La pol¨ªtica del miedo
Amnist¨ªa Internacional (AI) denuncia en su ¨²ltimo informe anual que la guerra contra el terror y la de Irak de Estados Unidos est¨¢n socavando el respeto por los derechos humanos. ?sa es la gran paradoja de un pa¨ªs que impuls¨® la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos. No es el ¨²nico que contribuye a esta tendencia negativa, pues otros, de ?frica a Europa, Asia y las Am¨¦ricas, bajo la excusa de la lucha contra el terrorismo, o violan estos derechos o directamente revierten a pr¨¢cticas represivas a la antigua usanza. La democracia de las urnas est¨¢ m¨¢s extendida que nunca en el mundo, pero el deterioro del imperio de la ley y de los derechos humanos resulta sumamente preocupante. Es necesario no ya parar, sino invertir esta situaci¨®n y volver a situar los derechos humanos en el centro de la agenda de las pol¨ªticas exteriores e interiores de todos los pa¨ªses, a comenzar por Espa?a, cuyo actual Gobierno est¨¢ aquejado de un exceso de realpolitik en su trato con notorias dictaduras, como la cubana o la guineana.
Sin embargo, AI se excede en algunos juicios sobre Espa?a al incluir entre los casos de "impunidad" en relaci¨®n a malos tratos y muertes en dependencias policiales el de Juan Mart¨ªnez Galdeano en el cuartel de Roquetas en julio de 2005: la sentencia, que condena al principal responsable a 15 meses de prisi¨®n, podr¨¢ considerarse ben¨¦vola, pero es absurdo hablar de impunidad.
Dado que "el miedo engendra discriminaci¨®n", las que pagan el mayor precio de la situaci¨®n actual en todo el mundo son las mujeres en todas las sociedades del mundo, que son v¨ªctimas adem¨¢s de la intolerancia religiosa. Esta violencia prospera debido a "la impunidad, la apat¨ªa y la desigualdad" que generan un "apartheid de g¨¦nero" y un "terror sexual", denuncia AI, seg¨²n la cual al menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, obligada a mantener relaciones sexuales o sufrido otros abusos. Y su situaci¨®n no tiende a mejorar, sino a empeorar.
Los vuelos secretos de la CIA son vistos como la "globalizaci¨®n de las violaciones de los derechos humanos". Sin embargo, la globalizaci¨®n de su defensa progresa de forma insuficiente. La Corte Penal Internacional va dando pasos; el Parlamento Europeo denunci¨® esos secuestros por EE UU; y el Tribunal Supremo en Espa?a rechaz¨® como prueba toda confesi¨®n sacada a cualquier preso en Guant¨¢namo. Pero la creaci¨®n en la ONU de un Consejo de Derechos Humanos, que ha reemplazado a la anterior Comisi¨®n, no ha servido de nada. Al final, el hecho de que en nombre de la lucha contra el terrorismo se socaven los derechos humanos s¨®lo acabar¨¢ alimentando a los seguidores de estos fanatismos violentos. No es ¨¦sa la forma de derrotarlos.
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