Pecados al volante
El Vaticano dicta los diez mandamientos de un buen conductor cat¨®lico
Incumplir las normas de la circulaci¨®n no s¨®lo es una idiotez: es pecado, a veces muy grave. Se trata de un pecado frecuente, cometido por "much¨ªsimas personas normales", ya que la conducci¨®n de autom¨®viles "favorece los excesos" y "la regresi¨®n a formas de comportamiento primitivas". El Vaticano public¨® ayer un extenso documento en el que, visto el panorama, para reducir la mortalidad y para combatir la abundancia de "imprecaciones y blasfemias" por parte de quien tiene un volante entre las manos, se propone un dec¨¢logo. Son diez mandamientos para el conductor cat¨®lico.
El dec¨¢logo es el siguiente: 1, no matar; 2, que la carretera sea para ti instrumento de comuni¨®n entre las personas y no de da?o mortal; 3, que la cortes¨ªa, la correcci¨®n y la prudencia te ayuden a superar los imprevistos; 4, s¨¦ caritativo y ayuda al pr¨®jimo necesitado, especialmente si es v¨ªctima de un accidente; 5, que el autom¨®vil no sea para ti expresi¨®n de poder, de dominio, y ocasi¨®n de pecado; 6, convence con caridad a los j¨®venes, y a los que ya no lo son, para que no conduzcan cuando no est¨¢n en condiciones; 7, apoya a las familias de las v¨ªctimas de accidentes; 8, re¨²ne a la v¨ªctima y al automovilista agresor en un momento oportuno, para propiciar la experiencia liberadora del perd¨®n; 9, protege al m¨¢s d¨¦bil; y 10, si¨¦ntete responsable hacia los dem¨¢s.
Adem¨¢s de conducir con prudencia, cortes¨ªa y caridad, se propone rezar el rosario
El documento Orientaciones para la Pastoral de la Carretera, presentado por el cardenal Raffaelo Renato Martino, no se ci?e a los conductores. En un ejemplo de lo que se denomina "pensamiento lateral", se dirige tambi¨¦n a las prostitutas, los indigentes que carecen de cobijo y los "ni?os de la calle". Pero el grueso de la reflexi¨®n vaticana, "fruto de un gran trabajo de escucha, ponderaci¨®n y discernimiento", se dirige de forma inequ¨ªvoca al tr¨¢fico rodado.
Los diez mandamientos son de cumplimiento obligado. Luego hay una serie de opciones, encabezadas por la invocaci¨®n a San Crist¨®bal, al Arc¨¢ngel Rafael, protector de los viajeros, y a la Virgen Sant¨ªsima. "El recurso a nuestros intercesores celestes", se?ala el texto pastoral, "no debe hacernos olvidar la importancia de la se?al de la cruz, realizada antes de emprender viaje".
Existe una opci¨®n que podr¨ªa denominarse "protecci¨®n integral": "Durante el viaje se podr¨¢ tambi¨¦n rezar oralmente, altern¨¢ndose en la recitaci¨®n con los acompa?antes, como por ejemplo en el rezo del rosario que, por su ritmo y su dulce repetici¨®n, no distrae al conductor. Eso contribuir¨¢ a sentirse inmersos en la presencia de Dios y a permanecer bajo su protecci¨®n". Habr¨¢ quien considere que la "dulce repetici¨®n" del rosario puede adormilar. Y quien no comparta otra de las recomendaciones, la de "contemplar las diversas manifestaciones de religiosidad que aparecen junto a la carretera o la v¨ªa f¨¦rrea: iglesias, campanarios, capillas, cruces, estatuas, metas de peregrinaje".
Lo esencial es que el Vaticano, alarmado por la mortandad en la carretera (35 millones de muertos en el siglo XX), exige prudencia, cortes¨ªa y caridad a los conductores cat¨®licos. El rosario, ya se ha dicho, es optativo.
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