Un hombre con orquesta

Le pusieron un juguete en las manos y el belga andaba exultante. Mertens pudo tocar su m¨²sica arropado por el poder¨ªo sonoro, ese nadar en un mar de sonidos, que proporcionan m¨¢s de cincuenta m¨²sicos. El programa se bas¨® en Partes extra partes, grabado en 2006 con ocasi¨®n del 25? aniversario de su primer disco.

Mertens se present¨® por primera vez en Madrid en febrero de 1986. En una sala que ya no existe, para ofrecer en solitario, a un p¨²blico de fervorosos iniciados, algunas de aquellas obras extra?as y sugerentes que se hab¨ªan empezado a escuchar meses antes en una emisora de radio. Ya se insinuaba esa voz de falsete -a veces enervante-, veh¨ªculo de un idioma imaginario, y que es siempre punto de partida para su trabajo. Y ya entonces toc¨® esa preciosa miniatura que es Close cover y la inquietante Struggle for pleasure, reservadas esta vez para los bises.

Junto a pasajes que sonaron a meros ejercicios, hubo momentos inspirados e incluso brillantes. La sinf¨®nica realza el lirismo de Mertens y permite disfrutar de la variedad de soluciones -la repetici¨®n es importante- que hay en sus piezas. Desde las que tienden a Nyman o Glass -Mertens escribi¨® en sus a?os mozos sobre los minimalistas norteamericanos- hasta las que recuerdan a grandes compositores de m¨²sica para cine -Mertens ha compuesto para Peter Greenaway o Paul Cox-.

Wim Mertens ha editado m¨¢s de 40 discos. Pero si se le habla de exceso de producci¨®n, el m¨²sico se agarra a que Johann Sebastian Bach compon¨ªa una obra por semana. Los que le confunden con Wim Wenders, el cineasta alem¨¢n, tan tranquilos, pero los dem¨¢s pueden estar mordi¨¦ndose las u?as por haberse perdido su concierto con orquesta: no es probable que se le vuelva a ver con este lujo.