Los dos tonos del nacionalismo vasco
Lo que menos se esperaba el PNV es que su campa?a municipal para el d¨ªa 27 girara en torno a la corrupci¨®n. Los nacionalistas siempre han considerado que eso eran "problemas de Madrid" (es decir, de todo lo que est¨¢ m¨¢s all¨¢ de Miranda de Ebro) y, de repente, en plena campa?a, el esc¨¢ndalo salta en la joya de la corona de la autonom¨ªa vasca: la Hacienda Foral y las oficinas de recaudaci¨®n de impuestos. La trama cae de lleno en el Partido Nacionalista Vasco porque el ex jefe de la Oficina de Ir¨²n, Jos¨¦ Mar¨ªa Bravo, imputado por quedarse presuntamente con parte del dinero recaudado, es nacionalista y, sobre todo, porque es hermano del senador del PNV V¨ªctor Bravo, que fue, mala casualidad, director de la Hacienda guipuzcoana. La reacci¨®n del partido ha sido, sin lugar a dudas, fulminante: la denuncia ante la fiscal¨ªa ha partido de la propia Diputaci¨®n guipuzcoana, el senador se ha visto obligado a presentar la dimisi¨®n y ya se han anunciado nuevos mecanismos internos de control, quiz¨¢s para hacerlos tan desconfiados como los mecanismos internos de control de la Hacienda espa?ola.
La preocupaci¨®n peneuvista qued¨® de manifiesto en el mitin celebrado el pasado mi¨¦rcoles en una carpa instalada frente al Ayuntamiento de Ir¨²n. Acudieron nada menos que el lehendakari, Juan Jos¨¦ Ibarretxe; el presidente del partido, Josu Jon Imaz; el candidato a diputado general de Guip¨²zcoa, Markel Olano, y el presidente del PNV de Guip¨²zcoa, Joseba Egibar. El ¨²nico que no habl¨® fue Egibar, visiblemente molesto porque todo est¨¦ ocurriendo en su zona: el caso Bravo sucede, adem¨¢s, a otro presunto caso de corrupci¨®n, el llamado caso Jauregi, que hace escasamente dos meses se llev¨® por delante a su mano derecha y primer candidato a diputado general guipuzcoano, Jon Jauregi. Ocurri¨® que quien se iba a encargar de Hacienda ten¨ªa abundantes propiedades inmuebles que no figuraban en su declaraci¨®n.
El mitin de Ir¨²n ten¨ªa por objetivo atajar cualquier intento de utilizaci¨®n electoral del esc¨¢ndalo. La verdad es que nadie, ni tan siquiera el PP, ni desde luego los socialistas, han hecho hasta ahora mucha sangre con el asunto. Portavoces de segunda fila aluden al caso Bravo en muchos de sus m¨ªtines, por supuesto, pero sin extender la sospecha m¨¢s all¨¢ de unos l¨ªmites modestos y sin que las primeras figuras se impliquen en las cr¨ªticas. A¨²n as¨ª, la plana mayor del PNV se junt¨® en Ir¨²n para poner diques exteriores y, quiz¨¢s, para lanzar mensajes interiores: la direcci¨®n tiene una firme voluntad de perseguir a los corruptos y se pedir¨¢n cuentas tambi¨¦n a los que simplemente tapen o callen.
Como casi siempre, hubo una notable diferencia entre el mensaje del lehendakari y el de Josu Jon Imaz, una diferencia que se aprecia cada d¨ªa m¨¢s, no s¨®lo en sus mensajes sobre el llamado proceso de paz o sobre las relaciones con el mundo de Batasuna, sino en pr¨¢cticamente todo lo que abordan con tono pol¨ªtico. Ibarretxe habl¨® en Ir¨²n con ese peculiar deje de lejan¨ªa presidencialista que utiliza desde hace meses, repartiendo felicitaciones y enojos. Siempre dispuesto a echar una mano al PSOE, aprovech¨® para aludir al GAL. ?C¨®mo se atreven a hablar de robos en la Hacienda de Ir¨²n, ellos, que crearon aquel siniestro grupo!, vino a decir el lehendakari. Imaz, bastante m¨¢s pie a tierra, se limit¨® a recordar que cuando aparecen temas de corrupci¨®n "los socialistas se enteran por los peri¨®dicos, mientras que nosotros somos quienes informamos a los peri¨®dicos". Josu Jon Imaz se extendi¨® mucho m¨¢s tiempo en solicitar a sus propios correligionarios que "levanten las alfombras" y dejen correr el aire: defender la transparencia, dijo, es a veces duro, pero siempre os ser¨¢ rentable.
Mientras tanto, los guipuzcoanos siguen, cap¨ªtulo a cap¨ªtulo, con verdadera pasi¨®n el relato de las andanzas de Jos¨¦ Mar¨ªa Bravo y de algunos de sus compa?eros de trabajo. Cada d¨ªa aparecen nuevas an¨¦cdotas y chascarrillos sobre las actividades de la Oficina de Ir¨²n: desde el decorador que no ten¨ªa deuda tributaria, pero al que se convenci¨® de que s¨®lo podr¨ªa cancelarla si decoraba un hotel propiedad del interesado, hasta la existencia de una caja de seguridad privada a donde iban a parar parte de los impuestos y recargos pagados. La explicaci¨®n m¨¢s fastuosa la dio una funcionaria, empleada de Bravo, Pilar Gracenea, quien, seg¨²n relata El Diario Vasco, compart¨ªa con su jefe el alquiler de la mencionada caja de seguridad. Gracenea no puede recordar con qu¨¦ finalidad lo hicieron, pero sospecha que fue en unas fechas en las que hab¨ªa muchos robos en Ir¨²n, por lo que pensaron que el dinero de las se?ales en met¨¢lico de los contribuyentes estar¨ªa mucho m¨¢s seguro en su propia caja que en la de la Oficina. Pobres ladrones, ?qu¨¦ mala fama!
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