El espejo deformante de la crispaci¨®n
DEC?A MIQUEL ROCA, en un acto de la Fundaci¨®n Alternativas en Barcelona, que uno de los efectos negativos de la crispaci¨®n es que reduce el impacto de la corrupci¨®n. Efectivamente, convertida la pol¨ªtica en una batalla de reproches pintados con brocha gorda, la ciudadan¨ªa tiende a pensar que las acusaciones de corrupci¨®n forman parte del espect¨¢culo. Y las coloca en las estanter¨ªas de las falsedades, las mentiras y las calumnias. Si un partido es capaz de acusar a otro de connivencia con ETA o de relaci¨®n con el atentado del 11-M, para se?alar los disparates m¨¢s sonoros que hemos o¨ªdo en los ¨²ltimos tiempos, ?por qu¨¦ la ciudadan¨ªa ha de pensar que dice la verdad cuando le acusa de corrupci¨®n?
Ante esta situaci¨®n, muchos ciudadanos toman el camino de en medio: qu¨¦ m¨¢s da, todos son iguales, todos van por la pasta. Lo cual, adem¨¢s de injusto para muchos pol¨ªticos, no hace m¨¢s que aumentar la desconfianza entre la ciudadan¨ªa y sus representantes. Entre las adhesiones incondicionales de las fuerzas de choque de los crispadores y la reactiva conversi¨®n de los pol¨ªticos en chivos expiatorios de todos los males deber¨ªa haber un espacio para la ciudadan¨ªa cr¨ªtica, como base indispensable para una democracia de calidad: deliberaci¨®n y confianza. Pero para ello, los pol¨ªticos deber¨ªan ayudar un poco m¨¢s. Y desde luego su contribuci¨®n no s¨®lo es nula, sino que es profundamente negativa cuando presentan a las elecciones, como est¨¢ ocurriendo en las listas para el 27 de mayo, a muchos candidatos con problemas con la justicia. Tanto el PP como el PSOE, m¨¢s el primero que el segundo, es cierto, pero s¨®lo es un matiz, los tienen en sus candidaturas. Lo cual hace inevitable una pregunta: ?qu¨¦ tienen o qu¨¦ saben estos se?ores candidatos, que sus partidos no se atreven a quitarlos de las listas? ?O tendremos que entender que los partidos dan por hecho que la corrupci¨®n est¨¢ amortizada a ojos de la opini¨®n p¨²blica y hay margen para la impunidad? ?Qu¨¦ credibilidad tienen entonces las llamadas a la tolerancia cero en materia de corrupci¨®n?
La crispaci¨®n degrada realmente la vida democr¨¢tica, y por eso es tan irresponsable ponerla en marcha (PP) como alimentarla para arrinconar al adversario en la extrema derecha (PSOE). Pero, adem¨¢s, en la medida en que oculta y banaliza la corrupci¨®n, el n¨²mero de interesados en que la crispaci¨®n siga aumenta imparablemente. Y la dificultad de resolver un problema pol¨ªtico -la crispaci¨®n, en este caso- es directamente proporcional al n¨²mero de gente que se beneficia de ¨¦l. Me temo que hay mucha gente interesada en que el ruido contin¨²e.
La corrupci¨®n tiene mucho que ver con la vida municipal. Ser¨ªa l¨®gico que se hablara en esta campa?a de los modos de proteger los municipios de la agresi¨®n de los corruptores -no se olvide nunca que no hay corrupto sin corruptor- y de las amistades peligrosas, entre pol¨ªtica y dinero a costa de la urbanizaci¨®n masiva de determinadas zonas del pa¨ªs. Pero probablemente se pasar¨¢ de puntillas sobre ello, porque la crispaci¨®n est¨¢ en otra parte: en la cuesti¨®n vasca, en la participaci¨®n de Batasuna en las elecciones. Y la crispaci¨®n es la que manda en la pol¨ªtica espa?ola. El monopolio que la cuesti¨®n terrorista ejerce sobre la escena pol¨ªtica ten¨ªa una sola ventaja: hab¨ªa frenado la demagogia reaccionaria sobre la inmigraci¨®n. Ya ni siquiera ¨¦sta: el PP catal¨¢n de Josep Piqu¨¦ tiene el dudoso honor de haber abierto la puerta a la entrada de la xenofobia en campa?a, con un v¨ªdeo sobre la ciudad de Badalona.
La crispaci¨®n es un espejo deformante de la realidad. En el debate electoral con S¨¦gol¨¨ne Royal, Nicolas Sarkozy puso a Espa?a por tres veces como ejemplo de las cosas que piensa hacer como presidente. ?Qu¨¦ hubiese pensado Sarkozy si al d¨ªa siguiente hubiera visto la prensa espa?ola con un tema com¨²n en todas las portadas: las listas de Batasuna? ?Es ¨¦sta la verdadera realidad de Espa?a? La crispaci¨®n no deja siquiera espacio para el sentido com¨²n. El Rey habla de Irlanda e insin¨²a que, en estos casos, merece la pena "intentarlo", y se le acusa de romper su neutralidad. Y el Rey a?ade otra cosa m¨¢s importante, que ha pasado m¨¢s desapercibida: "Si se consigue, se consigue". Es la raz¨®n por la cual la mayor¨ªa de los ciudadanos son siempre condescendientes con el que lo intenta. Aunque la crispaci¨®n lo nuble todo.
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