Rajoy celebra la primera victoria desde 2000
Los populares subrayan los 160.000 votos de ventaja que han obtenido sobre el PSOE y obvian la posible p¨¦rdida de poder territorial en plazas emblem¨¢ticas como Navarra y Baleares
Despu¨¦s de varias derrotas dulces, lleg¨® la primera victoria, aunque con importantes amarguras, para Mariano Rajoy. El triunfo por unos 160.000 votos sobre el PSOE en las elecciones municipales, las ¨²nicas convocadas en toda Espa?a, confirma que el l¨ªder del PP acert¨® al transformarlas en unas primarias de las generales, una operaci¨®n arriesgada. "En 2000 ¨¦ramos el primer partido. Siete a?os despu¨¦s volvemos a serlo", resumi¨® un euf¨®rico Rajoy. El acto en la sede central se convirti¨® enseguida en una reivindicaci¨®n del espa?olismo del PP. "Me gusta ver aqu¨ª la bandera de Espa?a, la de todos los espa?oles, piensen lo que piensen, por eso la usa el PP", clam¨® el l¨ªder. "Viva Espa?a", "el himno, el himno", gritaba la gente.
Rajoy: "En 2000 ¨¦ramos el primer partido. Siete a?os despu¨¦s, volvemos a serlo"
La explicaci¨®n de la victoria en n¨²mero de votos est¨¢ sobre todo en la subida en Madrid y la Comunidad Valenciana y en la abstenci¨®n en Catalu?a, donde los socialistas sacan mucha ventaja al PP. Sin embargo, la posible p¨¦rdida de Navarra, lo que m¨¢s tem¨ªan, y la posibilidad de que se escape Baleares (ya no conserva la mayor¨ªa absoluta), era el peor escenario para el principal partido de la oposici¨®n. M¨¢s votos, menos poder. A ello se sumaban otras tantas capitales de provincia que el PP podr¨ªa perder, algunas muy importantes como Las Palmas, C¨¢ceres, Ja¨¦n, Logro?o, Palma de Mallorca, Soria, Toledo o Zamora.
Por el contrario, los populares no han conseguido arrebatar al PSOE ninguno de sus grandes objetivos, entre ellos Zaragoza y Sevilla. Incluso la emblem¨¢tica Vigo, donde Corina Porro gobern¨® en minor¨ªa y parec¨ªa bien valorada en los sondeos, caer¨¢ en manos de un pacto PSOE-BNG.
Adem¨¢s, el plebiscito que el PP quer¨ªa hacer sobre la pol¨ªtica antiterrorista del Gobierno ofrece resultados desiguales. Porque es en Navarra y el Pa¨ªs Vasco, all¨ª donde todo el debate pol¨ªtico se centra en estos asuntos, donde el PP ha salido peor parado. Pierde Vitoria, donde ni siquiera es ya el partido m¨¢s votado, y, con ella, la diputaci¨®n.
Navarra es b¨¢sica para el PP. "A m¨ª me da igual Coslada, yo quiero saber qu¨¦ pasa en Navarra", se indignaba un militante al ver que no sal¨ªan los datos navarros. Cualquier discurso del PP sobre el Pa¨ªs Vasco pasa por un argumento: los nacionalistas, explican, no pueden pensar en construir ninguna naci¨®n mientras el PP gobierne en Navarra, Vitoria y ?lava. Despu¨¦s de estas elecciones, ese argumento ya no vale de nada.
El PP hab¨ªa optado abiertamente por una estrategia arriesgada: poner todos los huevos en una sola cesta, la del n¨²mero total de votos en los 8.111 municipios espa?oles. En las ¨²ltimas dos semanas, todos los dirigentes consultados -incluido el propio Rajoy en sus conversaciones con los periodistas de la caravana electoral- insist¨ªan en dos ideas: el PP subir¨¢ en todas partes y ganar¨¢ en votos totales.
La primera apuesta fracas¨®, y compromete al l¨ªder, que tendr¨¢ que asumir una importante p¨¦rdida de poder. Pero en la del n¨²mero total de votos la victoria es clara, sobre todo gracias a Madrid. Por eso el l¨ªder quiso lanzar desde la calle G¨¦nova un discurso conciliador de quien ya se siente el futuro presidente del Gobierno, y as¨ª fue presentado: "All¨¢ donde gobernemos lo haremos para todos, aqu¨ª caben todas las personas sensatas y razonables, todos caben en este proyecto pol¨ªtico moderado que es el PP".
Las elecciones tambi¨¦n tendr¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas una lectura interna. El Partido Popular es una formaci¨®n pol¨ªtica que ha sufrido una dolorosa derrota electoral en 2004 -en las generales celebradas tras los atentados del 11 de marzo-, y cuyo l¨ªder a¨²n no hab¨ªa logrado un ¨¦xito claro que le consolidara internamente despu¨¦s de que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar le designara como su sustituto. Por eso, el PP vive en una especie de convulsi¨®n permanente que tiene a sus barones regionales como grandes protagonistas.
Esa batalla en sordina que viven entre ellos tiene por fin un elemento objetivo: cu¨¢nto peso tiene cada uno de los barones en su respectivo territorio. El partido se tiene que enfrentar en los pr¨®ximos meses a un congreso, previsto para octubre -aunque podr¨ªa dejarse para despu¨¦s de las elecciones generales- y, sobre todo, al proceso m¨¢s complejo en cualquier formaci¨®n pol¨ªtica: la elaboraci¨®n de las listas nacionales. La fuerza que cada uno obtuviera ayer en las urnas servir¨¢ para preparar esa batalla interna de cara a las generales.
Incluso en los gestos se pudo ver ayer esa pelea entre barones. Alberto Ruiz Gallard¨®n, el alcalde de Madrid, rompi¨® la tradici¨®n y sigui¨® el escrutinio desde el Ayuntamiento, y no desde la sede de su partido, donde estaba su gran rival interna, Esperanza Aguirre, quien sali¨® en solitario, de forma totalmente inusual, al balc¨®n de G¨¦nova, a celebrar su victoria. S¨®lo a ¨²ltima hora, ya con el l¨ªder entre ellos, salieron juntos. De momento, en su particular batalla personal, ayer gan¨® Gallard¨®n, que le sac¨® 15.00 votos a Aguirre en la capital.
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