Disenso
Ante el anuncio por los terroristas de su regreso a la lucha armada, el jefe de la oposici¨®n ha ofrecido volver a prestar al Gobierno el apoyo de su partido, una oferta que de momento parece cumplir. No ten¨ªa otra opci¨®n, pues de no hacerlo as¨ª hubiera quedado ante la opini¨®n p¨²blica como un traidor: el ep¨ªteto m¨¢s injurioso para un nacionalista como Rajoy, y por eso lo profiere una y otra vez como acusaci¨®n predilecta para desacreditar a Zapatero. Por tanto, para hacer honor a su presunta lealtad nacional, Rajoy ten¨ªa que prestar acatamiento verbal al Gobierno. Tanto m¨¢s cuanto la celebraci¨®n del 30 aniversario de las primeras elecciones libres ha dado ocasi¨®n al PP para exaltar las pretendidas virtudes del consenso entre los dos grandes partidos como mejor forma de resolver nuestros grandes problemas nacionales. Un consenso que, al decir de los conservadores, estar¨ªa siendo roto por la doblez o la malevolencia de Zapatero.
Pero, ?de verdad est¨¢ ofreciendo Rajoy un aut¨¦ntico consenso al Gobierno en una cuesti¨®n de Estado como es la lucha antiterrorista? Cabe dudarlo. ?No lo estar¨¢ diciendo con la boca peque?a para cargarse de raz¨®n, y as¨ª poder denunciar despu¨¦s de nuevo las presuntas traiciones de Zapatero? En realidad, en su entrevista de La Moncloa el pasado d¨ªa 11, Rajoy s¨®lo ofreci¨® su apoyo "para derrotar a ETA", subrayando expl¨ªcitamente que lo limitaba a eso y nada m¨¢s. O sea que ofreci¨® un consenso condicionado a que el Gobierno siga la ¨²nica pol¨ªtica antiterrorista que el PP considera leg¨ªtima, la persecuci¨®n sin cuartel hasta la completa derrota incondicional, rechazando apoyarle en cualquier otra posible estrategia, por ejemplo negociadora.
?Qu¨¦ clase de consenso condicional es ¨¦ste que propone Rajoy, limitado en la pr¨¢ctica a imponer su diktat? Se trata del consenso previsto en aquellos sistemas de elecci¨®n colectiva que exigen la unanimidad de sus miembros, seg¨²n ocurre en la Uni¨®n Europea o en los sistemas confederales, lo que reserva para cada parte el poder de veto. Y eso mismo, poder de veto, es lo que espera obtener Rajoy cuando ofrece consensuar la lucha contra ETA, en coherencia con su interpretaci¨®n del Pacto Antiterrorista que le lleva a reclamar poder de veto sobre las decisiones del Gobierno en nombre del consenso. Un poder de veto que de momento parece acatar Zapatero, a juzgar por su pol¨ªtica de pactos poselectorales en ?lava y Navarra. Ahora bien, para que el consenso equivalga al poder de veto hace falta simetr¨ªa entre los socios consensuales, como sucede en los sistemas confederales donde todas las partes confederadas son equiparables al estar situadas en pie de igualdad. Pero Gobierno y oposici¨®n no son paritarios porque su relaci¨®n es asim¨¦trica: el Gobierno monopoliza el poder de decisi¨®n y la oposici¨®n s¨®lo puede optar entre la disensi¨®n sin poder de veto o el consenso incondicional con pleno consentimiento.
Rajoy deber¨ªa aclarar cu¨¢l es su posici¨®n en materia antiterrorista: o presta su consentimiento incondicionado al Gobierno, y entonces podemos hablar de consenso, o le impone alg¨²n veto condicional (rechazando por ejemplo las veleidades negociadoras de Zapatero), y entonces no hay consenso sino disenso y disentimiento. Pero ya sabemos cu¨¢l es la verdadera posici¨®n de Rajoy: consenso s¨®lo para lo que coincida con el tr¨¢gala del PP, y disenso para todo lo dem¨¢s. De modo que el Gobierno har¨ªa bien en no esperar consensos falaces del PP, que s¨®lo encubren vetos coactivos, y acostumbrarse a la idea de que en materia antiterrorista no hay ninguna posibilidad de consenso, sino s¨®lo un abierto disenso entre dos pol¨ªticas antit¨¦ticas aunque igualmente leg¨ªtimas: la v¨ªa de la derrota incondicional propugnada por el PP, que cierra toda esperanza de futura reconciliaci¨®n social, o la v¨ªa de negociaci¨®n blairista imaginada por ZP, que combina la zanahoria con el palo sin poner la otra mejilla. As¨ª que aceptemos el disenso con claridad, siempre preferible a un consenso falaz: que cada parte lleve su opci¨®n a su programa electoral y que las urnas decidan.
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