Altadis golpea al contrabando en Marruecos
Los sabuesos de la multinacional descubrieron c¨®mo se lucraban los Ej¨¦rcitos de Marruecos, Argelia y del Polisario
Hay batallas que se dan por p¨¦rdidas de antemano. Eso fue lo que pens¨® la multinacional tabaquera hispano-francesa Altadis cuando, en 2003, adquiri¨® por 1.292 millones de euros el 80% de la R¨¦gie Marocaine des Tabacs. Se imagin¨® que pod¨ªa rentabilizar el negocio introduciendo nuevas marcas y mejorando la calidad, pero no que podr¨ªa luchar con ¨¦xito contra el contrabando de tabaco, que representaba el 28% de las ventas (en Espa?a es el 0,6%), seg¨²n una estimaci¨®n. Cuatro a?os despu¨¦s no ha ganado a¨²n la guerra, pero s¨ª varias batallas.
El consumo de tabaco importado de forma fraudulenta cay¨® del 28% en 2004 al 13% a finales del a?o pasado
Pese al escepticismo ambiental, Altadis encarg¨® un estudio sobre el fen¨®meno. Descubri¨® entonces con estupor que, en contra de la sospecha generalizada, por Ceuta y Melilla entraban en Marruecos todo tipo de productos de contrabando -las llamadas exportaciones at¨ªpicas de las dos ciudades rondan los 1.500 millones de euros- excepto tabaco. S¨®lo el 2% de las cajetillas de contrabando pasan por las dos antiguas plazas de soberan¨ªa.
?Por d¨®nde entraba entonces el tabaco de extranjis? Carlos N¨²?ez, jefe de seguridad de Altadis, y los ex polic¨ªas marroqu¨ªes y espa?oles que contrat¨® la multinacional tardaron un tiempo en averiguarlo, pero su descubrimiento fue pol¨ªticamente explosivo: por el S¨¢hara Occidental y a trav¨¦s de la frontera con Argelia.
?C¨®mo llegaba hasta esos p¨¢ramos semides¨¦rticos el tabaco, sobre todo Marlboro, el preferido de los contrabandistas? A trav¨¦s del puerto de Nuadib¨², la segunda ciudad de Mauritania. Bastaba con echar un vistazo a los datos de importaci¨®n de tabaco de Mauritania para darse cuenta de que algo an¨®malo estaba sucediendo.
18.277 cigarrillos al a?o
En 1995 ese pa¨ªs, que entonces ten¨ªa 2,27 millones de habitantes, importaba 838 millones de pitillos. Nueve a?os despu¨¦s, su poblaci¨®n no alcanzaba a¨²n los tres millones, pero sus importaciones se hab¨ªan multiplicado por 11 hasta llegar a 9.870 millones. Cada fumador mauritano consum¨ªa, en teor¨ªa, 18.277 cigarrillos al a?o. "Si fuese verdad deber¨ªan estar todos muertos de c¨¢ncer", bromea un ex colaborador de Altadis al corriente de la investigaci¨®n.
"La cifra que manej¨¢bamos era la de las importaciones legales -las cajetillas van etiquetadas con las siglas de la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Mauritania-, pero sab¨ªamos que en Nuadib¨² se desembarcaban otros cartones ilegalmente", a?ade la misma fuente. "?stos eran con frecuencia de tabaco de imitaci¨®n fabricado en China".
De Nuadib¨² part¨ªan por pista camiones y veh¨ªculos todo terrenos a Zuerat, la ciudad minera mauritana, y despu¨¦s a Bir Mogrein, al noroeste de Mauritania. Ah¨ª se divid¨ªan los itinerarios. El primero cruzaba el muro de defensa construido por el Ej¨¦rcito marroqu¨ª en los ochenta para protegerse de los ataques del Frente Polisario, llegaba hasta Gueltat Zemmur y acababa en El Aai¨²n, capital del S¨¢hara Occidental.
Los otros cuatro itinerarios terminan en Casablanca, capital econ¨®mica de Marruecos, donde capos saharauis recepcionan la mercanc¨ªa y despu¨¦s la distribuyen. Para plantarse all¨ª no siguen el mismo camino. Todos pasan por Tifariti o Bir Lahlu, la zona del S¨¢hara controlada por el Polisario, entran en Argelia por Tinduf y suben a lo largo de la frontera marroqu¨ª, que atraviesan en distintos puntos. La ruta m¨¢s septentrional llega hasta la altura de Oujda, para despu¨¦s bajar a Casablanca.
"El mapa que hab¨ªamos dise?ado era muy delicado", recuerda otra fuente vinculada a Altadis. "Quedaba claro que, para cruzar esos territorios, los contrabandistas gozaban de complicidades" por parte del Polisario, asentado en el noreste del S¨¢hara; del Ej¨¦rcito marroqu¨ª, parapetado tras el muro y que vigila la frontera con Argelia, y del argelino, cuyo mayor despliegue est¨¢ en Tinduf. Por hacer la vista gorda todos se lucraban.
"No s¨¦ si hay connivencia o m¨¢s bien incapacidad de controlar esos inmensos territorios", se?ala Belbechir el Arbi, consejero del director de la aduana. "Es tan dif¨ªcil que recurren a todo tipo de argucias", prosigue. "Del cami¨®n los cartones se transvasan, por ejemplo, a las alforjas de un reba?o de camellos que atraviesa la frontera solo, sin ser guiado por un pastor".
El negocio es jugoso. La carga de un cami¨®n en Nuadib¨² cuesta 110.000 euros, pero vendida en destino vale 750.000. El fisco marroqu¨ª pierde, en cambio, unos 180 millones de euros anuales -Hacienda grava el tabaco con un 66,1%-, Altadis unos 50 millones y los estanqueros otros 9. En Marruecos se fuman unos 16.000 millones de pitillos al a?o.
Altadis ech¨® mano de Jos¨¦ Miguel Zaldo, consejero del presidente de la empresa, Antonio V¨¢zquez. Zaldo, un pionero de la inversi¨®n espa?ola en Marruecos, se reuni¨® con los colaboradores del rey Mohamed VI. Les pidi¨® que pusieran toda la carne en el asador para erradicar el contrabando. Les record¨® la merma que supon¨ªa para Hacienda. Esgrimi¨® otro argumento mucho m¨¢s convincente: sirve para financiar al Polisario o, por los menos, a saharauis que le son afines. Los jefes de la llamada zona militar 7 del Polisario se enriquecieron son ese tr¨¢fico.
Hizo mella. A finales de 2003 fue creada una comisi¨®n, presidida por el primer ministro, Driss Jettu, que elabor¨® un plan de acci¨®n contra el contrabando y coordina la actuaci¨®n de los encargados de combatirlo (Hacienda, Aduanas, Polic¨ªa, Gendarmer¨ªa, Justicia y Altadis). "La comisi¨®n ha sido decisiva en los logros cosechados", asegura Larbi Bellaha, presidente del directorio de la tabaquera marroqu¨ª. "Le estamos muy agradecidos", recalca.
Instrucciones reales
"El rey dio adem¨¢s instrucciones para que el Ej¨¦rcito incrementara la vigilancia fronteriza", precisa una fuente conocedora de la investigaci¨®n. "Un pu?ado de militares sospechosos de mirar para otro lado -no sabemos cu¨¢ntos- han sido trasladados a otros destinos", a?ade.
M¨¢s de tres a?os despu¨¦s de la puesta en pie de esa comisi¨®n, los resultados son palpables. Los alijos de tabaco decomisados por la aduana pasaron de 12 millones de cigarrillos en 2004 a 52 millones el a?o pasado. Paralelamente, el porcentaje de tabaco de contrabando consumido en Marruecos fue cayendo, seg¨²n los sondeos de Altadis, del 28,5% a principios de 2004 hasta un 13% o 14% a finales del a?o pasado.
La ruta por la que circulaba, a trav¨¦s del muro, el tabaco de contrabando hasta El Aai¨²n ha quedado desmantelada, aseguran fuentes de la compa?¨ªa. Las otras cuatro funcionan a medio gas. "Adem¨¢s, hay que tener en cuenta que parte del tabaco que se desembarca en Nuadib¨² acaba vendi¨¦ndose en el mercado de Argelia", se?ala la misma fuente.
Si Altadis est¨¢ satisfecha, el Gobierno de Rabat tambi¨¦n lo est¨¢. Prueba de ello es que a finales de 2006 le vendi¨® el 20% de la compa?¨ªa que a¨²n conservaba en sus manos y, sobre todo, prorrog¨® tres a?os m¨¢s, hasta 2010, su monopolio tabaquero. La decisi¨®n dio lugar a uno de los debates parlamentarios m¨¢s animados que se recuerdan. Los islamistas arremetieron contra el Gobierno por incumplir su promesa de liberalizaci¨®n del sector.
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