La mejor final de la historia
El 'Alinghi' revalida su t¨ªtulo de campe¨®n al ganar al 'New Zealand' por un segundo y es retado ya por el 'Desaf¨ªo Espa?ol'
La mejor, la m¨¢s bella, la m¨¢s brillante, la m¨¢s popular, la m¨¢s dram¨¢tica. Al levantar ayer la Copa del Am¨¦rica ante 40.000 personas, Ernesto Bertarelli, propietario del Alinghi, puso punto final a la mejor edici¨®n del torneo deportivo m¨¢s antiguo de la historia. Despu¨¦s de cuatro a?os de preparaci¨®n, despu¨¦s de cuatro meses de regatas, un segundo decidi¨® la final.
Y, sin tiempo para celebraciones, Bertarelli recibi¨® sobre la mesa el reto del Desaf¨ªo Espa?ol, su primer desafiante para la pr¨®xima edici¨®n. Un paso decisivo para que la Copa siga en Valencia, posiblemente en 2009.
Despu¨¦s de cuatro a?os de preparaci¨®n, el torneo se decidi¨® en la l¨ªnea de llegada por un suspiro
Un segundo es lo m¨¢ximo que miden los jueces de la Copa. Un segundo es menos que un suspiro entre barcos de 24 toneladas; un segundo no se ve cuando en medio hay olas de un metro, boyas que se mueven y botes que tiemblan. Un segundo es normalmente una tonter¨ªa, pero en el deporte significa aut¨®grafos o insultos en la calle.
La que deb¨ªa ser la regata definitiva para dar la Copa del Am¨¦rica al Alinghi fue tan dram¨¢tica como las anteriores. Como en cinco de las otras seis, empez¨® ganando uno (Alinghi) y sigui¨® ganando otro (New Zealand), y luego el uno, y luego el otro. Los kiwis tuvieron por dos veces la regata en sus manos, pero no aguantaban los ataques del Alinghi, dirigidos pacientemente por Butterwoth, que esperaba al mejor viento y la m¨¢xima aceleraci¨®n. Por dos veces, el Alinghi se comi¨® a los kiwis en las ce?idas, demostrando que era un poquito mejor en cada aspecto de la vela y en la correcci¨®n de los propios errores.
Gracias a su agresividad, el Alinghi hab¨ªa robado a los kiwis el triunfo en la primera baliza, pero en la empopada el New Zealand les devolvi¨® el guante y entraron en cabeza en la segunda baliza. En ¨¦sas estaban, con el New Zealand camino de la tercera baliza, con 20 metros de ventaja, pero insuficientes para pasar por delante del Alinghi, que ten¨ªa la preferencia en boya. Ya en la primera baliza, el New Zealand tuvo que frenar para dejarle la preferencia al Alinghi y en la tercera le volv¨ªa a pasar lo mismo. Pero en esta ocasi¨®n no dej¨® pasar; se col¨®, interrumpi¨® el paso del Alinghi y los ¨¢rbitros le sancionaron. Castigado con dar una vuelta de 270 grados. Golpe mortal a sus aspiraciones, En la refriega, adem¨¢s, el Alinghi se fue de la tercera boya con 60 metros de ventaja. La Copa ya la ten¨ªan en sus manos, en la empopada la aumentaban a m¨¢s de 130 metros. Gloria al Alinghi. Quedaban menos de 2.000 metros. Los periodistas m¨¢s impacientes ya se hab¨ªan ido a escribir el RIP del New Zealand; los menos observaban en las pantallas un curioso dato meteorol¨®gico: en la boya de arriba el viento ten¨ªa 16 nudos, en la de abajo apenas seis; en la boya de arriba el viento iba hacia Sevilla; en la de abajo, hacia Mallorca.
Un desastre que los navegantes desconoc¨ªan y al que se iban a enfrentar en minutos. Faltaban menos de 500 metros para que la Copa la cogiera el Alinghi. Los dos barcos se acercaron a esa zona inh¨®spita. El New Zealand arri¨® el spinnaker, iz¨® la g¨¦nova y se prepar¨® para lo peor; pero el otro se trag¨® el viento. El globo se le ech¨® hacia atr¨¢s, el tang¨®n salt¨® sobre un tripulante, el spinnaker acab¨® en el mar. Estaban a 500 metros del triunfo y todo se iba al carajo. Los barcos iban hacia atr¨¢s, el New Zealand bien armado en las velas sali¨® del atolladero y empez¨® a quitarle metros a un Alinghi herido. Los suizos ten¨ªan la victoria a distancia de un escupitajo, pero con viento en contra. Estaban muertos. New Zealand se puso por delante, pero a¨²n ten¨ªa que dar la vuelta de penalizaci¨®n un poquito antes de cruzar la meta, pero se qued¨® desventado mientras el Alinghi llegaba llorando; dos barcos que parec¨ªan salidos de Piratas del Caribe. Totalmente al pairo, las puntas de los barcos cruzaron la meta, pero nadie sab¨ªa qui¨¦n hab¨ªa ganado. Era un segundo, un solo segundo, de gloria o drama. Pero para los duros kiwis un segundo es lo mismo que un a?o. "Qu¨¦ m¨¢s da la diferencia", declar¨® el imperturbable Grant Dalton; "lo que importa es que hemos perdido porque el Alinghi fue mejor". Tampoco en el Alinghi la victoria olvid¨® sus torturas. "En estos diez d¨ªas", declar¨® Bertarelli, "he aprendido de la Copa del Am¨¦rica m¨¢s que en diez a?os".
Gracias a la calidad del tenaz New Zealand y del brillante Alinghi, la Copa del Am¨¦rica se cerr¨® tan bien como empez¨®, con el masivo respaldo popular y unas instalaciones ¨²nicas. La mejor edici¨®n en sus 156 a?os de historia. Ser¨¢ dif¨ªcil superarlo. Ni siquiera en Valencia.
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