A qui¨¦n le ha ganado Gallard¨®n
C¨®mo no iba a llevarse las elecciones de calle Gallard¨®n si es un hombre al que basta con desordenarle un poco las letras del apellido para que salga la palabra "ganador", se dijo Juan Urbano, que estaba desayunando en una cafeter¨ªa del centro y se dedicaba a buscarle rincones a las noticias del peri¨®dico, en parte para entretenerse y en parte por salir de la perplejidad que le produc¨ªa haber roto con su chica y descubrir que la que al principio iba a ser la ¨²nica, al final s¨®lo fue una m¨¢s. Acab¨® su caf¨¦, tarare¨® para fortificarse un par de versos de una canci¨®n de Brassens, "qu¨¦ triste es no estar m¨¢s triste porque t¨² te hayas marchado", y dando el asunto por concluido se pregunt¨®, igual que si le volviese la espalda a la persona que ya no iba a ser y hablara con otro al que ya le interesaban otras cosas: "De acuerdo, Gallard¨®n ha ganado de calle, pero ?a qui¨¦n y a cu¨¢ntos?".
Cada voto al alcalde es un voto al PP y contra su vieja guardia pol¨ªtica y period¨ªstica
Porque lo cierto es que la victoria categ¨®rica del actual y futuro alcalde de Madrid no s¨®lo supone la derrota del PSOE, sino tambi¨¦n la de una buena parte del propio Partido Popular y la de todos los francotiradores que lo atacan desde los medios de comunicaci¨®n que ustedes ya saben y que lo han convertido en el demonio dentro de la iglesia, un infiltrado que obstaculiza el camino a la derecha y, por ello, no es ni ser¨¢ nunca santo de la devoci¨®n de esa gente que, seg¨²n le gusta repetir a Juan Urbano, siempre tan proclive a los juegos de palabras, ennegrece y sotaniza nuestra sociedad, unas veces con argumentos llenos de pu?ales y otras, como dec¨ªa Miguel de Unamuno, "a cristazo limpio". Hay que ver.
Juan cre¨ªa, por lo tanto, que el triunfo municipal de Gallard¨®n estaba lleno de matices y paradojas, lo cual es como decir que resulta contradictorio, puesto que la paradoja es un p¨¢jaro capaz de volar a la vez en dos o m¨¢s direcciones opuestas. Precisamente, estaba leyendo un libro del fil¨®sofo norteamericano Roy Sorensen, Breve historia de la paradoja, que acaba de publicar en Espa?a la editorial Tusquets, y se detuvo en una de las historias ejemplares que se cuentan en ¨¦l, sobre el novelista Le¨®n Tolst¨®i, al que cuando era un ni?o su hermano retaba a quedarse en una esquina, inm¨®vil, hasta que lograra dejar de pensar en un oso blanco, cosa que le resultaba casi imposible: cuanto m¨¢s lo intentaba, m¨¢s obsesivamente ve¨ªa dentro de ¨¦l a ese oso blanco. No me digan que no es sencillo cerrar los ojos e imaginarse a los l¨ªderes m¨¢s apost¨®licos del PP y a sus rasputines de tres al cuarto dando vueltas en la cama o alrededor de sus micr¨®fonos, incapaces de sacudirse la imagen de un oso blanco con la cara del alcalde de Madrid que destaca demasiado entre los osos negros del partido. A Sigmund Freud le habr¨ªa encantado esa pesadilla.
Porque las paradojas no son s¨®lo un truco de la dial¨¦ctica sino tambi¨¦n una parte de la realidad, puede pensarse que cada voto a Alberto Ruiz-Gallard¨®n es un voto para el PP y contra su vieja guardia pol¨ªtica y period¨ªstica, adem¨¢s de un posible mensaje de su electorado, que dice que a la formaci¨®n conservadora le hace falta un relevo generacional y, sobre todo, un cambio de esp¨ªritu. Si eso es verdad, Gallard¨®n s¨®lo ser¨¢ la primera gota de la marea que va a llevarse por delante la actual estructura de mando del PP.
Habr¨¢ quien piense que si lo contrario de Gallard¨®n es Esperanza Aguirre, el ¨¦xito de la presidenta de la Comunidad demuestra que las bases a¨²n conf¨ªan en la actual direcci¨®n del grupo. Pero a los que, siguiendo esa l¨ªnea, crean que quitando de en medio al alcalde desaparecer¨¢n los deseos de cambio, habr¨¢ que recordarles un proverbio ¨¢rabe que dice que dispararle al caballo no har¨¢ que desaparezcan las moscas que lo rodean.
De momento, Alberto Ruiz-Gallard¨®n ya les ha gritado desde la cresta de la ola que quiere ir en las pr¨®ximas listas nacionales del PP, de modo que adem¨¢s de saber a qui¨¦nes ha ganado en estas elecciones, tambi¨¦n sabemos para qu¨¦ y qu¨¦ ve ¨¦l cuando mira hacia el futuro. A los de siempre les han debido temblar las medallas en el cuello al o¨ªrle decir eso. Qu¨¦ interesante, que la victoria parad¨®jica de Alberto Ruiz-Gallard¨®n pueda convertirse en un problema para su partido o ser su soluci¨®n. El tiempo lo va a responder, y no va a tardar mucho en hacerlo.
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