Fuga de las FARC bajo la tormenta
Un polic¨ªa colombiano aprovecha un descuido de la guerrilla para huir tras nueve a?os de secuestro
John Frank Pinchao, suboficial de la polic¨ªa colombiana, camin¨® 17 d¨ªas entre la mara?a de ¨¢rboles de la selva amaz¨®nica para ser libre. Aprovechando un torrencial aguacero y el descuido de los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que lo vigilaban, escap¨® el pasado 28 de abril de una de las c¨¢rceles de la m¨¢s antigua y poderosa guerrilla del pa¨ªs. Llevaba nueve a?os cautivo, casi la edad de su hijo, que naci¨® poco despu¨¦s de su secuestro. El mi¨¦rcoles en la noche, en el hospital donde se recupera de una deshidrataci¨®n aguda, padre e hijo se abrazaron por primera vez.
Pinchao llevaba dos a?os planeando la fuga. En la selva se gui¨® por los r¨ªos y para protegerse del sol y los mosquitos, cubr¨ªa su cuerpo con hojas; sobrevivi¨® gracias a las raciones de chocolate que hab¨ªa guardado. Al final, unos ind¨ªgenas de Pacoa -provincia de Vaup¨¦s, al sureste del pa¨ªs-, un peque?o caser¨ªo de la selva, lo guiaron hasta un puesto de la polic¨ªa antinarc¨®ticos. Desde all¨ª fue trasladado en helic¨®ptero a Mit¨², donde fue secuestrado, y desde esa ciudad en avi¨®n a Bogot¨¢.
Su testimonio se convirti¨® en prueba de supervivencia para los integrantes del grupo de secuestrados que las FARC pretenden canjear por sus hombres en prisi¨®n. Una de ellas es Ingrid Betancourt, ex candidata presidencial, cautiva desde hace cinco a?os. Est¨¢ bien, sufri¨® hace poco de hepatitis, seg¨²n cont¨® Pinchao. Hace cuatro a?os no se sab¨ªa nada de ella, ni de Clara Rojas, aspirante a la vicepresidencia en la misma candidatura. Pinchao confirm¨® que Rojas tuvo un hijo con un guerrillero: se llama Emanuel y va a cumplir tres a?os. Tambi¨¦n tres estadounidenses -secuestrados despu¨¦s de que las FARC derribaran su avi¨®n en la selva del sur- fueron compa?eros del polic¨ªa. Uno de ellos tiene hepatitis.
La delgadez, heridas en la cara y en las manos, y los pies destrozados, son las marcas visibles de la larga pesadilla. En una conferencia de prensa en el palacio de Gobierno, Pinchao narr¨® detalles de su cautiverio: pas¨® muchas noches encadenado del cuello a otro de sus compa?eros, muchas veces al escuchar los helic¨®pteros sobre el campamento pens¨® en el rescate aunque sab¨ªa que ¨¦ste pod¨ªa costarle la vida; es lo que les dec¨ªan sus carceleros.
Pinchao ten¨ªa 24 a?os cuando se lo llevaron junto a 61 uniformados m¨¢s, tras el sangriento asalto de Mit¨², la capital del Vaup¨¦s, por la guerrilla en noviembre de 1998. Cincuenta y cuatro de ellos quedaron libres poco despu¨¦s, las FARC entreg¨® a los soldados y polic¨ªas rasos. Es el segundo canjeable de las FARC que ha logrado escapar del cautiverio; otro muri¨® hace m¨¢s de un a?o y su cuerpo no ha sido entregado a pesar de las s¨²plicas de su madre y de su hija. El primero en escapar con vida fue el actual ministro de Relaciones Exteriores, Fernando Ara¨²jo. El 6 de enero pasado recuper¨® la libertad tras seis d¨ªas de vagar por una zona boscosa de la regi¨®n caribe.
La noticia de la fuga de Pinchao acapar¨® la atenci¨®n de un pa¨ªs que sigue inmerso en el esc¨¢ndalo por la vinculaci¨®n de pol¨ªticos y paramilitares. Salvatore Mancuso, ex jefe para durante 10 a?os, contin¨²o ayer declarando ante la justicia: implic¨® a m¨¢s pol¨ªticos y empresarios en la trama.
El vicepresidente Francisco Santos, acusado por Mancuso de haber pedido la creaci¨®n de un grupo paramilitar para actuar en Bogot¨¢ contra la guerrilla, le solicit¨® al fiscal que lo investigue para limpiar su nombre. Mientras tanto, el gobernador de la norte?a provincia de Cesar, Hernando Molina, hijastro del Fiscal General, engros¨® la lista de detenidos en el esc¨¢ndalo.
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