Un moderado en el Banco Mundial
El futuro presidente del organismo se aleja de la ideolog¨ªa extrema de su predecesor
George Bush quiere reponer los platos rotos por Paul Wolfowitz en el Banco Mundial. Y para ello ha presentado a Robert Zoellick como su nominado a la presidencia del organismo financiero multilateral, un todoterreno de la pol¨ªtica internacional. Zoellick tendr¨¢ que acabar con la frustraci¨®n interna y recuperar la imagen de la instituci¨®n tras el esc¨¢ndalo protagonizado por su predecesor -subi¨® astron¨®micamente el sueldo a su novia, funcionaria del banco- para revitalizar la lucha contra la pobreza.
Robert Zoellick, considerado un pragm¨¢tico de la vieja escuela, es vicepresidente en Goldman Sachs, el poderoso banco de inversi¨®n donde ejerce como consejero de estrategia global. Ser¨¢ el decimoprimer presidente del Banco Mundial cuando tome el relevo de Paul Wolfowitz el 30 de junio. Los que han trabajado con ¨¦l le consideran un perfeccionista y un jefe exigente. Tambi¨¦n destacan su disposici¨®n al di¨¢logo.
El candidato considera que su misi¨®n es vital para responder a la demanda de los pobres
Durante el primer mandato de George Bush en la Casa Blanca, Zoellick, graduado en leyes por la universidad de Harvard, ejerci¨® como representante de comercio internacional. A pesar de ser uno de los principales asesores de Bush, su l¨ªnea ideol¨®gica no era tan extrema como la que mostraron Wolfowitz y otros miembros de la Administraci¨®n tras los ataques del 11-S.
En ese cargo, Zoellick negoci¨® el lanzamiento de la Ronda de Doha y forj¨® algunos de los acuerdos comerciales cerrados por EE UU con numerosos pa¨ªses, incluida Am¨¦rica Latina, sin dejar de mencionar su iniciativa para que el mundo ¨¢rabe se sume al esquema del libre comercio. Todo esto le confiere una experiencia destacada en el ¨¢mbito internacional.
Tras la reelecci¨®n de Bush hace dos a?os y medio, Zoellick pas¨® a ser la mano derecha de Condoleezza Rice en el Departamento de Estado, con el acercamiento a China y la crisis de Darfur como tareas principales. El cambio respond¨ªa a la intenci¨®n del presidente por sanar las heridas abiertas con sus aliados tras la intervenci¨®n militar en Irak.
Zoellick y Rice tienen, de hecho, una visi¨®n pol¨ªtica muy similar sobre el papel que EE UU debe jugar en la escena. Y al igual que Wolfowitz, sus lazos con la familia Bush son estrechos y se remontan a la presidencia de Bush padre, periodo durante el que se encarg¨® de cuestiones relacionadas con el colapso de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y la reunificaci¨®n de Alemania.
Con este perfil, su nombre ya formaba parte de la lista que la Casa Blanca manej¨® hace dos a?os para el relevo de James Wolfenson en el Banco. Bush destac¨® la "distinguida carrera" del nominado en el ¨¢mbito diplom¨¢tico y del desarrollo. Dijo de ¨¦l que es un "internacionalista convencido", "plenamente comprometido con la causa" que rige la misi¨®n del organismo.
Pascal Lamy, director gerente de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, conoci¨® bien a Zoellick durante su etapa como comisario europeo. Ayer dijo que aprecia "su talento para lograr consensos y su capacidad para abrir la mano a los pa¨ªses en desarrollo". Por eso fuera del organismo se le ve como el ant¨ªdoto a los males que afloraron con su predecesor.
El nominado dijo que el Banco Mundial sigue siendo hoy tan importante como en el momento de su creaci¨®n y que su misi¨®n es "vital" para responder a las esperanzas de los pobres, especialmente en el ?frica subsahariana. Por eso dijo que lo primero que har¨¢ es "escuchar" las ideas que se tengan dentro y fuerza del organismo. Y pidi¨® que se abandonen la frustraci¨®n y la ansiedad pasadas para "enfocarnos juntos en el futuro".
"Los mejores d¨ªas del Banco est¨¢n a¨²n por llegar", concluy¨®. Desde Europa se espera que el nuevo presidente sea capaz de recuperar la moral interna en el Banco tras el esc¨¢ndalo que forz¨® la renuncia de Wolfowitz. Para ello, Zoellick deber¨¢ decidir si mantiene el equipo de asesores de su predecesor o si opta por apoyarse m¨¢s en el equipo de direcci¨®n del Banco.
En paralelo, deber¨¢ restaurar la confianza con los pa¨ªses accionistas, especialmente con los socios europeos, ya que la crisis vivida en el organismo coincide con la campa?a trienal de recaudaci¨®n de fondos (28.000 millones de d¨®lares, 20.873 millones de euros) que se destinan a proyectos de lucha contra la pobreza. El ministro franc¨¦s de Exteriores, Bernard Kouchner, lo considera una cuesti¨®n "crucial" y cree que Zoellick tiene el perfil adecuado.
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