Si hoy es Gaza, esto es L¨ªbano
Una de las cosas m¨¢s pr¨¢cticas que pueden ocurrirle a una periodista en Beirut es que, a la hora en que se recrudece la batalla en Naher el Bared, tropiece con una discusi¨®n entre conductores que le proporcione una buena definici¨®n del pa¨ªs. Uno: "?Conduce por la derecha, hijo de sharmuta!". Otro: ?Sharmuta lo ser¨¢ tu madre! ?En L¨ªbano no existen ni derecha ni izquierda!".
Me ha parecido una forma concisa de resumir uno de los problemas de este pa¨ªs, en especial porque despu¨¦s hemos entrado en Hamra por Qantari, y me he puesto a recitar las religiones a las que pertenecen los colegios y universidades del vecindario: sun¨ªes, chi¨ªes de Amal, cristianos, un patriarcado maronita... Esos edificios tienen protecci¨®n policial y algunos soldados. Pero han desaparecido las tanquetas y sus humanos anexos que parec¨ªan controlar a los tipos de la oposici¨®n que ocuparon en diciembre pasado, con sus jaimas, una parte del centro de la ciudad hoy casi muerto, como es natural, por ausencia de aprensivos visitantes. Desde la suite de una amistad en el Monroe Markaiza, que hoy alberga muy pocos clientes, observ¨¦ durante horas de insomnio a los milicianos de Hezbol¨¢ y compa?¨ªa que montan guardia en las cuatro esquinas de la plaza, con sus sillas de pl¨¢stico.
Nos acercamos al modelo Gaza o guerra civil en los campos de refugiados
En cuanto a juntarse como si todos fueran libaneses, que es lo que son, es de utop¨ªa
A las ocho de la ma?ana parten con sus respectivos asientos en volandas y las narices pr¨¢cticamente tan vac¨ªas como las tiendas de campa?a. Porque todos sabemos que ah¨ª no viven ni duermen. No son tontos. Cobran a diario por aparecer en d¨ªas se?alados y gritar consignas. Ahora callan, conscientes de que no puede liarse por ellos. A las 8.30 ha llegado el menda de refresco, con silla y nariz presta a dar de s¨ª. Que hayan desaparecido los soldados de alrededor significa que el Ej¨¦rcito no cuenta con suficientes hombres para lo que est¨¢ por venir. Y no se piensa en aceptar la amable oferta de Nasral¨¢, el jefe de Hezbol¨¢, que hace unos d¨ªas propuso a los soldados de L¨ªbano combatir a Fatah al Islam, codo a codo, con sus propios hombres. Lo cual es imposible, lo del codo, porque milicianos del Partido de Dios tienen armamento da buten, y unos uniformes con casco para ver en la noche, que les llevar¨ªan a adelantar r¨¢pidamente a los pobres soldados. En cuanto a juntarse como si todos fueran libaneses, que es lo que son, cualquiera que sea su religi¨®n, es de utop¨ªa.
Y si es cierto lo que dice la radio y me cantan mis queridos ch¨®feres de lo ajeno desde el lugar de los hechos que tan mal conocemos, nos acercamos al modelo Gaza o guerra civil en los campos con el entorno (L¨ªbano) experto en mantener abiertas todas las heridas. Si Al Fatah (el cl¨¢sico de la OLP) amenaza con una matanza de palestinos civiles para, aparte de barrer al nuevo Fatah, deshacerse, un suponer, de sus rivales de Ham¨¢s aqu¨ª, esto no va a ser ni desuni¨®n, va a ser asamblea de hamburguesas en carne viva.
Para evitar malos pensamientos y otras debilidades, me cito con una fuente (me encanta citar fuentes) a las puertas del Museo Nacional. Llego antes y abrazo a los empleados y conserjes, soy como de casa. Charlamos de la situaci¨®n (?Uf!, de e-uf-emismo), me meto dentro. All¨ª me arreglan el d¨ªa. Un grupito de ni?as y alg¨²n ni?o con su pa?uelo bien ce?ido a la cabeza siguen a su maestra por el pasado de este absurdo pa¨ªs. Se tronchan cuando ven mis gafas de Audrey Hepburn en Dos en la carretera. Ignoran que proceden de aquella guerra civil que, en el piso de arriba, es recordada por una peque?a vitrina que contiene, deformes y achicharradas, algunas piezas recuperadas para que sirvan de ?escarmiento? "?Le han hecho algo?". "No, me han alegrado la vida. Los grupos de ni?os en los museos siempre me la alegran. Y aqu¨ª... Que aprendan su historia a trav¨¦s del arte".
Proced¨ªan de dos colegios de Chiah, distrito chi¨ª del que forma parte el barrio cristiano Ain el-Rumanneh, donde en 1975 empez¨® lo Otro, con una matanza de palestinos. Los colegios se llaman Promis (parece prometer en ingl¨¦s e incumple con la ¨²ltima vocal) y La Victoria.
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