Un nuevo poeta para el cine
Conoc¨ª a F¨¦lix Viscarret en el Festival de Berl¨ªn en 1999. Un amigo me hab¨ªa dicho que hab¨ªa hecho un corto maravilloso. Bebimos cervezas y hablamos, supongo que de Wes Anderson y los Coen. Y me interes¨¦ por ver su corto. Pero, al contrario de lo que suele ocurrir en estos casos, tuve que insistir bastantes veces para que me enviase el dichoso corto. F¨¦lix era t¨ªmido.
Finalmente, un d¨ªa lleg¨® a mi casa Dreamers (So?adores). Era realmente bonito. Pero mucho m¨¢s, en 10 minutos hab¨ªa emoci¨®n, sentido del humor, ternura, romanticismo... Se trataba de una saga familiar... ?de 10 minutos! Hab¨ªa una forma de mirar el mundo, de contarlo, hab¨ªa poes¨ªa. Se lo ense?aba a amigos que ven¨ªan a casa, algunos colegas. Y coincid¨ªan conmigo. Aquellos 10 minutos eran la mejor pel¨ªcula espa?ola de aquel a?o. Era un ejercicio de escuela que F¨¦lix hab¨ªa hecho en Estados Unidos. Pero aquel corto ten¨ªa una virtud m¨¢s, a la que, he de confesarlo, soy muy sensible. Estaba hecho absolutamente sin dinero ninguno. Y siempre he pensado que un artista de verdad es el que puede hacer algo sin nada.
Total, que empezamos a pensar en hacer algo juntos. F¨¦lix escribi¨® un gui¨®n muy personal, Todos los veranos, pero no conseguimos sacarlo adelante. El proyecto nunca pudo realizarse. Pasaba el tiempo. F¨¦lix colabor¨® conmigo en El embrujo de Shanghai y, mientras, segu¨ªa realizando cortos hermosos que ganaban premios por todas partes.
Hasta que un d¨ªa cay¨® en mis manos una novela, El trompetista del Utop¨ªa, de Fernando Aramburu (Tusquets), un escritor vasco que vive en Alemania. Era un libro muy hermoso, divertido, conmovedor, original, exc¨¦ntrico, con un uso del lenguaje y el di¨¢logo muy especial. Y, sobre todo, con unos personajes redondos, al frente de los cuales un canalla encantador, un fantasm¨®n adorable, mentiroso, cobarde, manipulador, ego¨ªsta, fracasado, descre¨ªdo, aparentemente sin sentimientos, turbio, holgaz¨¢n... Vamos, un punto filipino llamado Benito Lacunza, aunque ¨¦l prefiere su nombre art¨ªstico, Beny Lacun, a quien, sorprendentemente, no podemos no querer y desear lo mejor.
Inmediatamente, la historia de aquel personaje me pareci¨® que le iba como anillo al dedo a F¨¦lix. Cuando ¨¦l la ley¨® se enamor¨® tambi¨¦n del personaje central. Y desde el primer d¨ªa me dijo que el Beny Lacun de sus sue?os era Alberto San Juan. Eso supuso esperar a que Alberto pudiera hacer la pel¨ªcula. Pero F¨¦lix es paciente y vali¨® la pena la espera. Pocas veces he visto a un actor ponerse un personaje como alguien se pone su m¨¢s vieja chupa, ¨¦sa que uno ha arrastrado durante a?os y se resiste a tirar, pues es como una segunda piel.
En estos casos, primer largo, director joven, etc¨¦tera, un productor que se precie suele rodear al joven director de un equipo de profesionales competentes, para que suplan cualquier carencia o laguna que el joven debutante pueda a¨²n tener para asegurarse la solvencia del producto. Yo hice exactamente lo contrario. Dejar a F¨¦lix trabajar con el equipo que ha colaborado con ¨¦l en sus cortos. Ver trabajar a todo ese equipo de j¨®venes, que han acompa?ado la pel¨ªcula en todas sus fases con el entusiasmo y la ilusi¨®n de unos padres primerizos, ha sido un aut¨¦ntico placer.
Ha habido que esperar bastante hasta que la pel¨ªcula ha estado lista y para que el p¨²blico pueda verla. Pero creo que ha valido la pena. Pero cuando veo a Beny, borracho y hostiado, tambalearse en la noche en las carreteras de Estella, bajo las estrellas, mientras Enrique Morente canta Stella (Estella) by starlight s¨¦ que ha valido la pena. Y que el cine espa?ol cuenta con un nuevo poeta
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.