Los pa¨ªses emergentes en la cumbre del G-8
La celebraci¨®n de esta Cumbre Ampliada del G-8 en Heiligendamm, Alemania, ofrece una nueva oportunidad a los l¨ªderes de Sur¨¢frica, Brasil, China, India y M¨¦xico para profundizar en el di¨¢logo, iniciado en Evi¨¢n en 2003, con las principales econom¨ªas industrializadas sobre temas prioritarios de la agenda internacional.
A?o tras a?o, estas reuniones van fortaleci¨¦ndose y adquiriendo mayor reconocimiento al introducir nuevos enfoques en los debates del G-8. Estoy convencido de que el cambio clim¨¢tico, el desarrollo sostenible, las fuentes de energ¨ªa nuevas y renovables y la financiaci¨®n para el desarrollo son temas sobre los que es necesario que las principales econom¨ªas emergentes hagan o¨ªr m¨¢s su voz, no s¨®lo porque las poblaciones de nuestros pa¨ªses se ven directamente afectadas, sino por la capacidad de nuestras naciones de formular e implantar propuestas innovadoras para responder a esos m¨²ltiples desaf¨ªos.
La transformaci¨®n de los biocombustibles en bienes internacionales es un ejemplo de c¨®mo estamos aunando esfuerzos para encontrar respuestas coordinadas. La difusi¨®n del uso del etanol y del biodi¨¦sel ayuda a democratizar el acceso a la energ¨ªa, disminuyendo la dependencia mundial de las ¨²ltimas reservas de hidrocarburos. Al mismo tiempo, contribuye a reducir las emisiones de gases contaminantes, lo que ayuda a minimizar los efectos del cambio clim¨¢tico que nos afecta a todos.
Los biocombustibles tienen relevancia especial para los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Por su enorme potencial para generar empleos y renta, ofrecen una verdadera opci¨®n de crecimiento sostenible, especialmente para pa¨ªses que dependen de la exportaci¨®n de pocos bienes primarios. Al mismo tiempo, el etanol y el biodi¨¦sel abren nuevas v¨ªas de desarrollo, sobre todo en las industrias bioqu¨ªmicas. Constituyen alternativas econ¨®micas, sociales y tecnol¨®gicas al alcance de pa¨ªses pobres econ¨®micamente, pero ricos en sol y tierras cultivables.
Las cr¨ªticas de que los biocombustibles pueden afectar a la seguridad alimentaria o agravar los cambios clim¨¢ticos parten de una falsa premisa. Siempre y cuando los pa¨ªses adopten cultivos adecuados a sus realidades y necesidades, los biocombustibles pueden cumplir con las exigencias de seguridad alimentaria y preservaci¨®n del medio ambiente. Un sistema de rigurosa certificaci¨®n p¨²blica, plasmado en acuerdos multilaterales, conservar¨¢ el medio ambiente y garantizar¨¢ unas condiciones aceptables de trabajo. El equilibrio entre la peque?a propiedad familiar y las grandes plantaciones tambi¨¦n puede quedar asegurado, como establece, por ejemplo, la legislaci¨®n brasile?a. Los brasile?os estamos compartiendo esa experiencia con nuestros vecinos de Am¨¦rica Latina y el Caribe y con nuestros hermanos africanos.
Asimismo, para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio ser¨¢ necesario multiplicar los mecanismos financieros innovadores capaces de garantizar los recursos necesarios para cambiar las condiciones de vida de millones de marginados. El cobro de contribuciones sobre los billetes a¨¦reos es un peque?o ejemplo de lo que se puede hacer, como qued¨® claro en la creaci¨®n de la Central Internacional de Medicamentos, la UNITAID.
La Cumbre Ampliada del G-8 ofrece la oportunidad de formular estrategias mundialmente integradas para hacer frente a las grandes amenazas mundiales. No habr¨¢ desarrollo sostenible, armon¨ªa medioambiental ni seguridad duradera si no conseguimos eliminar el hambre y la extrema desigualdad.
Por ello, las negociaciones comerciales multilaterales deben avanzar. Es necesario una verdadera ronda de desarrollo en la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, con resultados que les reporten a los pa¨ªses m¨¢s necesitados los beneficios tantas veces prometidos, pero nunca plenamente materializados, de la liberalizaci¨®n comercial.
Tal vez la mayor prueba de nuestra capacidad de forjar un gobierno verdaderamente global est¨¦ en el reparto de responsabilidades y costes en cuanto a los cambios inaplazables que tenemos por delante.
Estas responsabilidades son compartidas, aunque diferentes. Cuando hablamos del calentamiento global o de las negociaciones comerciales multilaterales, no podemos tratar de la misma manera a pa¨ªses con capacidades y responsabilidades tan dispares. La leg¨ªtima protecci¨®n de la propiedad intelectual, por ejemplo -que figura en la agenda del G-8- no puede superponerse al imperativo ¨¦tico de garantizar medicamentos esenciales a precios asequibles.
Brasil es plenamente consciente de sus obligaciones y est¨¢ activamente comprometido con todas estas iniciativas. Por esta raz¨®n, confiamos en que el di¨¢logo ampliado del G-8 siga siendo una instancia indispensable en la consolidaci¨®n de una agenda com¨²n, de intereses y desaf¨ªos compartidos por todos en el planeta.
La constituci¨®n de un foro permanente entre pa¨ªses en desarrollo y desarrollados para tratar las cuestiones centrales del mundo de hoy contribuir¨¢ a que la globalizaci¨®n sea menos asim¨¦trica y m¨¢s solidaria.
Luiz In¨¢cio Lula da Silva es presidente de la Rep¨²blica Federativa de Brasil.
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