El Cid: "Algunos presidentes demuestran la sensibilidad que tienen: ninguna"
?Qu¨¦ bien se lo ha pasado Enrique Ponce esta tarde en Las Ventas! Hab¨ªa una alegr¨ªa y un disfrute en su estar en el ruedo que produc¨ªa aut¨¦ntica envidia. Solo y libre, o en compa?¨ªa de su cuadrilla. All¨ª que no paraban hasta que pon¨ªan entre todos al toro largo en el caballo. Luego, el maestro se quedaba solo, porque ten¨ªa que dar clase de geometr¨ªa en el primero y de conocimiento de psicolog¨ªa b¨®vida en el segundo. En el que abri¨® plaza le dio, adem¨¢s, por mensurar la distancia con el toro, s¨®lo con el cuerpo o utilizando la muleta de se?uelo. Solucion¨® la ecuaci¨®n felizmente y sin prisas: "El toro ten¨ªa buen aire, lo he cuidado, le he dado fuelle entre tanda y tanda. Le ha faltado mantener el nivel de las primeras series. Por el pit¨®n izquierdo se abr¨ªa mejor, y hacia chiqueros, m¨¢s larguito. Si hubiera tenido un poco m¨¢s de fuerza habr¨ªa sido un gran toro. Yo he estado con ¨¦l muy a gusto. Me he sentido torero". As¨ª hablaba Enrique Pit¨¢goras Ponce. En el segundo se le nota a¨²n mayor gozo de estar en el ruedo. No se cambiar¨ªa ni por un multimillonario en un yate de lujo rumbo a las Bahamas. Estudia al toro, le busca los terrenos y propicia, a pesar de ¨¦ste, el momento de la embestida. Parece que no est¨¢ ya en la carrera de nada. Completamente carente de presi¨®n; toreando para ¨¦l y para quien lo quiera ver. Qu¨¦ pena que fall¨® a espadas: "Esta faena es de las que gusta pasear luego la oreja. Al toro ha habido que hacerle mucho. Hab¨ªa que llevarlo muy tapadito para que no viera el hueco entre la muleta y el pit¨®n".
Enfado
Todo lo contrario, francamente triste, fue la tarde para Jes¨²s Manuel El Cid. Se le torci¨® en el capote con el puntazo en el escroto y un golpe en los abductores que le ha debido hace ver las estrellas: "Estoy bien". Pero el enfado principal de El Cid fue con los toros y con el presidente. Tras su primero estaba ya calentito: "El toro no ten¨ªa clase ni raza. Uno m¨¢s del mont¨®n. El puntazo lo llevo con dolor, pero me ha entrado m¨¢s dolor el ver que el toro no val¨ªa para nada". Su enfado fue in crescendo tras la devoluci¨®n de un toro que le gustaba por otro que perd¨ªa las manos sin cesar y con el que tampoco tuvo opci¨®n: "Ah¨ª demuestran algunos presidentes la sensibilidad que tienen: ninguna. Aqu¨ª el toro que se emplea es el que se echa para atr¨¢s. El otro val¨ªa mucho m¨¢s que ¨¦ste. Luego dicen que los del siete son unos tales, pero tienen raz¨®n".
El toro de la tarde fue el primero de Tejela, que supo c¨®mo emplear el premio. Pero la buena suerte que tuvo en el sorteo le falt¨® a la hora de matar, con lo que perdi¨® una oreja que ten¨ªa ganada: "Al final lo he estropeado. No s¨¦ qu¨¦ ha pasado; no estaba en vena. La lidia del que cerraba plaza pas¨® sin pena ni gloria y el buen torero madrile?o decidi¨® poner candado a su boca".
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