Monstruos mitol¨®gicos

H¨¢ganse a la idea: el romance de Romeo y Julieta ser¨¢ eternamente saqueado por todo tipo de artistas desde que a William Shakespeare le lleg¨® la inspiraci¨®n. Es el caso de Underworld, un romance imposible entre una vampira y un hombre lobo con la oposici¨®n de sus dos razas, los Capuletos y los Montescos del mundo subterr¨¢neo. Len Wiseman, guionista y director del filme, hab¨ªa empezado su carrera en el departamento de arte de filmes como Godzilla, Hombres de negro o Independence Day, para posteriormente dirigir anuncios y videoclips. As¨ª que visualmente sab¨ªa lo que se tra¨ªa entre manos cuando en 2003 rod¨® Underworld, una feroz batalla entre vampiros y lic¨¢ntropos: las dos razas llevan 200 a?os en guerra, tras varios siglos de g¨¦lida convivencia. Lo curioso del caso es que tienen un origen com¨²n: la leyenda asegura que un caballero, Alexander Corvinus, y su ej¨¦rcito acamparon en un pueblo donde enfermaron de peste. Todos murieron, salvo Alexander; su cuerpo se volvi¨® inmune a la enfermedad, y le hizo inmortal. Alexander tuvo tres hijos. Uno de ellos, Marcus, fue mordido por un vampiro, transmut¨¢ndose en el primer vampiro. Otro, William, fue atacado por un lobo, convirti¨¦ndose en el primer lic¨¢ntropo. El tercero fue un mortal corriente. Con el tiempo, como en toda familia, las cosas se estropearon (las cenas navide?as deb¨ªan de ser tremendas).

Ah¨ª comienza Underworld, con Selene (Kate Beckinsale), una vampira de armas tomar, enamorada de un guapo lic¨¢ntropo, Michael, al que esconde por amor y porque su cuerpo puede ser la clave para el fin del enfrentamiento. Beckinsale, una actriz de carrera cimentada en la comedia rom¨¢ntica y en el drama hist¨®rico, saltaba al g¨¦nero fant¨¢stico. Scott Speedman, un int¨¦rprete infravalorado, el Don de Mi vida sin m¨ª, encarnaba a Michael. Sin casi efectos digitales y con un primer aullido de un lic¨¢ntropo robado de los efectos sonoros de Un hombre lobo americano en Londres, el cl¨¢sico de John Landis, Underworld se convirti¨® en un ¨¦xito de taquilla, al que sigui¨® una segunda parte... y el matrimonio entre su director y su actriz protagonista. Pero de Shakespeare nadie dijo nada. Ingratos.

Desde luego, en Dragon Heart, otra pel¨ªcula con un monstruo mitol¨®gico, en su caso un drag¨®n, Shakespeare no tuvo nada que ver. La historia no da mucho juego: el ¨²ltimo de los dragones (en versi¨®n original con voz y gestos de Sean Connery; en espa?ol, doblaje de Paco Rabal) se al¨ªa con un desilusionado caballero al que pone rostro Dennis Quaid. S¨®lo la banda sonora, de Randy Edelman, y los dos actores principales otorgan br¨ªo al resultado final.