Delitos y verg¨¹enzas judiciales
Es m¨¢s que probable que la Comisi¨®n Disciplinaria del Consejo General del Poder, en la reuni¨®n que mantenga en el d¨ªa de hoy, proceda a la apertura de expediente disciplinario a Adelina Entrena, titular del Juzgado de lo Penal n¨²mero 1 de Motril. Los hechos que lo han motivado son los de no haber acordado la libertad de un preso preventivo y mantenerle en prisi¨®n durante 437 d¨ªas, pese a que la misma juez hab¨ªa dictado sentencia absolvi¨¦ndole del delito de robo; tambi¨¦n el retraso, en m¨¢s de 30 d¨ªas, en la puesta en libertad de otros dos presos. Pues bien, con hechos de esta gravedad es razonable que los expedientes se abran; tambi¨¦n que puedan terminar con la expulsi¨®n de la carrera judicial; que la Fiscal¨ªa interponga, como ha hecho, una querella contra esta juez de mucha carrera y poco oficio, y que el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa (TSJA) salga al paso y diga que "estos hechos son una barbaridad". Nada que objetar. El Estado de Derecho funciona, reacciona y responde contra quien o quienes pueden haber ocasionado un da?o, resarciendo al o a los perjudicados. Son signos de normalidad.
No obstante, como estas injusticias no son nada nuevo, es sorprendente que nos sorprendan. No hace mucho un juez de M¨¢laga se ha sentado en el banquillo y hace poco m¨¢s, en concreto en junio de 2002, tres magistrados de la Audiencia Nacional excarcelaron por error al que se consideraba jefe de los asesinos del 11-M. Una excarcelaci¨®n tan err¨®nea como la que supone que un juez de la Audiencia Nacional, en lugar de sumar condenas como est¨¢ establecido legalmente, tome una sola, la parta en dos y a la calle el condenado. No sucedi¨® nada. El error se detect¨® trascurridos m¨¢s de dos a?os a contar de la puesta de libertad -plazo de prescripci¨®n para las faltas muy graves- se acord¨® el archivo y a seguir dictando sentencias que son dos d¨ªas, y la vocaci¨®n es la vocaci¨®n.
Son casos que dejan al sistema con el culo al aire. Si en un tema de terrorismo, de la gravedad del 11-M, se dictan libertades err¨®neas que se detectan trascurridos m¨¢s de dos a?os y los jueces siguen en lo suyo en otros supuestos, como el de Motril, y en los que el grado de responsabilidad y de impacto social de los hechos son de menor importancia, la ejemplaridad se intuye. Sin embargo, ejemplaridad e impunidades aparte, estas situaciones nos hacen pensar que el control no es eficaz; que los errores son m¨¢s de los que conocemos y que, salvo que salten a la prensa, se diluyen dentro del propio sistema y no se solucionan. Motril es un buen ejemplo.
Sabemos que el servicio de inspecci¨®n del CGPJ el pasado 23 de noviembre hab¨ªa propuesto que se abriera expediente a Adelina Entrena por utilizar su cargo para obtener ventajas a favor de su ex pareja, a la que previamente hab¨ªa denunciado. Tambi¨¦n que el libro de presos preventivos -que es donde se contabiliza el tiempo que pasan en prisi¨®n- no se llevaba, como tambi¨¦n que al fiscal y al abogado de oficio les notificaron la sentencia absolutoria. Nadie, ni juez, ni fiscal, ni secretar¨ªa, ni abogado, ni servicio de inspecci¨®n detect¨® ninguna irregularidad o lo que es igual no les echaron cuentas a la persona que estaba en prisi¨®n. Sinceramente, entiendo que sea necesario algo m¨¢s que una cura de humildad. No es aceptable que jueces que tienen apertura de expedientes disciplinarios por faltas muy graves, como suced¨ªa en Motril, contin¨²en en sus cargos y no queden suspendidos en sus funciones y no sean objeto de un exquisito control por parte de los inspectores. En cualquier caso, hechos como los de este juzgado de Motril o como los de la Audiencia Nacional, siguen ense?ando las verg¨¹enzas de una Justicia que tiene que dejar de mirarse el ombligo y juzgarse a s¨ª misma. Tal vez si la Justicia se administra en nombre del pueblo ser¨ªa de raz¨®n que el jurado juzgara a quienes la defraudan y que el voluntarismo y el disfraz vocacional de muchos de quienes conforman el sistema judicial no sean amparados y s¨ª sustituidos por un control sobre los presos que facilite que unos se den las de Villadiego y otros, en cambio, pierdan una libertad de la que no debieron ser privados. Menos, por errores, posiblemente delictivos, que una simple alarma inform¨¢tica hubiera evitado.
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