Parte de guerra desde M¨¦xico
Casi 250.000 soldados han desertado en M¨¦xico desde 1995; alejados por los bajos salarios, algunos fueron tentados por el dinero del narcotr¨¢fico. El presidente, Felipe Calder¨®n, declar¨® la guerra al crimen organizado al iniciar su mandato, y seis meses despu¨¦s el resultado es poco alentador: el Estado est¨¢ tan rebasado por la situaci¨®n que el domingo 24 de junio purg¨® a 284 mandos de las principales polic¨ªas federales. Entretanto, sigue la guerra entre sicarios que contin¨²an luchando entre s¨ª por controlar el mercado.
La herencia de Vicente Fox.- El ex presidente tuvo un papel estelar en el debilitamiento del Estado. Entre el 2000 y el 2006 permiti¨® que el crimen organizado siguiera apropi¨¢ndose de gruesas porciones del monopolio estatal sobre el uso de la fuerza. Su Procuradur¨ªa (Fiscal¨ªa) General de la Rep¨²blica, por ejemplo, se destac¨® por su ineficacia. Un estudioso de la seguridad, Carlos Antonio Flores P¨¦rez, tuvo la paciencia de revisar todos los boletines de prensa de la Fiscal¨ªa entre el 2000 y el 2006, y, con ese y otros documentos, asegura en una reciente investigaci¨®n que "la lucha contra la alta corrupci¨®n ligada al narcotr¨¢fico virtualmente se colaps¨® durante el sexenio de Vicente Fox. Mientras que en el mandato de Ernesto Zedillo se orden¨® la detenci¨®n de diversos servidores p¨²blicos de alto nivel, incluyendo a un gobernador y varios generales", el Gobierno de Fox "no procedi¨® judicialmente contra ning¨²n alto funcionario".
El Estado mexicano capacita a sicarios del 'narco'. En los ¨²ltimos doce a?os, un cuarto de mill¨®n de efectivos desertaron del ej¨¦rcito. En las zonas pobres, el ej¨¦rcito recluta, educa y capacita, pero paga salarios tan bajos que por los cuarteles rondan empresas y carteles buscando reclutar a los mejores y los m¨¢s brillantes. El Gobierno paga unos 250 euros al mes, y el narco, dos mil. Nadie conoce la magnitud num¨¦rica del fen¨®meno, pero los desertores que se transforman en sicarios est¨¢n bien entrenados, conocen el funcionamiento de las operaciones de seguridad del Gobierno y tienen un "lenguaje estrat¨¦gico" com¨²n.
El cinismo estadounidense. La geopol¨ªtica proyecta una sombra perniciosa sobre la seguridad mexicana. Al vecino poderoso, Estados Unidos, le encantan las drogas y las armas, y millones de estas ¨²ltimas entran a raudales en M¨¦xico. En un texto in¨¦dito, la especialista en seguridad Georgina S¨¢nchez concluye que M¨¦xico est¨¢ "sobre la cima de un volc¨¢n de violencia", porque en el 2004, el n¨²mero de armas ilegales podr¨ªa llegar a los 16,5 millones, un buen porcentaje de las cuales fueron adquiridas en los 12.000 puntos de venta localizados en el lado estadounidense de la frontera. El trasiego de armas se facilita por la indolencia estadounidense y porque la aduana mexicana pareciera reclutar a invidentes o corruptos: seg¨²n cifras oficiales, s¨®lo pudieron decomisar 1.791 armas entre diciembre del 2000 y diciembre del 2005. Menos de una al d¨ªa.
Una coalici¨®n de papel mach¨¦. La alianza de fuerzas federales, estatales y municipales no est¨¢ forjada en acero, sino en papel de peri¨®dico humedecido. El Gobierno federal s¨ª ha comprometido todas sus reservas, pero la inmensa mayor¨ªa de los gobiernos estatales y municipales se hacen los desentendidos para no involucrarse en la guerra. Un indicador del estado de la moral polic¨ªaca es la proliferaci¨®n de huelgas en sus filas. En los ¨²ltimos meses se han insubordinado polic¨ªas en siete de los 32 Estados que componen M¨¦xico para protestar por los bajos salarios, la inseguridad del empleo y la precariedad del armamento. En San Salvador Atenco -poblado cercano a la capital-, la polic¨ªa municipal se fue al paro porque tres elementos fueron heridos al no poderse defender porque entre todos s¨®lo tra¨ªan un arma. Resulta que la polic¨ªa municipal de una ciudad de 60.000 habitantes ?s¨®lo ten¨ªa seis pistolas! (La Jornada, 5-11-2007).
La reacci¨®n del 'narco'. La presencia de las fuerzas federales en los estados no est¨¢ teniendo resultados. Los militares patrullan y hacen operaciones, pero cuando regresan a sus cuarteles, el narco impone su ley. En algunos lugares, incluso en la capital, grupos de sicarios se enfrentan a la tropa, y ejecutan a funcionarios y militares, y atacan cuarteles, y demuestran, una y otra vez, la calidad de su organizaci¨®n, inteligencia y armamento. Una precisi¨®n indispensable: en lo que va del a?o, la guerra est¨¢ d¨¢ndose en los intestinos del crimen organizado que se disputa mercados, y a ellos corresponde la mayor parte de los 1.335 ejecutados (cifra hasta la primera semana de junio). Aterra construir un escenario en el cual su violencia estuviera reorientada contra el Estado o la sociedad.
La sociedad est¨¢ indefensa y asustada y simula una normalidad inexistente. El miedo crece y se expresa en el creciente n¨²mero de medios y periodistas que optan por informar muy poco o nada sobre el narcotr¨¢fico y la violencia. Incluso los medios nacionales m¨¢s poderosos est¨¢n ocultando la identidad de quienes siguen el tema. Las redes de inteligencia del crimen organizado monitorean todo lo difundido y reaccionan contra quienes rebasan los inasibles l¨ªmites de lo que ellos consideran pol¨ªticamente correcto.
La urgencia de una estrategia integral. La batalla no est¨¢ perdida, pero tampoco est¨¢ gan¨¢ndola el Estado, y suenan huecas e irreales las proclamas y los spots publicitarios del presidente Calder¨®n que constantemente difunden los medios de comunicaci¨®n mexicanos. Es urgente que el Gobierno federal adopte una estrategia integral que incluya, entre otros aspectos, el fortalecimiento de una retaguardia ahora reblandecida por estados y municipios reacios a involucrarse; la reestructuraci¨®n de un sistema aduanal incapaz de frenar los pertrechos que avituallan a los batallones de sicarios; y finalmente que se presione a Estados Unidos para que demuestre la firmeza de su compromiso. Tan mal anda el asunto que el fiscal mexicano Eduardo Medina-Mora ya acus¨® de "c¨ªnico" a Washington por lo mucho que predica y lo poco que hace.
En tanto no se logre fortalecer el frente oficial, el desenlace de esta guerra es incierto y se justifica el diagn¨®stico sobre el M¨¦xico del 2007 elaborado por la empresa brit¨¢nica especializada en riesgos de seguridad Control Risks: "La violencia relacionada con la droga se mantendr¨¢ constante, sobre todo en los estados del norte y de las costas".
Sergio Aguayo Quezada es profesor del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de M¨¦xico.
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