Pol¨ªticos de l¨¢tex
Que me perdone Gaspar Llamazares, pero cuando hace unos a?os sali¨® con aquello de que ¨¦l, como cualquier hijo de vecino, tambi¨¦n quer¨ªa su mu?eco en el gui?ol, pens¨¦, menuda chorrada. As¨ª mismo lo pens¨¦, sin advertir que en ese futuro que ya est¨¢ aqu¨ª a los pol¨ªticos se les har¨ªan entrevistas por cosas como haber creado personajes animados en una segunda vida virtual. Digamos que no entend¨ª que ser un personajillo de l¨¢tex pudiera convertirse en una reivindicaci¨®n.
Que conste que no acabo de entender todo este af¨¢n cibern¨¦tico de los pol¨ªticos. Parece que un candidato sin blog es como un jard¨ªn sin flores, pero el blog, para tener algo de inter¨¦s, ha de seducir ofreciendo un estilo, un punto de vista personal, y es notorio, tras echar un vistazo a algunos blogs de los candidatos, que resultan tediosos, escritos, sin duda, a cuatro manos por esos asesores que, empe?ados como est¨¢n en que sus candidatos ataquen pero no metan la pata, les hacen meterla hasta el fondo, como as¨ª advierten los lectores en la campa?a de Don Sebasti¨¢n, al que animaron a hacer chistes y algo de espect¨¢culo, siendo ¨¦ste un terreno movedizo para alguien que no tiene madera de showman.
Ense?ar portadas de revistas (de tendencia conservadora, por cierto), regalar cajas vac¨ªas al adversario, hacer performance. Dios m¨ªo, ese asesor es un insensato.
El votante lo ve y siente la incomodidad del espectador de teatro ante un actor al que alguien ha convencido de que es bueno haciendo comedia. Pero siempre es mejor ser soso e incluso envarado que intentar ser natural sin ¨¦xito.
Gallard¨®n ha hecho, por ejemplo, del envaramiento un estilo, como lo hizo Pujol de su complicad¨ªsimo lenguaje corporal, Felipe de su egolatr¨ªa o Guerra de sus requiebros faltones. Todos ellos eran lo que eran y no parec¨ªan d¨®ciles para dejarse transformar en manos de asesores como si fueran mu?ecos. Para convertirse en mu?ecos dejemos a los profesionales del l¨¢tex. Pero Llamazares dijo que quer¨ªa su marioneta. Ahora lo comprendo, como entiendo la dificultad de los guionistas por encontrarle algo caricaturizable. Sin duda, ¨¦l predijo la necesidad de salir como fuera en los medios para ser alguien.
En relaci¨®n a esto recibo la carta de Antonio, que se?ala como falta de respeto el que se hable continuamente del debate Sebasti¨¢n-Gallard¨®n, ?es que no hab¨ªa un tercero presente?; y Laura tambi¨¦n se pregunta por qu¨¦ en la versi¨®n digital de este peri¨®dico se a?aden las biograf¨ªas de los dos protagonistas de la bronca y se ignora a ?ngel P¨¦rez, como si no fuera opci¨®n para algunos votantes. A esto se une una tercera queja recurrente de los lectores, la percepci¨®n de que las televisiones estatales y auton¨®micas siempre priorizan la presencia del candidato en el poder, como es el caso, dice Mar¨ªa, del Canal Nou, donde se ningunea sistem¨¢ticamente a Carmen Alborch. A lo mejor es que hemos acabado inventando la televisi¨®n del Movimiento. Digo yo.
Elvira Lindo bucea en los comentarios de los lectores para su columna. Env¨ªelos a lectores@elpais.es
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