El pacto de la verg¨¹enza en Israel
El presidente Katsav admite el delito de acoso sexual para evitar ir a la c¨¢rcel por violaci¨®n
Siempre insisti¨® el fiscal general de Israel, Menahem Mazuz, en que las pruebas contra el presidente Moshe Katsav por el delito de violaci¨®n eran "reveladoras", y siempre aleg¨® el mandatario la falsedad de las acusaciones. S¨®lo hace un mes, ambos rechazaban cualquier componenda. Pero ayer, Katsav y los abogados del Estado pactaron: el presidente admite su imputaci¨®n por acoso sexual a cambio de la retirada de los cargos de violaci¨®n y de eludir la prisi¨®n.
"La verg¨¹enza le acompa?ar¨¢ siempre", afirm¨® el fiscal general Mazuz del mandatario. Katsav, suspendido en sus funciones meses atr¨¢s, dimitir¨¢ formalmente hoy del cargo que asumi¨® en 2000 (el Parlamento ya eligi¨® a Simon Peres como sucesor). No pisar¨¢ la prisi¨®n, pese a las graves acusaciones que pesaban sobre ¨¦l por acosar a mujeres a sus ¨®rdenes cuando ejerc¨ªa como ministro y presidente.
"Han escupido en la cara de las v¨ªctimas", dice una de las denunciantes
"Este acuerdo", apunt¨® Mazuz, admitiendo la jerarqu¨ªa de los intereses pol¨ªticos sobre las exigencias del sistema judicial, "minimiza el da?o a la instituci¨®n presidencial. Era importante evitar que Israel observara a su presidente en el banquillo".
Puede ser que el impacto sobre la primera magistratura del pa¨ªs se reduzca. Pero es m¨¢s que probable que el precio del cambalache lo paguen, entre otros, el propio fiscal general. Mazuz afirm¨® en repetidas ocasiones, ya concluidas las investigaciones a comienzos de a?o, que las pruebas presentadas por el supuesto delito de violaci¨®n eran "contundentes" y "reveladoras". Y se anunciaba que la pena podr¨ªa superar 15 a?os de c¨¢rcel. A¨²n en mayo, el Ministerio de Justicia y los letrados de Katsav aseguraban que los cargos de violaci¨®n no ser¨ªan eliminados a costa de una confesi¨®n del presidente.
Todo ha cambiado ahora. El presidente admite ser imputado por delitos de acoso sexual, entre otros. En enero juraba ser objeto de una conspiraci¨®n y ofrec¨ªa una conferencia de prensa en la que se comport¨®, en opini¨®n de casi todos, de una manera "indecente". Y el fiscal general, tambi¨¦n de repente, deja de lado las evidencias contra Katsav que afirmaba poseer. Fue muy duro Mazuz con el presidente: "De ser el primer ciudadano de Israel ha pasado a ser un convicto de delitos sexuales", sentenci¨®.
En todo caso, el esc¨¢ndalo del presidente -nacido en Ir¨¢n en 1945 y miembro siempre del derechista y nacionalista Likud- representa otro severo varapalo para el entramado institucional del Estado jud¨ªo. Israel -con un ojo puesto en Ham¨¢s, otro en Siria, y con los dos en Ir¨¢n- profundiza una crisis pol¨ªtica que no hace sino acrecentar el descr¨¦dito de las ¨¦lites gobernantes.
Los casos de corrupci¨®n afectan a varios ministros e infinidad de altos cargos p¨²blicos; el Ej¨¦rcito est¨¢ en horas bajas despu¨¦s de su pobre desempe?o en la guerra de L¨ªbano; el primer ministro, Ehud Olmert, padece unos ¨ªndices de popularidad desastrosos y sus enemigos pol¨ªticos, incluso dentro de su partido, aguardan su momento. El Gobierno trata de infundir ¨¢nimos acogi¨¦ndose a los excelentes datos econ¨®micos, pero en la poblaci¨®n se ha instalado una sensaci¨®n mezcla de pesimismo y hartazgo.
El pacto entre los abogados ha sentado a cuerno quemado a las v¨ªctimas y a las asociaciones de mujeres. Sobre todo que Katsav haya eludido la prisi¨®n. "Aterroriz¨® mi cuerpo y mi alma. Me convert¨ª en su esclava sexual", declar¨® en conferencia de prensa una de las empleadas p¨²blicas acosadas. "Han escupido en la cara de las v¨ªctimas", a?adi¨®. Zahava Gal-On, del partido izquierdista Meretz, acus¨® a Mazuz de "cobard¨ªa moral" y destac¨® que su decisi¨®n har¨¢ pensar a las mujeres agredidas "que no tienen nada que hacer".
Las discriminaciones que sufren varios sectores sociales de Israel (sobre todo los ciudadanos ¨¢rabes, los beduinos y los jud¨ªos et¨ªopes) ponen continuamente en solfa la apelaci¨®n a Israel como un Estado de derecho. El caso Katsav a?ade le?a al fuego. La diputada laborista Shelly Yacimocivh dijo que ahora la gente temer¨¢ denunciar a los poderosos y que "esta negociaci¨®n da?a la fe p¨²blica en el imperio de la ley". Y Yossi Beilin, de Meretz, augur¨® que alguien en el sistema judicial tendr¨¢ que asumir responsabilidades por esta discriminaci¨®n. Las organizaciones feministas han convocado para ma?ana una manifestaci¨®n en Tel Aviv contra el fiscal Mazuz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.