Civismo: de la alerta roja a la aplicaci¨®n de la ordenanza

La obsesi¨®n por el civismo -o mejor, por su ausencia- se gest¨® hace cosa de dos a?os. Fue entonces cuando asociaciones de vecinos y representantes del comercio y la hosteler¨ªa de Barcelona pusieron el grito en el cielo por el progresivo deterioro del espacio p¨²blico y la convivencia: la suciedad, el ruido excesivo, el top manta, las litronas y los orines se apoderaron de las calles. Se encendi¨® la alerta roja, incluso m¨¢s all¨¢ del casco antiguo, lugar de paso de miles de turistas extranjeros.

Los portavoces de la sociedad civil dictaron su sentencia de culpabilidad: el Ayuntamiento de Barcelona hab¨ªa descuidado sus tareas. Y la oposici¨®n, integrada por CiU y PP, aprovech¨® para lanzarse a la yugular del gobierno -formado por PSC, ERC e ICV- al que acus¨® de haber mostrado una actitud demasiado "tolerante" ante ciertos comportamientos inc¨ªvicos. Total, que lo que ocurr¨ªa en el espacio p¨²blico escal¨® hasta el primer lugar de las preocupaciones de los pol¨ªticos.

Hasta que en el ¨²ltimo pleno municipal de 2005 se dio luz verde a la archifamosa ordenanza del civismo y la convivencia, que naci¨® en medio de pol¨¦micas cruzadas. Hubo divisi¨®n lo mismo en la calle que en el consistorio. Los cr¨ªticos con la nueva norma -entre ellos Iniciativa, que vot¨® en contra del texto y provoc¨® la consecuente crisis del tripartito- denunciaron que estigmatiza a los m¨¢s vulnerables (prostitutas y mendigos, entre otros) y que proh¨ªbe o limita con demasiado celo ciertas expresiones sociales y culturales. Al otro lado de la trinchera tomaron posiciones quienes exig¨ªan a¨²n m¨¢s mano dura para alcanzar el imperio del civismo.

Pero si hay que hacer caso a las encuestas municipales, tres de cada cuatro barceloneses juzgan "positiva" una ordenanza que persigue y sanciona la mendicidad organizada, o sea, la que se ejerce con coacci¨®n o utiliza a menores; que proh¨ªbe la prostituci¨®n cerca de escuelas o cuando supone un acaparamiento del espacio p¨²blico, y que prev¨¦ sanciones para vendedores ambulantes, trileros y todos aquellos que sean pillados en flagrante haciendo sus necesidades en la calle. La norma municipal tambi¨¦n prev¨¦ multas para quienes molesten con sus acrobacias en pat¨ªn o bicicleta: entre 750 y 1.500 euros.

El balance del primer a?o de aplicaci¨®n de la ordenanza ha logrado aplacar los ¨¢nimos y rebajar el nivel de alerta. La Guardia Urbana puso 53.000 denuncias, con las que el consistorio recaud¨® unos 450.000 euros. La venta ambulante fue la conducta m¨¢s sancionada, seguida de las pintadas y del consumo de alcohol en la v¨ªa p¨²blica. En un a?o, adem¨¢s, las molestias por ruido bajaron el 28%.

Satisfactorio (PSC, ERC), insuficiente (PP, CiU) o innecesario (ICV), el caso es que el civismo ha salido del primer plano pol¨ªtico. Al menos en lo que va de campa?a electoral, el inter¨¦s de los candidatos se ha desplazado hacia otros ¨¢mbitos: vivienda, servicios sociales, seguridad e inmigraci¨®n. Prueba de ello es que los programas electorales de los partidos pr¨¢cticamente no recogen nuevas propuestas, m¨¢s all¨¢ de ahondar en la aplicaci¨®n de la ordenanza. Aun as¨ª, el intenso debate generado en su d¨ªa en Barcelona traspas¨® los l¨ªmites de la ciudad, y ahora otros municipios se plantean la posibilidad de importar el modelo y adaptarlo a sus necesidades.