Los principales desaf¨ªos econ¨®micos del presidente Sarkozy
El autor propone que las reformas econ¨®micas del presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, comiencen por el capital humano y las inversiones en investigaci¨®n y educaci¨®n.
El presidente Sarkozy ha mostrado -en su discurso del 20 de junio ¨²ltimo- una voluntad inquebrantable de implementar su programa econ¨®mico, para volver a dar a Francia un verdadero dinamismo econ¨®mico. Sin embargo, el balance que el Consejo de Cooperaci¨®n Econ¨®mica (CCE), que presido, ha preparado con los 120 grandes grupos europeos de su red y que ha presentado al presidente franc¨¦s, en el marco de una reuni¨®n de trabajo el 15 de junio ¨²ltimo, muestra que Francia, en t¨¦rminos de competitividad, se encuentra estancada desde hace cinco a?os, apenas por arriba del promedio de la Uni¨®n Europea.
Pero si efectuamos un an¨¢lisis m¨¢s profundo, debemos indicar que el rango de Francia en el per¨ªodo considerado es todav¨ªa menos brillante cuando es efectuado en el contexto de la ampliaci¨®n europea y de la competici¨®n mundial. En efecto, la media europea sobre el per¨ªodo disminuye con el ingreso a la Uni¨®n de 10 nuevos pa¨ªses, menos avanzados por cierto en el plan econ¨®mico. Otro factor agravante: el PIB de la UE -entre 2001 y 2006- creci¨® en promedio un 3,2 % contra 5,4 % para el resto del mundo, creando de esta manera un diferencial de crecimiento superior a la totalidad del PIB europeo.
Los franceses se han dado cuenta de que el pa¨ªs estaba mal preparado para afrontar la globalizaci¨®n
Como lado positivo debemos decir que el pa¨ªs dispone de dos grandes virtudes mayores: un posicionamiento geogr¨¢fico central en la UE, que hace de Francia el segundo pa¨ªs de recepci¨®n de inversiones extranjeras directas en Europa, y un rango eminente conquistado por los grandes grupos franceses, que se encuentran en el segundo lugar europeo con 18 empresas entre las 100 primeras del continente. Este hecho constituye una ventaja mayor a la hora de la globalizaci¨®n, dado que el n¨²mero de centros de decisi¨®n econ¨®mica que una naci¨®n conserva en su territorio proporciona una influencia esencial -como lo ha demostrado Michael Porter- sobre el crecimiento y la competitividad econ¨®mica de un pa¨ªs.
?Por qu¨¦ entonces esta disociaci¨®n? La causa esencial es sin duda la insuficiente atenci¨®n que se ha dado en Francia a la problem¨¢tica del capital humano. El retardo flagrante en materia de reformas pertinentes y eficaces en este dominio produce dos h¨¢ndicaps mayores, los cuales deben ser resueltos de manera urgente: un sistema educativo inadecuado y un mercado de trabajo perjudicial al empleo. Es a estos dos problemas centrales que el presidente Sarkozy deber¨¢ atacar como prioridad n¨²mero uno de su Gobierno.
En una econom¨ªa avanzada, una formaci¨®n de alto nivel es la clave para mantener el empleo as¨ª como una garant¨ªa de una investigaci¨®n de calidad. Sin embargo, la universidad y la investigaci¨®n francesa sufren varios males, que generan una tasa de fracaso importante: una sub-inversi¨®n cr¨®nica -10.000 d¨®lares por a?o de gasto medio por universitario en Francia contra 24.000 en los Estados Unidos- ; una centralizaci¨®n que no deja lugar a la iniciativa individual; y una desconexi¨®n con el mundo de la empresa. Para invertir la tendencia, es indispensable dar a las universidades una autonom¨ªa plena; crear verdaderos campus dignos de ese nombre, haciendo soportar a las familias una parte de los costos de formaci¨®n (y atribuyendo, por otro lado, becas generosas a los estudiantes de familias de bajos ingresos); desarrollar asociaciones con las empresas para crear formaciones con diplomas, haciendo de la formaci¨®n continua una de los pilares de la empleabilidad; y finalmente, revisar el estatuto de los investigadores, poniendo en marcha una evaluaci¨®n objetiva e independiente, inspirada de las mejores pr¨¢cticas internacionales.
En lo que respecta al mercado de trabajo, el hecho de que el n¡ã 1 y n¡ã 2 mundial realicen en el Hex¨¢gono m¨¢s de un tercio de sus ingresos ilustra perfectamente la crisis del mercado de trabajo en Francia. Es entonces necesario tomar medidas que vuelvan a incentivar a las empresas a emplear. Esto pasa por la creaci¨®n de un sistema de flexi-seguridad fundado sobre un contrato ¨²nico que otorgue una previsibilidad jur¨ªdica sobre las causas de ruptura y las contrapartidas de las mismas; la progresividad de los derechos al empleo y los mecanismos de recalificaci¨®n de los empleados despedidos implicando una buena protecci¨®n del trabajador, pero tambi¨¦n con medidas incitativas y coercitivas vinculando la indemnizaci¨®n del desempleo a una b¨²squeda activa de trabajo y adoptando un sistema de regulaci¨®n por cat¨¢logo de la inmigraci¨®n extracomunitaria, inspirada del modelo espa?ol.
Los franceses comienzan a tomar conciencia de los problemas relativos al capital humano. Se dieron cuenta de que Francia no ha sido elegida en el mundo de la globalizaci¨®n, pero que la globalizaci¨®n ha ingresado en Francia y que el pa¨ªs estaba mal preparado para afrontarla. Esta toma de conciencia es sin embargo insuficiente para que los franceses se adhieran a las reformas que les ser¨¢n impuestas.
Es entonces indispensable realizar un esfuerzo constante de pedagog¨ªa para crear un consenso sobre los tipos de reformas aqu¨ª detalladas, explicando igualmente que dichas reformas no son ni de derecha ni de izquierda. En efecto, las mismas fueron implementadas tanto por pa¨ªses liberales como por las social-democracias n¨®rdicas y son simplemente indispensables para asegurar el crecimiento y el empleo.
Obviamente, adem¨¢s de estas dos medidas relativas al capital humano absolutamente prioritarias, el presidente Sarkozy deber¨¢ atacar otros tres grandes temas: la reorganizaci¨®n de la investigaci¨®n francesa, la culminaci¨®n del mercado interior y la dinamizaci¨®n del tejido de las pymes en el territorio. Sin embargo, es sobre la formaci¨®n y la reforma del mercado laboral que podremos juzgar el ¨¦xito o el fracaso de la pol¨ªtica econ¨®mica del mandato presidencial de Sarkozy.
Andrea Canino es presidente del Consejo de Cooperaci¨®n Econ¨®mica, organismo europeo que cuenta con el padrinazgo permanente de los Gobiernos espa?oles, franc¨¦s, italiano y portugu¨¦s, y de MC Partners.
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