Wolfowitz reta al Banco Mundial
El presidente del organismo multilateral se defender¨¢ con el argumento de que no actu¨® de mala fe al subir el sueldo de su novia
El esc¨¢ndalo que amenaza la permanencia de Paul Wolfowitz al frente del Banco Mundial est¨¢ colocando al organismo ante una dif¨ªcil encrucijada. En el centro de la crisis est¨¢ el aumento de sueldo del que se benefici¨® su novia, Shaha Riza, antes de ser transferida al Departamento de Estado para evitar un conflicto de intereses. El consejo ejecutivo del banco prepara desde el viernes una resoluci¨®n en la que podr¨ªa expresar su p¨¦rdida de confianza en el liderazgo de Wolfowitz. Su abogado, Robert Bennet, presentar¨¢ ante ese mismo consejo pruebas de que no ha habido ni mala fe ni conflicto de intereses por parte de Wolfowitz, seg¨²n la prensa estadounidense.
La controversia, sin embargo, pone en evidencia las deficiencias de una instituci¨®n que no se ha adaptado a la nueva realidad en la escena global.
Fuentes del Banco dicen que se est¨¢ buscando una salida "honrosa" para Wolfowitz
Wolfowitz no recib¨ªa tanta atenci¨®n desde que el presidente de EE UU, George Bush, le propuso hace dos a?os como su candidato a la presidencia del Banco Mundial. Y aunque su controvertido perfil despert¨® dudas por ser el arquitecto de la intervenci¨®n militar en Irak, ning¨²n pa¨ªs se opuso entonces a su nombramiento. La aparente pasividad era fruto de una regla no escrita por la que EE UU se queda con la gerencia de la instituci¨®n y Europa con la del Fondo Monetario Internacional.
La situaci¨®n ha cambiado y la presi¨®n para que el ex halc¨®n del Pent¨¢gono abandone el organismo no ceja, mientras se pide un cambio de reglas para hacer el proceso de selecci¨®n del presidente m¨¢s democr¨¢tico. La conclusi¨®n del panel especial que ha investigado el supuesto caso de favoritismo, no ha hecho m¨¢s que a?adir le?a al fuego. El informe, de 600 p¨¢ginas, afirma que el presidente fue m¨¢s all¨¢ de sus responsabilidades cuando se implic¨® en la negociaci¨®n del sueldo de la antigua funcionaria con la que mantiene una relaci¨®n sentimental.
Aunque parezca contradictorio con su misi¨®n, el trabajo de funcionario en el Banco Mundial es uno de los m¨¢s codiciados entre las instituciones internacionales, por su alta remuneraci¨®n. La n¨®mina de Shaha Riza es un ejemplo. La empleada del servicio de comunicaci¨®n de la entidad cobraba 133.000 d¨®lares (98.000 euros) libres de impuestos antes del pol¨¦mico aumento de sueldo, del 36%.
Las reglas del Banco permiten compensar a los empleados que dejan la instituci¨®n de forma involuntaria. Es el caso de Riza, que fue trasladada al Departamento de Estado tres meses despu¨¦s de la llegada de Wolfowitz. El presidente atribuye la controversia a un problema de comunicaci¨®n y a unas reglas ¨¦ticas que inducen a confusi¨®n. El informe reconoce que las directrices son poco claras.
La crisis surge en un momento poco oportuno para el Banco Mundial. El organismo se encuentra sumido este a?o en una compleja campa?a para recaudar los fondos que los pa¨ªses ricos destinan a financiar los programas de desarrollo y de lucha contra la pobreza, claves para conseguir los Objetivos del Milenio de la ONU. Es un ejercicio que se repite cada tres a?os y pretende recaudar en torno a 28.000 millones de d¨®lares (20.700 millones de euros).
Europa est¨¢ preocupada por el impacto de esta crisis en la credibilidad del organismo y juega con una baza importante para hacer valer su posici¨®n, porque en su conjunto moviliza pr¨¢cticamente la mitad de estos fondos. Alemania, Francia y Reino Unido quieren que el problema creado por Wolfowitz se resuelva r¨¢pido, antes de la celebraci¨®n del foro sobre ?frica en Berl¨ªn. Washington controla el 16,4% de los votos en el consejo ejecutivo del organismo, lo que le da poder de bloqueo. El Banco Mundial es un organismo que permite a la Administraci¨®n de Bush ejercer lo que se denomina como "diplomacia suave". Es decir, la Casa Blanca utiliza la ayuda que se canaliza a trav¨¦s de la entidad para impulsar sus principios neoconservadores en el ¨¢mbito de la planificaci¨®n familiar y del medio ambiente. La divisi¨®n, sin embargo, se constata tambi¨¦n en EE UU, donde el ex halc¨®n del Pent¨¢gono cuenta cada vez con menos apoyos.
El presidente, George Bush, y el vicepresidente, Dick Cheney, apoyan sin fisuras a su fiel, y la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, est¨¢ inmersa en una campa?a de ¨²ltimo minuto para salvar su cabeza. El Partido Dem¨®crata, dice que se encontrar¨ªan m¨¢s c¨®modos a la hora de destinar fondos al Banco si se fuera Wolfowitz y piden una soluci¨®n urgente. "El dinero dado al Banco Mundial es menos efectivo si permanece en el puesto", se?alan desde el comit¨¦ que aprueba estas partidas.
Incluso si el consejo ejecutivo le eximiera de toda culpa, "hay tanto rencor en el Banco Mundial que es casi imposible para ¨¦l seguir siendo un l¨ªder efectivo", se?alan en c¨ªrculos pr¨®ximos a la instituci¨®n, que creen que lo m¨¢s probable es que se est¨¦ buscando una salida "honrosa" de la crisis. Precisan que el directorio intentar¨¢ encontrar una v¨ªa intermedia que le permita pronunciarse sin emitir un voto que enfrente a los pa¨ªses, sobre todo a los europeos con EE UU.
Comienza el baile de posibles sustitutos
Mientras se espera el desenlace sobre el destino final de Wolfowitz, ya empiezan a barajarse los primeros nombres de sustitutos. Entre ellos, Robert Zoellick, antiguo representante de Comercio de EE UU, y Peter McPherson, ejecutivo de Goldman Sachs y ex vicesecretario del Tesoro. Los dos estaban en la lista de candidatos planteados hace dos a?os para suceder a James Wolfensohn. Tambi¨¦n suena el de Colin Powell, ex secretario de Estado.
Los nombres de reemplazo llegan tambi¨¦n desde fuera de EE UU. Entre ellos se habla del ex presidente mexicano Ernesto Zedillo, el gobernador del Banco de Israel, Stanley Fischer, que trabaj¨® para el FMI en los noventa, y el ministro afgano de Finanzas, Ashraf Ghani, que ya se postul¨® para la Secretar¨ªa General de la ONU.
El problema, seg¨²n los analistas, es de sustancia y va m¨¢s all¨¢ de los titulares que est¨¢ dando Wolfowitz. El Banco Mundial, como el FMI, es una instituci¨®n que funciona con una estructura heredada de la II Guerra Mundial y que debe adaptarse a la nueva realidad global para sobrevivir. Y en este sentido, creen que el cambio de presidente no ser¨¢ suficiente por s¨ª solo para resolver los problemas de fondo de los que adolece la instituci¨®n.
Al llegar a la presidencia del Banco Mundial, Wolfowitz recurri¨® a la lucha contra la corrupci¨®n en las naciones pobres para justificar la asistencia t¨¦cnica del organismo. Pero los funcionarios consideraron esta nueva pol¨ªtica como una tapadera de EE UU para elegir los pa¨ªses a los que se ayudaba. As¨ª suspendi¨® proyectos a Bangladesh, Kenia, Chad o India.
Wolfowitz hizo con el caso Riza lo contrario de lo que predica. Fuentes pr¨®ximas al Banco, consideran que su renuncia permitir¨¢ redefinir la labor de la instituci¨®n. "Con un presidente manchado no se van a resolver los problemas", dicen.
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