Un tribunal de Estados Unidos ordena liberar a un ¨¢rabe acusado de 'combatiente enemigo' desde 2001
La ciudad de Richmond, en Virginia, fue ayer escenario de una importante victoria, aunque s¨®lo sea simb¨®lica, del Estado de derecho sobre la arbitrariedad de muchas de las leyes puestas en marcha por el Gobierno de George W. Bush en su lucha contra el terrorismo.
Un tribunal federal de apelaciones con sede en esa ciudad decidi¨® que la detenci¨®n de un residente en EE UU basada en una orden presidencial que le confiere al Pent¨¢gono poderes para retener ilimitadamente a las personas catalogadas como combatiente enemigo es ilegal. La decisi¨®n del tribunal afecta a Al¨ª al Marri, un ciudadano de Qatar que fue detenido el 12 de diciembre de 2001 en Peoria, Illionois, donde viv¨ªa con su familia y estudiaba Inform¨¢tica en la Universidad de Bradley. Al Masri fue detenido bajo la sospecha de pertenecer a una c¨¦lula durmiente de Al Qaeda y puesto a disposici¨®n del Ej¨¦rcito por su condici¨®n de combatiente enemigo. El tribunal ha ordenado su puesta en libertad.
Este caso tiene un valor simb¨®lico m¨¢s que efectivo. Al Masri es el ¨²nico detenido en territorio norteamericano en sus mismas circunstancias. Otros dos arrestados como combatientes enemigos fueron liberados y enviados a su pa¨ªs, Arabia Saud¨ª. El otro, Jos¨¦ Padilla, fue trasladado a la justicia ordinaria y est¨¢ siendo ahora juzgado por cargos de terrorismo en Florida. Los dem¨¢s est¨¢n en Guant¨¢namo y no est¨¢n afectados por esta decisi¨®n.
La soluci¨®n encontrada para Al Masri no va a tener, por tanto, consecuencias inmediatas en otros casos. Pero se trata de una importante decisi¨®n porque viene a rebatir gran parte de la doctrina de esta Administraci¨®n en la guerra contra el terrorismo.
En la explicaci¨®n del veredicto, la jueza Diana Gribbon Motz, escribe que "sancionar la autoridad presidencial para ordenar a las Fuerzas Armadas arrestar y retener indefinidamente a civiles, incluso si el presidente les llama combatientes enemigos tendr¨ªa consecuencias desastrosas para la Constituci¨®n". Unido esto a la reciente decisi¨®n de dos jueces militares de no procesar a dos detenidos en Guant¨¢namo por defectos de forma en el procedimiento, todo el edificio jurisdiccional construido por Bush para el periodo posterior al 11-S empieza a resquebrajarse.
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