Esperando al Dinamita
Fue Carmen Toro, ex mujer de Jos¨¦ Emilio Su¨¢rez Trashorras, e imputada ella misma, la que se dio cuenta: faltaba en la sala Javier Gonz¨¢lez, El Dinamita. Efectivamente: Gonz¨¢lez, absuelto por la fiscal¨ªa pero acusado por los abogados de varias asociaciones de v¨ªctimas de haber colaborado en el tr¨¢fico de explosivos, no se encontraba presente. Y debe asistir por ley a cada sesi¨®n del juicio.
Toro alert¨® al secretario judicial, ¨¦ste se lo comunic¨® al juez, Javier G¨®mez Berm¨²dez, que, para no incurrir en indefensi¨®n del propio Dinamita, detuvo el alegato del abogado Juan Carlos Rodr¨ªguez Segura, de la AVT, uno de los exponentes de la teor¨ªa de la conspiraci¨®n.
Rodr¨ªguez Segura aseguraba en ese momento que algunas de las pruebas obtenidas por la polic¨ªa parec¨ªan "puestas ah¨ª por esa llamada cuarta trama". El juez le interrumpi¨®: "Hay un problema con la secretar¨ªa".
Despu¨¦s, el propio secretario explicaba, en su lenguaje particular, la causa del par¨®n: "A este secretario se le ha comunicado que Javier Gonz¨¢lez se va a retrasar por problemas con el transporte, toda vez que ha perdido el autob¨²s. Este secretario pide disculpas por no detectar la no presencia de Gonz¨¢lez".
Se interrumpe la sesi¨®n. Hasta que Gonz¨¢lez no aparezca, el juicio del atentado m¨¢s importante de la historia de Espa?a queda en suspenso.
En ese momento, El Dinamita iba en autob¨²s, camino a Madrid. Acababa de recibir una llamada en su m¨®vil de un funcionario de la Audiencia interes¨¢ndose por su paradero. La noche anterior, como cada domingo, hab¨ªa ido a la estaci¨®n de Oviedo. Ten¨ªa un billete pero estaba equivocado de fecha. Adem¨¢s, no hab¨ªa plazas. "As¨ª que tuve que coger el de las seis y media de la madrugada de hoy. ?Qu¨¦ pod¨ªa hacer?", explicaba.
Un coche policial camuflado le esperaba en la estaci¨®n de M¨¦ndez ?lvaro para ganar tiempo y no hacer esperar m¨¢s. As¨ª lleg¨® El Dinamita al edificio de la Casa de Campo donde se celebra el juicio del 11-M: en un coche lanzado a todo trapo con una sirena azul despu¨¦s de haberse abierto paso por todo Madrid.
Despu¨¦s compareci¨® en la sala, congestionado y algo nervioso, y se fue al juez a disculparse. Luego, se sent¨® en su sitio de siempre, cerca de Carmen Toro.
Casi una hora despu¨¦s de la interrupci¨®n, se reanudaba el juicio. Y la conspiraci¨®n: "Dec¨ªamos que ten¨ªamos dudas de algunas pruebas...".
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