El pol¨¦mico Mes¨ªas de Felix Rucker
Una versi¨®n sadomasoquista de la Pasi¨®n desata la ira de un sector del catolicismo italiano
Felix Ruckert (Mespelbrunn, 1959) est¨¢ tildado de escandaloso, pol¨¦mico a ultranza y se le considera uno de los hijos est¨¦ticos directos de Pina Bausch; sali¨® de la m¨ªtica Folkwang Hochschule de Essen que fund¨® Kurt Jooss y el ¨¢rbol geneal¨®gico del que cuelga su estilo tiene adem¨¢s de a Bausch a Jean Cebron, Hans Zullig y Malou Airaudo. Despu¨¦s de pasar airoso por la nueva danza francesa, en 1992 lleg¨® a Wuppertal, y as¨ª le vimos en La consagraci¨®n de la primavera, Biktor, Kontakthof y Barbazul. En 1994 empez¨® su vida de core¨®grafo n¨®mada hasta llegar a una nueva versi¨®n de Messiah game de 2005, siempre con un discurso radical de confrontaci¨®n y discusi¨®n en la relaci¨®n que debe producirse entre performer y p¨²blico. Ahora est¨¢ de nuevo en el centro de la pol¨¦mica.
La decisi¨®n de Ismael Ivo, director art¨ªstico de la Bienal de la Danza, de programar esta versi¨®n sadomasoquista de la Pasi¨®n de Cristo los d¨ªas 27 y 28 de junio (Teatro alle Tese de L'Arsenale), ha despertado las m¨¢s retr¨®gradas reacciones del fundamentalismo cat¨®lico local. Primero fue el comunicado de la rama italiana CADL (sucursal de la norteamericana Catholic Anti-Defamation League) y el amago de los Legionarios de Cristo de manifestarse a las puertas del teatro y otros sitios de la ciudad de los canales. Algunas fuentes venecianas han apuntado que tambi¨¦n el Opus Dei est¨¢ en el ajo de la protesta, y ayer, finalmente, el Patriarcado de Venecia lanz¨® un duro comunicado a la prensa obviando establecer cualquier di¨¢logo directo con la direcci¨®n de la Bienal.
La prensa italiana se ha hecho eco de la pol¨¦mica y rese?a tanto el escrito de la Iglesia cat¨®lica como el de la CADL, que tilda la obra de blasfema y anticristiana. En el comunicado del Patriarcado de Venecia se alude a los sucesos y protestas de Estrasburgo y los de la CADL llaman a rebato a unirse a las protestas. La Bienal mantiene su postura firme: nada de censura preventiva. Ivo, ayer, con cierto humor, lleg¨® a decir: "La Bienal no puede ser el saloncito de mam¨¢ con los cuadrados colocados ordenadamente en la pared". El diario Avvenire, que se edita en Mil¨¢n y es llamado "el peri¨®dico de los obispos", ya ha anunciado que s¨ª enviar¨¢ a su cr¨ªtico de danza a ver el d¨ªa del estreno esta obra inspirada en el Nuevo Testamento y dividida en cinco escenas, lo que demuestra que no hay una postura unitaria. Unos han recordado a Pasolini, siempre en constante pol¨¦mica con la Iglesia y ?alguien se imagina hoy el cine sin Pasolini?
Ruckert, en declaraciones a este peri¨®dico, se muestra cauto con los revuelos de Estrasburgo: "La verdad, no supe bien de qu¨¦ se trataba, hubo algunas reacciones con cartas a los teatros". Personalmente el core¨®grafo alem¨¢n no se considera un polemista: "Una provocaci¨®n siempre necesita de dos lados, uno que provoca y otro que es provocado. Yo no persigo en lo absoluto este tipo de espectacularidad".
No es la primera controversia ni ser¨¢ la ¨²ltima de este tipo en Venecia. La Bienal se fund¨® 1893 y en 1895 tuvo lugar la primera exposici¨®n de arte, cuando el director del evento era el entonces alcalde de la ciudad, Riccardo Selvatico. Un cuadro enorme del pintor Giaccomo Grosso titulado Il supremo convenio levant¨® las iras del cardenal Sarti, famoso por su mal humor. La pintura representaba a tres mujeres desnudas danzando sobre un cad¨¢ver masculino y no se movi¨® de su sitio. En la Bienal de 2003, una escultura de Maurizio Cattelan mostraba al Papa Woytila arrodillado "en posici¨®n mahometana" enculado por un misil. Algunos rieron, otros se asombraron, pero no hubo protestas de este tipo como las de hoy. La Bienal ha sido clara y tanto en las declaraciones de Ismael Ivo como en el comunicado oficial se dice que la libertad de expresi¨®n art¨ªstica est¨¢ por encima de todo, de modo que habr¨¢ Ruckert a placer en Venecia la semana que viene.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.