Yo estuve all¨ª
A Chiqui Guti¨¦rrez del Alamo
El 23 de mayo de 1982, los y las andaluzas celebramos las primeras elecciones a nuestro Parlamento, despu¨¦s de haber superado dos dif¨ªciles pruebas: la aprobaci¨®n por refer¨¦ndum del acceso a la autonom¨ªa por la v¨ªa del art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n, el 28 de febrero de 1980, y la del Estatuto de Autonom¨ªa el 20 de octubre de 1981; yo estuve all¨ª, en los tres acontecimientos, pero hoy quiero recordar, sobre todo, aquel primer Parlamento andaluz, que se constituy¨® el 21 de junio de 1982, hace, nada m¨¢s y nada menos, que 25 a?os; fue el de la primera mayor¨ªa absoluta del PSOE en Andaluc¨ªa y en Espa?a,-66 diputados de un total de 109-; nos adelantamos en cinco meses al espectacular triunfo del PSOE en toda Espa?a, el 20 de octubre de ese mismo a?o; en ese Parlamento solo ¨¦ramos ocho mujeres, seis al comienzo de la legislatura, de un total de 109, como he dicho; en aquel momento, no ten¨ªamos nada, ni sede -las primeras sesiones de constituci¨®n del Parlamento andaluz y del Gobierno se celebraron en el Alc¨¢zar sevillano- ni sab¨ªamos bien en que consist¨ªa eso de tener un Parlamento en Andaluc¨ªa; en la historia de esta milenaria tierra era la primera vez que eso nos ocurr¨ªa, y yo, repito, tuve la inmensa fortuna de formar parte de ese Parlamento de hombres, con algunas pocas mujeres; nosotras ¨¦ramos las excepciones, a una regla que era esa de que el poder pol¨ªtico, como todo el poder social, econ¨®mico y cultural, era, y todav¨ªa es, aunque en much¨ªsima menor medida, masculino.
?ramos, escribe Amelia Valc¨¢rcel, excepciones a nuestro g¨¦nero, porque para el com¨²n de nuestros cong¨¦neres, hombres y mujeres, el orden antiguo segu¨ªa vigente. "Excepcionales porque, por lo com¨²n, s¨®lo temperamentos muy decididos e inteligencias obstinadas eran capaces de enfrentar tantas y sucesivas barreras. Adem¨¢s, colocadas en escaso n¨²mero bajo la vista p¨²blica, cuanto realizaron era objeto de curiosidad y de juicio"; no lo escribe esto pensando en nosotras, pero se nos puede aplicar perfectamente; yo fui la ¨²nica y primera mujer consejera del primer Gobierno andaluz, que presidi¨® Rafael Escuredo, despu¨¦s de ganar aquellas primeras elecciones. Entonces nunca pens¨¦ que fuera dif¨ªcil ser mujer, y actuar como tal, en un mundo de hombres, ahora que lo recuerdo, si me lo parece; por eso peleamos por dejar de ser mujeres excepci¨®n, y nos sentimos satisfechas de pasar a ser mujeres cuota,-aunque a muchas les costara su carrera pol¨ªtica y muchos jirones de su vida- y despu¨¦s a estar ya en condiciones jur¨ªdicas de alcanzar la igualdad efectiva, que todav¨ªa no va a ser real, pero ah¨ª est¨¢, y todo esto y mucho m¨¢s, se ha hecho en tan solo 25 a?os.
En aquellos d¨ªas comenzamos la nueva historia de Andaluc¨ªa, la historia de su autonom¨ªa, la de su propio Parlamento y la de su propio Gobierno; ten¨ªamos influencia pol¨ªtica en Espa?a despu¨¦s del refer¨¦ndum del 28 de febrero y ya no pod¨ªamos parar. Empezamos otra historia: llenar de contenido ese Estatuto que tanto esfuerzo nos hab¨ªa costado; part¨ªamos de cero, no ten¨ªamos nada, ni competencias ni recursos econ¨®micos, pero s¨ª mucha ilusi¨®n y entusiasmo... y muchas horas de trabajo y muchos kil¨®metros para vertebrar a esta Andaluc¨ªa que es m¨¢s ancha y m¨¢s extensa que muchos pa¨ªses del mundo, sin las infraestructuras que hoy tiene; el sue?o de que Andaluc¨ªa contara en Espa?a comenz¨® a hacerse realidad, gracias a este pueblo nuestro, que yo, sin ser, ni por asomo, nacionalista, y ni siquiera, -por accidente-, andaluza de nacimiento, s¨¦ que es de lo mejor del mundo, y lo ha demostrado, en las duras, que han sido las m¨¢s de su historia, y en las maduras, que empiezan a ser las ¨²ltimas y mas recientes, las de estos 25 a?os en los que ha logrado codearse con cualquier otro territorio de Espa?a; hab¨ªa tres llamadas nacionalidades hist¨®ricas, desde el 28 de febrero somos cuatro, y las dem¨¢s siguieron por el camino que nosotros, los andaluces y andaluzas, les marcamos.
Las dificultades han sido muchas, pero vencer los obst¨¢culos que se nos han puesto en el camino, sin retroceder, ha sido lo mejor; siempre ha sido estupendo ser andaluz, pero hoy es un orgullo. S¨®lo referir¨¦ algunos s¨ªmbolos: hicimos una Exposici¨®n Universal en 1992 que compiti¨® con las Olimpiadas de Barcelona del mismo a?o, en pie de igualdad con ellas; tuvimos, tambi¨¦n en 1992, el primer tren de alta velocidad, Sevilla-Madrid, de la historia de Espa?a; hoy, quince a?os despu¨¦s, otros atraviesan la geograf¨ªa espa?ola y est¨¢n preparados para atravesar la andaluza; tuvimos el primer Gobierno paritario de todos los Gobiernos, una mujer presidenta del Parlamento, planes de igualdad, pensiones no contributivas y... problemas, muchos problemas, el peor de todos, la violencia, que no cesa, contra las mujeres; de esto hoy no voy a contar nada, aunque no quiere decir, ni mucho menos, que lo olvide; quiero conmemorar esta efem¨¦ride, nuestros primeros 25 a?os de vida parlamentaria, y dedicarle estas breves palabras de reconocimiento a las diputadas de entonces, y a las de ahora, que ya alcanz¨¢is el 40% de representaci¨®n; recordad que ha habido muchas mujeres, y algunos hombres, que lo han hecho posible. El esfuerzo, para todos y todas, ha merecido la pena.
Amparo Rubiales fue diputada en la primera legislatura del Parlamento de Andaluc¨ªa.
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