Ponerle muros al mundo
Seres humanos est¨¢n trazando nuevas cicatrices en el planeta para intentar separarse de otros seres humanos. ?Por qu¨¦? Porque estos ¨²ltimos son de raza, nacionalidad, cultura, religi¨®n o ideolog¨ªa pol¨ªtica distinta, o pura y simplemente porque son pobres y aspiran a escapar del miedo y la miseria. Cuando cay¨® el muro de Berl¨ªn, en 1989, se nos anunci¨® el fin de la historia y el comienzo de un tiempo feliz en el que los hombres ser¨ªan finalmente hermanos, unidos todos en un Nuevo Orden Mundial. Hubo ilusos que se lo creyeron, las hemerotecas y las videotecas est¨¢n repletas de sus exclamaciones de alborozo. Pero han transcurrido desde entonces casi veinte a?os, y ni final de la historia, ni Nuevo Orden Mundial, ni nada que se le parezca. El hundimiento del Imperio del Mal no ha tra¨ªdo el reino universal de la fraternidad bajo las leyes del libre mercado. Ni tan siquiera ha tra¨ªdo un mundo unipolar, gobernado benignamente por la superpotencia estadounidense. Nuestro mundo es confuso, agitado, violento en muchos lugares y momentos, bastante indescifrable y manifiestamente multipolar.
"El capital puede moverse libremente, pero no los seres humanos"
Estados Unidos no s¨®lo valla en Bagdad, se est¨¢ cercando a s¨ª mismo
"Los muros resucitan una pol¨ªtica que cre¨ªamos acabada con la guerra fr¨ªa"
Blindar Ceuta y Melilla sirvi¨® para crear la ruta de cayucos a Canarias
La mejor valla ser¨ªa impulsar el desarrollo de las zonas pobres
Muchos de los tramos del muro israel¨ª fueron declarados ilegales
Fueron abatidos el muro de Berl¨ªn y el tel¨®n de acero, pero se han levantado en los ¨²ltimos tiempos ?se est¨¢n levantando ahora mismo? nuevos muros, barricadas, vallas, verjas, fosos y trincheras en muchos pa¨ªses del planeta. En Am¨¦rica, ?frica, Asia y hasta Europa. Con piedras y arena, con metal y hormig¨®n, con alambre de espino; con refuerzos de c¨¢maras de v¨ªdeo, sensores de calor, rayos l¨¢ser, equipos de visi¨®n nocturna, helic¨®pteros, aviones robotizados e incluso campos de minas. Estamos hablando de miles y miles de kil¨®metros de nuevas separaciones f¨ªsicas entre vecinos erigidas con la vocaci¨®n de ser infranqueables. Estamos hablando de longitudes muy superiores en total a la del difunto tel¨®n de acero que divid¨ªa el este y el oeste de Europa. "Asistimos", afirma en un reciente despacho period¨ªstico Bernd Debusmann, enviado especial de la agencia Reuters a Tijuana, "al parad¨®jico resultado de una globalizaci¨®n en la que los capitales y las mercanc¨ªas pueden moverse libremente, pero no as¨ª los seres humanos".
"Estados Unidos, el pa¨ªs que m¨¢s influy¨® en la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn en 1989, ha emergido como el campe¨®n de la construcci¨®n de murallas", se?ala Debusmann. La ¨²ltima ?o la pen¨²ltima? de estas murallas es de hormig¨®n, casi cuatro kil¨®metros de longitud y m¨¢s de tres metros de altura. La est¨¢n alzando a toda velocidad los soldados norteamericanos para aislar del resto de la ciudad el barrio mayoritariamente sun¨ª y mayoritariamente insumiso de Adhamiya, en Bagdad. Los ocupantes norteamericanos invocan, faltar¨ªa m¨¢s, razones de seguridad. Portavoces de la comunidad sun¨ª y de la chi¨ª tildan la iniciativa de racista y solicitan la pronta salida de los ocupantes.
En Irak, los norteamericanos se metieron donde nadie les llamaba, actuaron como un elefante enfurecido en una oscura y angosta cacharrer¨ªa. Todo lo que les ocurre all¨ª y todo lo que les ocurre a los desdichados iraqu¨ªes procede del disparate inicial de la invasi¨®n del a?o 2003. Sin embargo, existen otras barreras que se han erguido ¨²ltimamente sin que sus constructores hayan hecho nada en particular para provocar la situaci¨®n que parece hacerlas necesarias. Ah¨ª est¨¢n, por ejemplo, las vallas met¨¢licas que a¨ªslan Ceuta y Melilla de su entorno marroqu¨ª, y que fueron reforzadas en altura y en capacidad de resistencia en el oto?o de 2005, a fin de frenar las avalanchas de inmigrantes subsaharianos sin papeles. ?Podr¨ªa haber hecho otra cosa el Gobierno de Zapatero? La respuesta es, tristemente, negativa. Cuando los subsaharianos asaltaron las vallas de Ceuta y Melilla, pocas voces, por no decir ninguna, se escucharon en Espa?a a favor de que se les dejara pasar. Como bien dijo Fran?ois Mitterrand a prop¨®sito de su propio pa¨ªs, Espa?a, ciertamente, "no puede albergar toda la miseria del mundo".
Hoy es una atracci¨®n tur¨ªstica, pero la Gran Muralla china fue levantada en el siglo III antes de Cristo para intentar salvaguardar al entonces brillante Imperio del Medio de las invasiones de los mongoles y otros pueblos septentrionales. Cuentan que esta muralla, la madre de todas ellas, con una longitud en su momento de m¨¢ximo esplendor de 6.500 kil¨®metros, es la ¨²nica construcci¨®n humana visible desde el espacio. Pues bien, como saben los historiadores, la Gran Muralla no pudo proteger completamente a las dinast¨ªas chinas del vigoroso empuje de sus vecinos del norte. Al igual que el Muro de Adriano, levantado en el limes germano, no pudo impedir ?s¨®lo la retras¨®? la ca¨ªda del Imperio Romano. Y tampoco la L¨ªnea Maginot, que Francia erigi¨® tras la I Guerra Mundial con el prop¨®sito de blindarse frente a Alemania, fue un obst¨¢culo serio para las divisiones acorazadas y los aviones del III Reich.
Indiferente al fracaso de estos precedentes, el r¨¦gimen comunista de Alemania Oriental, cuyas crueles y mezquinas interioridades hemos conocido con la pel¨ªcula La vida de los otros, construy¨® en 1961 el muro de Berl¨ªn. Pretend¨ªa as¨ª frenar la hemorragia de fugitivos hacia la m¨¢s libre y pr¨®spera Alemania Occidental. Fue otro fiasco, no dur¨® ni treinta a?os. En 1989, los berlineses de uno y otro lado lo derribaron a golpes de piqueta, ante la estupefacci¨®n y la impotencia de las fuerzas de seguridad. Ese acto libertador marc¨® el comienzo del vertiginoso derrumbe del tel¨®n de acero y de la no menos vertiginosa disoluci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y su imperio. Pero de esa ¨¦poca, la llamada guerra fr¨ªa, a¨²n persiste una gran fisura, la llamada Zona Desmilitarizada del Paralelo 38, que separa desde 1953 a las dos Coreas. Tiene 238 kil¨®metros de largo y cuatro de ancho. La custodian unos dos millones de soldados de ambos bandos, y sus alrededores se encuentran muy minados.
Otras divisiones de aquellos tiempos persisten igualmente, aunque ¨¦stas no estuvieran directamente ligadas al pulso entre el Oeste capitalista y el Este comunista. En el Magreb sigue en pie la muralla de arena y piedra que Marruecos levant¨® en el S¨¢hara Occidental para dificultar las incursiones de los guerrilleros del Frente Polisario. Y en Belfast y otros lugares de Irlanda del Norte, los llamados muros de la paz, que separan a cat¨®licos de protestantes. ?Cu¨¢nto tardar¨¢n en ser abatidos esos muros de la paz norirlandeses ahora que las armas han callado y que los l¨ªderes m¨¢s extremistas de las dos comunidades comparten el mismo Gobierno aut¨®nomo?
En fin, la buena noticia es que se est¨¢ desmantelando la L¨ªnea Verde que divid¨ªa Nicosia, la capital de Chipre, en una parte griega y otra turca. Pero la mala es que otra L¨ªnea Verde que ya hab¨ªa desaparecido, la que separaba el Beirut Oeste musulm¨¢n del Beirut Este cristiano, puede volver a resurgir en cualquier momento, dado que las tensiones pol¨ªticas y confesionales del pa¨ªs de los cedros han sido reavivadas por la torpe y brutal invasi¨®n militar israel¨ª del pasado verano.
Lamentablemente, no es ¨¦sta la ¨²nica mala noticia. De hecho, el planeta parece pose¨ªdo en los ¨²ltimos a?os por una fiebre constructora de muros, vallas y verjas semejante a la que en Espa?a lo cubre todo de urbanizaciones y campos de golf. Para empezar, Estados Unidos no se limita a cercar un barrio insurgente de Bagdad, no; Estados Unidos se est¨¢ cercando a s¨ª mismo.
Este comienzo del siglo XXI est¨¢ siendo vertiginoso en la escena internacional. En enero de 2001, George W. Bush se instal¨® en la Casa Blanca proclamando que no deseaba que su pa¨ªs siguiera inmiscuy¨¦ndose en los asuntos del mundo m¨¢s all¨¢ de lo necesario. Am¨¦rica Latina, asegur¨®, pasaba a convertirse en el objetivo prioritario de la pol¨ªtica exterior norteamericana. Bush viaj¨® a M¨¦xico y le prometi¨® al entonces presidente Vicente Fox que luchar¨ªa por "romper el muro de incomprensi¨®n" entre Estados Unidos y su vecino meridional. Pero entonces ocurri¨® la atrocidad del 11-S, y Bush meti¨® de cabeza a su pa¨ªs en el avispero de Irak y se desentendi¨® por completo de Am¨¦rica Latina.
Y as¨ª estaban las cosas cuando, el pasado a?o, el Congreso de EE UU aprob¨® por amplia mayor¨ªa ?incluido el voto favorable de la candidata presidencial dem¨®crata Hillary Clinton? la construcci¨®n de una barrera met¨¢lica de m¨¢s de 1.100 kil¨®metros de longitud y unos cinco metros de altura a lo largo de toda su frontera con M¨¦xico. Esta barrera, que serpentear¨¢ por los l¨ªmites meridionales de California, Nuevo M¨¦xico, Arizona y Tejas, pretende impedir que nuevos mexicanos y otros hispanos atraviesen el r¨ªo Bravo en direcci¨®n al norte. Lo curioso es que Estados Unidos y M¨¦xico son, junto a Canad¨¢, socios en el Tratado de Libre Comercio (NAFTA, en sus siglas en ingl¨¦s). Es decir, los capitales y las mercanc¨ªas no tienen el menor problema en cruzar el r¨ªo Bravo en cualquier direcci¨®n; lo que molestan son las personas, los espaldas mojadas. Los principales apoyos pol¨ªticos de Bush, los wasp (blancos, anglosajones y protestantes), consideran que ya hay demasiados hispanos en Estados Unidos.
Tanto el ex presidente mexicano Vicente Fox como su sucesor, Felipe Calder¨®n, al igual que el secretario general de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), el chileno Jos¨¦ Miguel Insulza, se han sumado al numeroso coro de voces que critican duramente este proyecto norteamericano. "Los muros resucitan una pol¨ªtica excluyente, una pol¨ªtica de rechazo y discriminaci¨®n que cre¨ªamos terminada con el final de la guerra fr¨ªa", dice Luis Alfonso de Alba, diplom¨¢tico mexicano y presidente del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. "Son", a?ade, "una medida radical y absurda en un mundo que pretende ser cada vez m¨¢s abierto y m¨¢s global". De acuerdo, dir¨¢n algunos, pero son efectivos. ?De veras?
"Esto es una tonter¨ªa", declar¨® con rotundidad el pasado a?o Eugenio Elorduy, gobernador del Estado mexicano de Baja California, a prop¨®sito del proyecto estadounidense de blindar su frontera meridional. ?Tonter¨ªa? Pues s¨ª: el muro, seg¨²n auguran sus opositores, tendr¨¢ inmediatos y perniciosos efectos secundarios. En primer lugar, constituir¨¢ un espectacular est¨ªmulo a la industria de falsificaci¨®n de documentos de identidad. En segundo lugar, impulsar¨¢ la excavaci¨®n de decenas, cientos de t¨²neles bajo la muralla.
No estamos frente a especulaciones, sino ante deducciones efectuadas a partir de hechos probados. A comienzos de 2006, las autoridades fronterizas norteamericanas ya descubrieron un t¨²nel impresionante que llegaba a San Diego partiendo del aeropuerto de Tijuana. Ten¨ªa casi un kil¨®metro de longitud, estaba equipado con drenaje subterr¨¢neo de agua y en su tramo m¨¢s profundo corr¨ªa a 15 metros bajo tierra. Dentro hab¨ªa dos toneladas de marihuana listas para su entrega, pero bien podr¨ªa haber sido un pu?ado de espaldas mojadas.
Los israel¨ªes ya conoc¨ªan por entonces el fen¨®meno. Cuando en los a?os noventa la Autoridad Nacional Palestina obtuvo el control de la superpoblada y paup¨¦rrima franja de Gaza, el ej¨¦rcito israel¨ª se reserv¨® el control de su frontera con Egipto. La respuesta a esta medida fue la excavaci¨®n de t¨²neles desde el lado egipcio, varios metros por debajo de las botas de los soldados israel¨ªes que custodiaban la frontera. Por all¨ª circularon durante a?os personas, mercanc¨ªas y, s¨ª, armas y explosivos.
Tan s¨®lo en el a?o 2002, el ej¨¦rcito israel¨ª se apercibi¨® de su existencia y cerr¨® 22 de estos t¨²neles. Las perforaciones se hicieron entonces m¨¢s profesionales, y un a?o despu¨¦s, en 2003, Israel descubri¨® 45 nuevos. Esta vez los israel¨ªes replicaron construyendo muros bajo tierra en la zona fronteriza, pero no hubo manera: los t¨²neles se hicieron a¨²n m¨¢s largos y profundos, con luz el¨¦ctrica, ventilaci¨®n y transporte mediante carretillas. Al final, como es sabido, Israel se retir¨® de Gaza.
Hubo un tiempo en que la frontera entre Estados y M¨¦xico representaba el mayor foso mundial de desigualdad entre riqueza y pobreza. Hoy ya no es as¨ª, hoy ese lugar lo ocupa la frontera entre Espa?a (y la Uni¨®n Europea) y Marruecos (y el Magreb y ?frica). Deteng¨¢monos, pues, en la reciente experiencia espa?ola. Todos los especialistas internacionales en movimientos migratorios observan que el reforzamiento de las vallas de Ceuta y Melilla del oto?o de 2005, que fue acompa?ado del incremento de la cooperaci¨®n de las autoridades marroqu¨ªes con las espa?olas, tuvo como consecuencia indeseada la creaci¨®n de una nueva ruta: la de los cayucos con destino Canarias. Y es que una corriente de agua siempre acaba encontrando una v¨ªa de escape cuando se topa con un obst¨¢culo f¨ªsico.
Algunas de las muchas barreras en construcci¨®n en el planeta no tienen demasiado que ver con los movimientos migratorios, sino que pretenden convertir en hechos consumados determinadas conquistas territoriales. El caso m¨¢s notorio es la "valla de seguridad" ?¨¦sta es la denominaci¨®n en castellano que le da su embajador en Espa?a, Victor Harel? que Israel est¨¢ alzando para intentar aislar a Cisjordania, uno de los territorios palestinos que ocup¨® en la guerra de los Seis D¨ªas de 1967. Es de entre cinco y diez metros de altura, b¨¢sicamente de hormig¨®n, y cuenta con torres blindadas de vigilancia cada dos por tres. Comenz¨® a ser construida en 2002, con el argumento de que servir¨ªa para impedir la entrada de terroristas kamikazes palestinos en el Estado de Israel. En realidad, todo el mundo sabe que el prop¨®sito de tan imponente muro es consolidar f¨ªsicamente la anexi¨®n por parte de Israel de Jerusal¨¦n oriental y de muchas parcelas del territorio cisjordano.
"Yo, despu¨¦s de haber recorrido buena parte del muro y de haberlo cruzado y descruzado por lo menos una docena de veces ?pesadillesca experiencia que nunca olvidar¨¦?, creo que la raz¨®n profunda del muro que construye Sharon es ganar para Israel una parte importante de los territorios ocupados; aislar a las ciudades ¨¢rabes una de otra, convirti¨¦ndolas poco menos que en guetos, y cuadrillar y fracturar de tal modo Cisjordania que el eventual Estado que se establezca all¨ª nazca asfixiado y condenado a la total inopia administrativa y econ¨®mica", escribi¨® Mario Vargas Llosa en este peri¨®dico en octubre de 2005.
La valla de seguridad israel¨ª sigue un trazado zigzagueante, penetra en profundidad en Cisjordania, protege a los principales colonias jud¨ªas all¨ª instaladas, atraviesa huertas y campos de almendros y olivos, irrumpe en pueblos y aldeas palestinos, y separa a los campesinos de sus tierras de labor, a los ni?os de sus escuelas, a los enfermos, heridos y parturientas de sus hospitales, a los padres de sus hijos? El a?o 2004, los muchos tramos que se adentran en los territorios palestinos ?hasta el 80% del total, seg¨²n Amnist¨ªa Internacional? fueron declarados ilegales por el Tribunal de Justicia de La Haya, pero Israel hace caso omiso a ese organismo y, en general, a las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Tambi¨¦n le importa un r¨¢bano que el ex presidente estadounidense y premio Nobel de la Paz Jimmy Carter haya asociado ese muro con el apartheid, la situaci¨®n de ciudadanos de tercera que los blancos de Sur¨¢frica impusieron durante d¨¦cadas a sus compatriotas negros. Israel, de hecho, ya ha construido m¨¢s de la mitad de los casi 700 kil¨®metros previstos y sigue adelante con su plan.
Para los palestinos, esta construcci¨®n simboliza el muro de la prisi¨®n en la que viven desde hace d¨¦cadas. "Es dif¨ªcil concebir", escribi¨® Vargas, "que la mejor manera de combatir el terrorismo sea hundiendo a todo un pueblo en la miseria, el desempleo y un sistema de vida claustral y abusivo que se parece mucho al de los campos de concentraci¨®n". No puede decirse m¨¢s finamente.
Pero no vayan a pensar que la fiebre de los muros, vallas y verjas es patrimonio exclusivo de los blancos. Si el Gran Rostro P¨¢lido de Washington lo hace, nosotros no vamos a ser menos, se dicen distintos Gobiernos de Asia, ?frica y hasta Am¨¦rica Latina. Serpenteantes barreras f¨ªsicas de todo tipo han sido construidas o est¨¢n en construcci¨®n en zonas fronterizas entre Pakist¨¢n y Afganist¨¢n, entre India y Pakist¨¢n, entre India y Bangladesh, entre Tailandia y Malaisia? Brasil anda pensando en levantar su propio muro en un tramo de su frontera con Paraguay, para tratar de frenar el contrabando y la inmigraci¨®n ilegal. Se situar¨ªa justo por debajo del puente que une las riberas de ambos pa¨ªses sobre el r¨ªo Paran¨¢, el denominado ?menuda paradoja? puente de la Amistad.
La plaga ha llegado tambi¨¦n a la pobre ?frica. Botsuana erigi¨® en 2003 una verja electrificada a lo largo de su frontera con Zimbabue. Sus autoridades aseguran que tiene como objeto exclusivo impedir la entrada incontrolada de ganado y evitar la propagaci¨®n de las enfermedades que pueda tener. Las de Zimbabue no se lo creen: afirman que lo que se pretende es impedir la migraci¨®n ilegal. Si s¨®lo pretende obstaculizar los movimientos de ganado, ?por qu¨¦ esta verja electrificada tiene una altura de dos metros y medio?
En el golfo P¨¦rsico ocurre tres cuartos de lo mismo. Las grandes empresas constructoras de la zona tienen ahora contratos de nuevo tipo: construir un muro que separe los Emiratos ?rabes Unidos del vecino sultanato de Om¨¢n (objetivo: repeler la inmigraci¨®n ilegal) y otro que separe Arabia Saud¨ª de Irak a lo largo de sus 900 kil¨®metros de frontera com¨²n (objetivo: evitar que el caos sangriento que se ha adue?ado del segundo pa¨ªs se extienda al primero). Dicen los saud¨ªes que su muro ser¨¢ "muy high-tech". ?Qu¨¦ alegr¨ªa! En cuanto a Kuwait, ya dispone de una barrera met¨¢lica electrificada y reforzada con una profunda trinchera a lo largo de sus 217 kil¨®metros de frontera con Irak.
"Lamentablemente, los l¨ªderes pol¨ªticos piensan m¨¢s en las pr¨®ximas elecciones que en las pr¨®ximas generaciones", afirma Federico Mayor Zaragoza, ex director general de la Unesco y presidente de la Fundaci¨®n Cultura de Paz. "Las vallas", a?ade, "s¨®lo permiten una contenci¨®n temporal; despu¨¦s, aun las m¨¢s altas y fuertes se vuelven vulnerables, hasta que un d¨ªa desaparecen o son destruidas por los ciudadanos". En su opini¨®n, la mejor valla ser¨ªa un Plan Marshall a escala mundial que impulsara el desarrollo agr¨ªcola, industrial, sanitario, cultural y educativo de las zonas m¨¢s pobres y conflictivas de la Tierra.
Mayor Zaragoza tiene m¨¢s raz¨®n que un santo, pero, como ¨¦l mismo anticipa, no se ganan elecciones anunciando cooperaci¨®n con el Tercer Mundo, aunque s¨ª levantando muros. Se est¨¢ haciendo incluso en el interior de la Uni¨®n Europea. En la ciudad italiana de Padua, una valla met¨¢lica a¨ªsla desde hace un a?o el llamado barrio de La Serenissima, habitado por inmigrantes africanos e infestado de droga, prostituci¨®n y violencia. El Ayuntamiento de Padua, de centro-izquierda, dice que la medida es provisional. S¨ª, claro, todo es provisional en esta vida; tambi¨¦n lo fue el muro de Berl¨ªn.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.