diciendo que o se calla usted o saca la pipa.
-Es verdad, los enfermos se morir¨ªan de miedo.
-Adem¨¢s, no estamos seguros de que est¨¦ ordenando callar al personal. La expresi¨®n de ese dedo admonitorio, a juego con el gesto de los labios, sugiere m¨¢s bien una amenaza.
-?Podr¨ªamos decir de esos labios que resultan untuosos?
-?En el sentido literal? ?De grasientos?
-M¨¢s bien en un sentido figurado, como si la untuosidad fuera una condici¨®n moral.
-De acuerdo, s¨ª.
-En tal caso, podr¨ªa tratarse perfectamente de un obispo.
-?Qu¨¦ clase de obispo?
-De los que han participado en las manifestaciones franquistas de estos ¨²ltimos a?os. Uno de ellos llevaba unas gafas de sol id¨¦nticas. Le pone una sotana y podr¨ªa ser perfectamente el presidente de la Conferencia Episcopal.
-Est¨¢ bien tra¨ªdo, pero no es un obispo.
-?Y un cardenal?
-Tampoco.
-Pues no caigo.
-Este se?or es Carlos Fabra, el presidente provincial del PP y de la Diputaci¨®n de Castell¨®n. El protagonista del caso Fabra, por favor, si ha salido en todas partes.
-?Est¨¢ imputado por tr¨¢fico de influencias, cohecho, negociaciones prohibidas y fraude fiscal?
-Exactamente.
-?Y el PP de la regi¨®n lo apoya a muerte?
-En efecto.
-Pues, ahora que lo dice, s¨ª tiene cara de estar apoyado por el PP.
-Es lo que se?al¨¢bamos al principio, que una imagen vale m¨¢s que mil palabras.
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