La odisea de sacarse el pasaporte

Manuel Rotaeche, un prejubilado de IBM de 56 a?os, se arma de paciencia. Su ¨²nico objetivo, como si se tratara de una misi¨®n militar, es conseguir el pasaporte para poder viajar a Croacia con su esposa y sus dos hijos en julio. Harto de esperas in¨²tiles, este vecino del barrio de Salamanca ha salido de casa con una silla de playa y un libro de cocina. Sabe que va a esperar colas de seis o siete horas. Como Rotaeche, miles de madrile?os se enfrentan estos d¨ªas previos al inicio de las vacaciones a la odisea de renovar los documentos que les permitan salir del pa¨ªs.

"Esto es una verg¨¹enza y tercermundista", protesta un afectado en General Pardi?as

El periplo de Rotaeche comenz¨® el lunes de esta semana. Fue a la oficina de expedici¨®n del DNI de la calle de Santa Engracia, 18, por si pod¨ªa hacerse el pasaporte esa misma tarde. Lleg¨® 10 minutos antes de las cuatro. Decenas de personas le preced¨ªan. "Me qued¨¦ por convicci¨®n, pero me di cuenta de que era imposible que me tocara", relata. El centro cerr¨® a las siete, como siempre. Balance provisional: tres horas perdidas.

El ciudadano en busca de pasaporte lo intent¨® entonces en una comisar¨ªa de distrito. Mir¨® por Internet los centros del Ministerio del Interior donde expiden el documento de viaje y opt¨® por la comisar¨ªa de Fuencarral, en el barrio del Pilar. Al d¨ªa siguiente, martes, se peg¨® un buen madrug¨®n: estaba a las puertas a las 6.45, con la intenci¨®n de conseguir un n¨²mero que le diera derecho a ser atendido ese d¨ªa. "A partir de las ocho y media la cola corri¨® mucho, pero al rato nos dijeron que no hab¨ªa m¨¢s n¨²meros y que tendr¨ªamos que volver al d¨ªa siguiente", relata Rotaeche. Otras dos horas perdidas.

Esa misma ma?ana el hombre opta por un valor seguro. Con la silla bajo el brazo, su siguiente destino es la calle de Santa Engracia. Rotaeche ha decidido aguantar todo lo necesario. El ciudadano encuentra una cola formada por varios centenares de personas. La fila da la vuelta y copa decenas de metros de la calle de Caracas. Rotaeche despliega su silla de playa de rayas blancas y azules. Son las diez de la ma?ana. Y abre su libro de cocina, Delicias para el horno. ?Ser¨¢ por el calor veraniego? "Desde que me jubil¨¦, me he convertido en el cocinero oficial de mi casa. Como me gusta y encima se me da bien...". La cola avanza lentamente. Dentro de la oficina, 11 funcionarios est¨¢n sobrepasados. Es la misma plantilla que a mediados de julio de 2006, cuando los ciudadanos esperaban m¨¢s de dos horas. Pero este martes conseguir un pasaporte requer¨ªa hasta siete.

Le pas¨® a Sara Gilsanz, una vecina de Sanchinarro. Las agujas del reloj rebasaban la una de la tarde. Ella hab¨ªa llegado a las 7.30. "Podr¨ªan organizarse mejor. Deber¨ªan de repartir n¨²meros y que la gente sepa si les va a tocar o no, para no tener que esperar in¨²tilmente", criticaba Gilsanz. Le ha dado tiempo a leerse un libro entero en la cola. Al cabo de siete horas sali¨® con los tr¨¢mites hechos, minutos antes de que cerrara la oficina para la pausa de la comida -entre las 14.30 y las 16.00-.

Rotaeche no ha tenido suerte: se queda muy cerca de la puerta. Entonces opta por llamar a su mujer, para que le guarde la vez mientras ¨¦l come unos emparedados en un bar cercano. Poco despu¨¦s de las 17.00 entra al fin en la oficina. Una vez dentro, rapidez. Bastan unos minutos para salir con los tr¨¢mites hechos y el resguardo en la mano: podr¨¢ recoger el pasaporte ma?ana viernes. "Al final lo he conseguido, pero me parece una falta de respeto total. No hay voluntad pol¨ªtica de solucionar un problema muy importante para el ciudadano. Sobre todo, porque no se toman inter¨¦s", protesta.

Las colas no son un problema exclusivo de los demandantes de DNI o pasaporte. En la sede de la Comisar¨ªa General de Extranjer¨ªa y Documentaci¨®n, en la calle del General Pardi?as, la cola tiene unos 400 metros de largo y muchos acentos. Quienes aguardan son sobre todo trabajadores inmigrantes en busca de su tarjeta de residencia y estudiantes extranjeros que precisan certificados. Estos tr¨¢mites pueden requerir hasta nueve horas de espera.

El mexicano Juan Carlos Soto, que lleva cinco meses en Espa?a, asegura que ha acudido unas 15 veces a este centro para sacarse la tarjeta que le permite residir en Espa?a. "Esto es una verg¨¹enza y tercermundista. Las filas no est¨¢n organizadas. No hay espacio para esperar y la polic¨ªa no est¨¢ informada", protesta Soto. Relata que ha sufrido errores en su nombre, p¨¦rdida de documentaci¨®n...

Un caso parecido le ocurri¨® a la brasile?a Diana Wislea Silva. Vive en Ourense, pero como solicit¨® la tarjeta de residente en Madrid ha tenido que viajar a la capital para recogerla. "Si se llama por tel¨¦fono, nadie lo coge. Luego, la polic¨ªa est¨¢ todo el rato rega?ando a los que hacen la cola", protesta. Lleva cuatro horas de espera. Le quedan otras dos. El caso de Antonio Pinto de Mezquita, portugu¨¦s de 26 a?os, no es mejor. Necesita un certificado como ciudadano de la Uni¨®n Europea para su trabajo. Aguarda desde hace ocho horas. "Soy teleoperador y no puedo perder ni un d¨ªa m¨¢s de trabajo. Y sin este papel no pueden hacerme m¨¢s contratos", afirma.

Los responsables de la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa aseguran que las largas colas ante las oficinas de documentos se repiten todos los a?os por estas fechas. Detallan que hay 29 centros en la regi¨®n para sacarse el DNI o pasaporte (16 en la capital). Los atienden 160 funcionarios, un 20% m¨¢s que el a?o pasado. La polic¨ªa a?ad¨ªa anteayer que habr¨¢ 150 nuevas incorporaciones "durante junio" para cubrir las vacaciones de verano.

En Extranjer¨ªa est¨¢ previsto duplicar la plantilla de General Pardi?as la semana pr¨®xima. Ahora 50 funcionarios atienden a una media de 2.500 inmigrantes al d¨ªa.