El factor humano
Viene a cuento recordar El factor humano porque al brit¨¢nico William Boyd casi siempre se le emparenta con las tensas tramas de Graham Greene, porque uno de los modelos de Sin respiro, su ¨²ltima entrega de ficci¨®n, es la novela de espionaje (el otro es el diario personal, como sucede en Armadillo, 1998, y otras novelas suyas) y porque en el g¨¦nero de la novela de esp¨ªas, efectivamente, el factor humano es primordial. El montaje de la trama pesa mucho, pero manejar bien los hilos de los personajes en el teatro de la intriga es fundamental, y, m¨¢s a¨²n, insuflarles vida a golpe de iluminaciones de su car¨¢cter y de di¨¢logos tan naturales que jam¨¢s le recuerden al lector que se los est¨¢ inventando un narrador. Boyd es un espl¨¦ndido guionista profesional y sabe jugar con el lenguaje para crear situaciones convincentes, de modo que ha escrito una novela de espionaje desde la perspectiva del factor humano, en la que la complejidad del personaje vence al propio inter¨¦s de la acci¨®n y a la atm¨®sfera de thriller. Sin respiro escarba en la vida de Eva Delectorskaya, una esp¨ªa brit¨¢nica de origen ruso, refugiada de la revoluci¨®n de 1917, que contribuye al laberinto de identidades, paranoias, m¨¢scaras e intrigas de la Segunda Guerra Mundial, y que hoy no es m¨¢s que Sally Gilmartin, la abuela recelosa y exc¨¦ntrica de Jochen, el hijo de su hija Ruth, que descubre con el lector que la adorable anciana de su madre no ve fantasmas en el bosque ni se siente amenazada por demencia senil, sino por su oscuro pasado, que ha ido anotando en las cuartillas reunidas en una carpeta color manila titulada La historia de Eva Delectorskaya, suerte de diario novelado que Boyd fragmenta en cap¨ªtulos alternados con los que cuentan c¨®mo Ruth advierte el modo en que el pasado de su madre se proyecta sobre su presente familiar y lo explica.
SIN RESPIRO
William Boyd
Traducci¨®n de Beatriz Garc¨ªa R¨ªos
Alfaguara. Madrid, 2007
379 p¨¢ginas. 21,50 euros
Aunque de forma m¨¢s o menos espor¨¢dica, tambi¨¦n encontrar¨¢ el lector en Sin respiro el retrato social te?ido de s¨¢tira, a lo Evelyn Waugh, que caracteriza buena parte de la obra del autor de Un buen hombre en ?frica, tropezar¨¢ con sus jugosas extravagancias, se sonreir¨¢ con algunas burlas ir¨®nicas del propio g¨¦nero de esp¨ªas y de sus m¨¢s flamantes t¨®picos y recorrer¨¢ medio mundo de la mano de Eva en una ¨¦poca de cine negro, volutas de humo de Lucky Strike y cargueros armados (Boyd disfruta situando a individuos con rostro en la historia del siglo XX). Basta, sin embargo, con leer los primeros cap¨ªtulos para ver que m¨¢s que la trama de espionaje, en Sin respiro, importa el esp¨ªa en s¨ª, es decir, el personaje, la naturaleza humana, el factor humano.
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