"La relaci¨®n especial entre EE UU y el Reino Unido es un mito"
La novela es, para William Boyd, la mejor v¨ªa art¨ªstica para explorar la existencia humana. Un pozo sin fondo donde crear y alterar identidades. La suya se complic¨® al nacer, en 1952, en Accra (Ghana). Pas¨® la juventud entre Nigeria y un internado escoc¨¦s donde estudi¨® el pr¨ªncipe de Gales. Esa realidad del blanco en el ?frica negra y de sentirse extranjero en la Escocia de sus padres le marc¨® para siempre. En su literatura y en guiones para cine y televisi¨®n, intenta descifrar la vida del ser universal, los golpes del azar que moldean la personalidad del individuo. Al personaje de su pr¨®ximo libro -que ver¨¢ la luz hacia 2009- le ha robado todas las se?as de identidad, llevando al l¨ªmite una tem¨¢tica recurrente en sus nueve novelas publicadas hasta la fecha. En la ¨²ltima, Sin respiro (Costa Novel Award 2006) se adentra en los servicios secretos brit¨¢nicos pregunt¨¢ndose qu¨¦ lleva a un esp¨ªa a traicionar a su patria. Entre tanto se ha planteado otro gran reto: dirigir su segundo filme, un thriller contempor¨¢neo, dentro de unos meses. "Es un objetivo dif¨ªcil, pero voy a esforzarme al m¨¢ximo", dice en su casa del barrio londinense de Chelsea.
PREGUNTA. ?Por qu¨¦ una novela de espionaje?
RESPUESTA. Era pr¨¢cticamente inevitable. Me di cuenta de que llevo mucho tiempo escribiendo sobre identidad, sobre la p¨¦rdida o cambio de identidad. Y el mundo del espionaje es el escenario perfecto para explorar esas cuestiones. El esp¨ªa, para triunfar, tiene que convertirse en otro.
P. ?Su complejo pasado le empuja hacia cuestiones de identidad?
R. S¨ª, est¨¢ relacionado con mi propia sensaci¨®n de desarraigo. De ser un ni?o blanco en ?frica negra, de llamar casa a Ghana y Nigeria cuando obviamente yo no soy africano; de sentirme extranjero en Escocia, la tierra de mis padres; de haber vivido en Francia, en Oxford y, ahora, en Londres. ?D¨®nde est¨¢n mis ra¨ªces? ?Qu¨¦ es lo que me ha hecho quien soy yo? Dir¨ªa que es una sucesi¨®n de cosas, una congregaci¨®n de personalidades. No profeso ninguna fe y creo que la vida es un agregado de buena y mala suerte. Pero, como novelista, no deber¨ªa analizarme mucho. La ignorancia sobre uno mismo puede con frecuencia ser muy creativa.
P. ?Qu¨¦ desat¨® la historia de Sin respiro?
R. Los esp¨ªas brit¨¢nicos, particularmente los traidores brit¨¢nicos. Tuvimos muchos en la Segunda Guerra Mundial y la guerra fr¨ªa, con el C¨ªrculo de Cambridge. Quise explorar las razones que llevan a un doble agente a traicionar a su pa¨ªs. Nunca he escuchado una explicaci¨®n convincente de por qu¨¦ un hombre tan privilegiado como Kim Philby, pilar del establishment, espi¨® con ¨¦xito para los rusos durante 20 a?os. Un personaje del libro identifica tres causas: dinero, chantaje y venganza. Para m¨ª, venganza es la explicaci¨®n que funciona. En cada acto de venganza hay un elemento de odio. Philby lleg¨® a odiar a la ¨¦lite pol¨ªtica de Inglaterra. Dijo, en una entrevista, que hab¨ªa aflorado en ¨¦l un desprecio humano por aspectos de la sociedad inglesa. Habla de desprecio humano, pero la palabra clave es desd¨¦n. Creo que los cinco esp¨ªas de Cambridge despreciaban el mundo del que proced¨ªan y quisieron da?arlo.
P. Sorprende que sus agentes esp¨ªen contra el aliado, contra Estados Unidos.
R. Cuando entras en un g¨¦nero, deseas reinventarlo en cierta forma. El mundo del espionaje es muy masculino y pens¨¦ en una joven esp¨ªa. Por entonces, yo investigaba la relaci¨®n entre Roosevelt y Churchill, para un filme de la BBC, y descubr¨ª referencias sobre trucos sucios en Estados Unidos antes de Pearl Harbour. Los brit¨¢nicos hab¨ªan montado una enorme operaci¨®n de manipulaci¨®n informativa que dur¨® unos 18 meses, hasta diciembre de 1941. Cientos de agentes brit¨¢nicos plantaban historias en los medios estadounidenses para persuadir a la poblaci¨®n a unirse a la guerra europea. Con el v¨ªnculo Bush-Blair olvidamos que el 80% de los estadounidenses se opon¨ªan, en 1941, a la guerra. La relaci¨®n especial entre Estados Unidos y el Reino Unido no exist¨ªa. Fue un mito creado por Churchill.
P. La situaci¨®n recuerda a los preparativos de la guerra de Irak.
R. S¨ª, la comparaci¨®n es fuerte, pero yo empec¨¦ la novela antes de la invasi¨®n de Irak. Los gobiernos manipulan la informaci¨®n desde tiempos inmemoriales pero ahora somos m¨¢s conscientes y desconfiados dadas las mentiras descaradas de 2003. La relaci¨®n especial era el asunto contempor¨¢neo que me interesaba aunque, con la publicaci¨®n de Sin respiro, ha quedado claro que la manipulaci¨®n medi¨¢tica fue rampante en Estados Unidos en 1941. El prop¨®sito era bueno pero no nos import¨® emplear m¨¦todos inmorales e ilegales para ganar la guerra.
P. ?Las operaciones de espionaje de la novela son ciertas?
R. Son todas ciertas. El 99% de la informaci¨®n procede de un informe confidencial de los servicios secretos brit¨¢nicos. Sus tres autores son an¨®nimos, pero conocemos sus identidades. Entre ellos, el escritor Roald Dahl, quien trabaj¨® para la agencia de inteligencia durante la guerra.
P. ?Conf¨ªa m¨¢s en la documentaci¨®n que en su imaginaci¨®n?
R. Siempre investigo much¨ªsimo antes de empezar un libro. Soy un novelista realista y lo que cuento debe parecer real.
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