Municipios en marcha

Con la constituci¨®n de los ayuntamientos surgidos de las elecciones del 27 de mayo, realizada de forma tranquila salvo en algunas localidades de Euskadi alborotadas por la protesta de ANV, se inici¨® ayer el nuevo mandato municipal, marcado por la necesidad de hacer frente a algunos de los m¨¢s repetidos temas de campa?a como la corrupci¨®n urban¨ªstica. Sea cual fuere el color de los reci¨¦n estrenados equipos de gobierno, estos cuatro a?os no debieran pasar en balde a la hora de poner fin a uno de los fen¨®menos que m¨¢s ha degradado la vida pol¨ªtica en Espa?a, adem¨¢s de deteriorar la calidad de vida de los ciudadanos por la v¨ªa de la destrucci¨®n del entorno natural y paisaj¨ªstico de numerosos municipios.

La baja participaci¨®n en las elecciones del 27 de mayo no cuestiona en absoluto la legitimidad de los resultados, pero constituye un s¨ªntoma preocupante que los partidos tienen que empezar a combatir con determinaci¨®n. Asumidas oficialmente sus funciones, los alcaldes y concejales de los m¨¢s de 8.000 municipios de los que consta el pa¨ªs no pueden seguir utilizando la corrupci¨®n como arma arrojadiza, sino que est¨¢n obligados a adoptar medidas cre¨ªbles para desterrarla de sus ¨¢mbitos de competencia.

Las elecciones municipales no fueron una primera vuelta de las generales inicialmente previstas para marzo del pr¨®ximo a?o. Por esa raz¨®n, tiene poco sentido considerar como un indicio incontestable acerca del futuro la suma de los votos recibidos por cada opci¨®n. La insistencia en esta idea ha podido representar un moment¨¢neo consuelo para el Partido Popular (PP), cuya estrategia de tensar el debate pol¨ªtico le ha llevado a romper los puentes con el resto de las formaciones pol¨ªticas y, como consecuencia, a dilapidar su condici¨®n de partido m¨¢s votado en numerosos municipios y ciudades.

En las elecciones municipales del 27 de mayo se decid¨ªa estrictamente qui¨¦n gobernar¨¢ los ayuntamientos durante los pr¨®ximos cuatro a?os y el resultado es patente desde este s¨¢bado: el PP ha sufrido una importante p¨¦rdida de poder efectivo en la gesti¨®n local, en particular en las capitales de provincia. El partido socialista gobernar¨¢ en 23 de ellas -sin contar M¨¦rida y Santiago de Compostela, en las que tambi¨¦n gobernar¨¢-, nueve m¨¢s que en la anterior elecci¨®n, mientras que la fuerza de Mariano Rajoy tendr¨¢ que conformarse con hacerlo en 22, 11 menos que en 2003. Desde 1995, los socialistas no superaban en capitales de provincia a los populares, pero desde ayer gestionar¨¢n los intereses locales del 60% de la poblaci¨®n espa?ola. El poder municipal del PSOE ha aumentado de forma significativa y el ejercicio de ese poder puede tener consecuencias en las pr¨®ximas elecciones generales.

Si elaborar hip¨®tesis que proyecten los resultados del 27 de mayo hacia las pr¨®ximas elecciones generales constituye un ejercicio arriesgado, el an¨¢lisis de los pactos para formar los ayuntamientos s¨ª que representa una clave relevante para interpretar el ¨²ltimo tramo de esta convulsa legislatura. Adem¨¢s de quedar en evidencia la soledad pol¨ªtica del PP, se ha podido observar que los acuerdos de los socialistas con los partidos de la ¨®rbita nacionalista no son resultado de una simple opci¨®n, sino de la necesidad.

Poco a poco, el panorama electoral espa?ol parece ir consolid¨¢ndose como un modelo en el que, por el momento, s¨®lo se vislumbran dos mayor¨ªas posibles, una encarnada por el PP y la otra por el resto de las fuerzas pol¨ªticas. No es la mejor situaci¨®n para la estabilidad del sistema pol¨ªtico, porque va acumulando frustraci¨®n en el seno de la fuerza con un mayor -aunque insuficiente- apoyo y porque acrecienta la influencia efectiva de los partidos que no aspiran al Gobierno central. Rajoy ha sugerido corregir esta tendencia por la v¨ªa de garantizar mediante acuerdos pol¨ªticos, y en su caso hasta por ley, la investidura de los candidatos m¨¢s votados. Aparte de pretender que se alteren las reglas de juego en funci¨®n de los resultados, el l¨ªder del PP parece empe?ado en buscar la soluci¨®n a trav¨¦s de un injustificado rodeo: prefiere modificar el sistema antes que reconocer el error pol¨ªtico que supone jugar la carta del aislamiento, que equivale a proclamarse en posesi¨®n exclusiva de la raz¨®n frente al mundo.

Pero no todo en esta polarizaci¨®n asim¨¦trica ser¨¢n beneficios para los socialistas. Algunas alianzas municipales, y en particular en el caso de Navarra, hace m¨¢s vulnerable su posici¨®n en las elecciones generales. No porque sus pactos con Nafarroa Bai sean rechazables desde el punto de vista democr¨¢tico, sino porque Nafarroa Bai se ha desentendido de las consecuencias de algunas de sus decisiones en un clima pol¨ªtico como el que se vive. En concreto, la decisi¨®n de no recoger todas las actas que le corresponden en aquellos municipios en los que ha sido relevante el n¨²mero de votos nulos, f¨®rmula auspiciada por ANV. Se trata de una anomal¨ªa institucional que, al tiempo que contribuye a enrarecer el ambiente en el Pa¨ªs Vasco y Navarra, convierte el apoyo de NaBai en un previsible flanco d¨¦bil para los socialistas, que los populares no dejar¨¢n de utilizar.