La renovaci¨®n de nunca acabar
Como observaba un ilustre periodista, ha sido ¨¦sta una semana dedicada a la necropsia de la derrota socialista y de sus predeterminados socios del frustrado Gobierno. Los especialistas en el escalpelo han sacado a relucir las claves del episodio y es muy probable que todos tengamos ya, desde la izquierda visto, una idea clara de los errores cometidos y de las circunstancias que han concurrido para propiciar tan descomunal batacazo electoral. Por su parte, la derecha, aunque con menor concurso de analistas y c¨®rvidos, ha encontrado motivos por ella misma ignorados para explicar tan portentosa victoria. A punto estamos de afirmar que ha procedido como los nuevos ricos, que siempre encuentran argumentos ignorados para legitimar su fortuna. Pero no, la derecha siempre ha sido rica de cuna.
Entre los numerosos argumentos aireados para explicar el fen¨®meno ha tenido una especial relevancia la ceguera de los partidos de la oposici¨®n ante el cambio social producido en forma de h¨¢bitos y crisis de civismo a caballo de una larga coyuntura de prosperidad alentada, sobre todo, por el man¨¢ urban¨ªstico. Quiz¨¢ sea excesivo afirmar que ha emergido una nueva sociedad, pero sin duda, a lo largo de este ¨²ltimo decenio ha primado y calado una sensaci¨®n felicitaria y l¨²dica que ni siquiera en lo que tiene de precaria y de cart¨®n piedra ha podido ser desmontada por una izquierda al rebufo siempre de los acontecimientos.
Que esto era as¨ª hubo quien lo previ¨® y escribi¨®, con escasa o nula incidencia en los n¨²cleos dirigentes de las formaciones pol¨ªticas cr¨ªticas. Pero se nos antoja que ser¨ªa puro ventajismo pedirles ahora cuentas y concretamente por esta insospechada inopia que, en realidad, ha sido generalizada, incluso en el ¨¢mbito del PP, los primeros sorprendidos por los efectos de su pol¨ªtica, definida por la prosapia triunfalista y grandes eventos con tal de enmascarar con el estr¨¦pito los casos de corrupci¨®n, el desmadre de las finanzas p¨²blicas y lo que ¨²nicamente es aparente crecimiento de nuestro bienestar comunitario.
?Y qu¨¦ hacer, visto lo visto? ?Rendirse a las tesis de Francis Fukuyama y considerar que no hay m¨¢s cera que la que arde porque no hay alternativa a los modos de gesti¨®n y f¨®rmulas liberales al uso? ?Insistir en el discurso de la ambig¨¹edad -por lo que al PSPV-PSOE concierne- y esperar sine die a que el viento de la historia sople de popa? Claro que, puestos a encontrar remedio a este declive podr¨ªa echarse mano de un recurso tan imaginativo y eficaz como improbable: fichar al actual consejero de Sanidad, Rafael Blasco, para dise?ar una nueva estrategia pol¨ªtica con garant¨ªa de ¨¦xito. A ver de qu¨¦ eran capaces entonces los cerebritos maniobreros del presidente Francisco Camps.
En todo caso los socialistas valencianos tienen ante s¨ª un problema y un dilema. El problema consiste en reemprender su renovaci¨®n, equip¨¢ndose del liderazgo y talento que necesitan para convertirse en una opci¨®n de gobierno auton¨®mico, del que tan alejada est¨¢ ahora. Cuentan a su favor con la experiencia que signific¨® el abrupto tr¨¢nsito desde el lermismo hasta la actual pacificaci¨®n. Debemos pensar que no reproducir¨¢n los mismos errores fratricidas. Y el dilema consiste en decidir entre ser un partido alineado a la izquierda y con un mensaje coherente e identificable, o s¨®lo una formaci¨®n con perfil ideol¨®gico indefinido para encandilar a seg¨²n quien, tal cual como la que acaba de estrellarse.
Los del Comprom¨ªs lo tienen claro, aunque eso tampoco es garant¨ªa de que prosperen las tesis m¨¢s sensatas, que a nuestro juicio son aquellas que postulan consolidar los pactos y ensanchar esas esmirriadas bases fragmentadas. Para el caso concreto de Esquerra Unida suponemos que alguna conclusi¨®n habr¨¢n sacado de las reticencias y reservas acerca de su acuerdo con los nacionalistas. Quienes lo torpedearon -?valdr¨¢ la pena se?alar con el dedo?- son los mismos que se han quedado a la luna del Ayuntamiento de Valencia, teniendo como han tenido un buen candidato, y podr¨ªan ser tambi¨¦n fantasmas extraparlamentarios que abonan el bipartidismo en ciernes. Quiz¨¢ un d¨ªa vean la luz.
FABRA, ABSUELTO ?DE QU??
El PP de Castell¨®n ha obtenido una gran victoria electoral y ello le ha dado alas a su presidente provincial, Carlos Fabra, para afirmar que las urnas le han absuelto de los delitos por los que est¨¢ procesado. Es posible que, a¨²n juzgado y condenado, hubiera conseguido el apoyo de los votantes, como aseguran sus leales. Pero eso est¨¢ por ver. Lo ¨²nico cierto son los cargos que se le imputan con una presunci¨®n de inocencia que se prolonga lo indecible por la lentitud y circunstancias que concurren en esta causa judicial. ?stas han sido de verdad las grandes aliadas del candidato imputado, que igual hubiera podido estar ahora mismo en el trullo.
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