El espacio esc¨¦nico en la corrida
Entre las an¨¦cdotas que se recogen en el Coss¨ªo, hay una que se refiere, con sorna torera, al espacio donde se act¨²a en la plaza. Cuenta que Arandita, pe¨®n de confianza de Alvaradito (un torero de cabeza muy grande y que quer¨ªa brindar la muerte del toro al p¨²blico), le contest¨® al maestro: "S¨ª, debes brindarlo al p¨²blico, pero no dejes la montera en el suelo, porque no va a quedar sitio para torear".
Torear aqu¨ª significa actuar, pero la actuaci¨®n en la corrida mantiene una relaci¨®n, totalmente ins¨®lita en el teatro occidental, con el plano de lo simb¨®lico. Se fundamenta en la participaci¨®n de un actor que no act¨²a con la raz¨®n, sino con el instinto. Esto hace que cambie durante la corrida el entorno de la representaci¨®n y que tanto el espacio como el proceso de la actuaci¨®n sean enormemente flexibles, ya que en cualquier momento cualquier actuaci¨®n puede tener una consecuencia tr¨¢gica. Es lo m¨¢s cercano a la esencia de la representaci¨®n. Se escenifica, siguiendo la urdimbre de un reglamento, el conflicto del sujeto con un entorno hostil. En el que puede estar inscrito el destino del sujeto. Pero la plaza de toros constituye un dise?o del espacio de la lidia, totalmente racional, contiene un sentido simb¨®lico del entorno natural dominado y redise-?ado, seg¨²n su racionalidad, por el grupo humano. El matador es tambi¨¦n un s¨ªmbolo del sujeto plural, de la colectividad que, en las sociedades que precedieron al teatro, materializaron las dificultades de la vida en un animal salvaje. ?ste, como el chivo expiatorio, es contrincante y compendio de la condici¨®n humana en su lucha para la vida. Pero la bestia, aun siendo portador de nuestro sino, personalizado en el del matador, era vencible y burlable seg¨²n la habilidad del sujeto.
Se trata de doblegar la malignidad del destino y salir victorioso
Otra diferencia grande con el teatro consiste, por tanto, en que el espacio esc¨¦nico de la corrida transforma su identidad y significaci¨®n a lo largo de la acci¨®n. Se hace m¨¢s grande y m¨¢s peque?o. Realiza procesos que van desde la p¨¦rdida paulatina del espacio esc¨¦nico, que domina al salir del toril la fiera (la plaza es suya, el entorno est¨¢ en manos del desorden), hasta el proceso contrario en el que, el torero (empleando el recurso superior de su cerebro ejecutivo) es quien le va conquistando el espacio del ruedo al toro hasta convertirlo en un punto en el que s¨®lo cabe su cuerpo vencido, el orden ha sido restablecido, lo ha transformado en la escueta mancha de su sombra. El orden que supone la conquista del espacio del entorno, acaba siendo tambi¨¦n una elaboraci¨®n simb¨®lica en la que la persona implementa la superioridad de la especie humana sobre el entorno vivo con el que comparte el planeta.
Se trata de doblegar la malignidad del destino y salir victorioso de esa batalla porque, al final, la estructura mortal de la tragedia nos recuerda que la guerra la tenemos perdida.
Pero en el proceso de la lidia [DRAE: lidiar. (del lat. Litigare, luchar) Intr. Batallar, pelear. 2. Ant. Pleitear, litigar. 3. Fig. Hacer frente a uno, opon¨¦rsele, batallar...], no todas las acciones de todos los actores est¨¢n sujetas a una prevenida sucesi¨®n de intervenciones. El toro puede romper (lo hace constantemente) la amplia gama de las expectativas, que le asignan la acumulaci¨®n de conocimientos con los que se maneja el cerebro ejecutivo del matador.
Todo lo que olvide en cualquier momento de la lidia le puede costar caro, porque lo que realmente se est¨¢ disputando es la verdadera batalla por la conquista del espacio esc¨¦nico en el que ya no se representa sino que se act¨²a: una realidad en la que el s¨ªmbolo ha cobrado forma y estatus en el espacio esc¨¦nico y puede intervenir sin seguir esquemas. Es el ¨²nico actor al que no se le puede pedir cuentas por las morcillas. Como en aquella disputa entre Frascuelo y Gayarre, que concluye en un di¨¢logo en el que Frascuelo exclama: "No le des m¨¢s vueltas: el toreo tiene m¨¢s m¨¦rito que el canto". "Pero ?por qu¨¦?", pregunta el actor de ¨®pera. "Porque antes de trabajar t¨² ensayas... ?y yo, no!".
Como la palabras teatro, escenario, actor y actuaci¨®n han sobrepasado tanto en la actualidad su estricto confinamiento al ¨¢mbito del arte de Tal¨ªa (teatros y escenarios pueblan el vocabulario guerrero de los medios de comunicaci¨®n), resulta oportuno comentar la lidia en su espacio esc¨¦nico contenido en las teor¨ªas del teatro y sus caracter¨ªsticas f¨ªsicas y semiol¨®-gicas. En ellas el coso de las Ventas es tambi¨¦n lugar esc¨¦nico dispar: aqu¨ª no hay cuarta pared hasta que el matador consigue, con su arte, hacer que se mastique el silencio.
?ngel Berenguer es catedr¨¢tico de Literatura Espa?ola y Teor¨ªa del Teatro en la Universidad de Alcal¨¢.
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