"El arte es lo ¨²nico que justifica la existencia humana"
A sus 69 a?os, Peter Stein es una leyenda viviente del teatro alem¨¢n. Su trabajo entre 1970 y 1985 en la Schaub¨¹hne marc¨® un hito hist¨®rico. Tras su retirada, Stein dirigi¨® el Festival de Salzburgo de 1991 a 1997 y se estableci¨® en Italia. En una de sus escapadas a Alemania mont¨® el gigantesco Fausto de Goethe, las dos partes, en una representaci¨®n de 23 horas en la Expo 2000 de Hannover. Stein acaba de dirigir en Berl¨ªn el otro gran monumento del teatro alem¨¢n, la trilog¨ªa de Wallenstein de Schiller, que se estrena hoy en una cervecer¨ªa habilitada para la representaci¨®n, que dura 10 horas. Ma?ana, Stein presenta en el Teatro Espa?ol de Madrid Faust Fantas¨ªa, un "concierto para voz recitante".
"Me interesa el arte de una forma cl¨¢sica, pero no s¨¦ si yo soy cl¨¢sico"
"Quiero morir en Italia y que me entierren en Alemania"
Pregunta. La obra que representar¨¢ en Madrid, Faust Fantasia, ?qu¨¦ es?
Respuesta. Es un concierto compuesto por Arturo Annechino, que trabaj¨® para m¨ª escribiendo la m¨²sica para el Fausto en 2000. Tras aquel trabajo, decidi¨® escribir un concierto que se llama Faust Fantasia. Una fantas¨ªa sobre algunos elementos y temas de la primera parte de Fausto. Fausto es una obra enorme, con dos partes. La primera parte es la que se hizo m¨¢s famosa y se represent¨® en todo el mundo. Hasta se llev¨® a la ¨®pera. La segunda parte es la m¨¢s importante, el Fausto propiamente dicho, pero todo el mundo la ignora. S¨®lo se conoce el final, cuando Fausto es salvado. Es una pieza para piano y declamaci¨®n. Al principio, el pianista Giovanni Vitaletti toca una serie de temas relacionados con Fausto y yo recito un mon¨®logo de Fausto. Sigue el piano y yo recito un mon¨®logo de Mefisto. Despu¨¦s, la historia se complica con di¨¢logos, la noche de Walpurgis y el enfrentamiento entre Fausto y la enloquecida Margarete, el final triste. Es una fantas¨ªa, un impromptu sobre ciertos motivos del Fausto que han ocupado la imaginaci¨®n de muchos artistas durante siglos.
P. ?Qu¨¦ le movi¨® a hacer el Wallenstein?
R. Hacer teatro. Es una obra larga, aunque dura la mitad que Fausto. Es una trilog¨ªa y la vamos a ofrecer de una pieza, durar¨¢ de dos de la tarde a doce de la noche, con dos horas y media de pausa. Es una representaci¨®n novedosa, pero lo ¨²nico que pretendemos es permitir a la gente que acceda a esta obra de arte extraordinaria. Naturalmente, queremos conmover a los espectadores y darles qu¨¦ pensar. Es una reflexi¨®n interesant¨ªsima sobre el poder.
P. ?Se puede decir de usted que es un cl¨¢sico?
R. No lo s¨¦. En realidad, no soy un hombre de teatro. Lo que me gusta es trabajar con obras art¨ªsticas, entenderlas, porque considero que el arte es lo ¨²nico que justifica la existencia humana. Yo no soy una persona creativa, no soy autor. Necesito a los autores para que me den el material. Las obras de teatro s¨®lo son bocetos, que tienen que hacerse realidad. Aunque estoy convencido de que el director debe buscar las intenciones del autor y acatarlas sin fiarse demasiado de las conclusiones propias sobre la obra. Especialmente si son obras antiguas, escritas lejos de nuestro tiempo. As¨ª que podr¨ªa decirse que me interesa el arte de una forma cl¨¢sica, pero no s¨¦ si yo soy cl¨¢sico.
P. ?Ha recogido usted donaciones para su obra?
R. S¨ª, naturalmente. No hay otro modo de representar una obra de casi diez horas. Tenemos 35 actores y tambi¨¦n cientos de extras, una banda de m¨²sica. Todo eso es caro, pero son cosas que quer¨ªa el autor. Y no cabe en un teatro normal. Por eso necesit¨¢bamos un teatro mayor para que puedan acceder muchos espectadores y pueda amortizarse la representaci¨®n. Todo eso cuesta mucho dinero, que he recogido de DaimlerChrysler, el Deutsche Bank y la Fundaci¨®n Federal de Cultura.
P. ?Se ocup¨® de la colecta personalmente?
R. S¨ª, y desgraciadamente me tuve que ocupar tambi¨¦n de la administraci¨®n. Un esfuerzo considerable.
P. Dif¨ªcil para un artista.
R. Bueno, ya he adquirido pr¨¢ctica. Para Fausto reun¨ª 14 millones de marcos (unos siete millones de euros).
P. Usted vive en Italia desde hace 20 a?os. ?Por qu¨¦ emigr¨®?
R. Bueno, somos europeos y sigo en Europa, as¨ª que no he emigrado. Durante toda mi vida he viajado a Italia. Estudi¨¦ Historia del Arte e Italia alberga el 85% de los tesoros art¨ªsticos mundiales, de manera que fui estrechando la relaci¨®n con ese pa¨ªs. Como por otra parte hacen muchos alemanes.
P. Como Goethe.
R. Y unos cuantos m¨¢s. Sobre todo turistas normales y corrientes, entre los que yo me cuento. Despu¨¦s conoc¨ª a una mujer, la actriz italiana Magdalena Crippa. Nos casamos y me qued¨¦ all¨ª.
P. ?Cu¨¢l es su relaci¨®n con Alemania, una patria dif¨ªcil?
R. Para alguien de mi generaci¨®n, dif¨ªcil. Yo ten¨ªa siete a?os cuando termin¨® la guerra y tuve que aprender que la generaci¨®n de mis padres apoy¨® a un sistema criminal que cometi¨® el Holocausto y fue responsable de 50 millones de muertos en la guerra. Por tanto, es f¨¢cil de entender que mi pa¨ªs y mis padres no me depararan muchas alegr¨ªas. Eso no ha cambiado mucho. La incomprensi¨®n y la desesperaci¨®n por lo que sucedi¨® permanece y explica que los alemanes en general, entre ellos yo mismo, me resulten poco simp¨¢ticos. Digamos que siempre he tenido la tendencia de dejar Alemania. Pero con el tiempo he aprendido que soy alem¨¢n y lo ser¨¦ de por vida, qu¨¦ le vamos a hacer. As¨ª que quiero morir en Italia y que me entierren en Alemania.
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