Una noche de 'oldies' encadenados
Elton John encandila con un repertorio rom¨¢ntico en la apertura de su gira espa?ola
Como si de una Rock-ola andante se tratara -aquellas m¨¢quinas en la que los j¨®venes de los 60 y 70 pod¨ªan disfrutar de los singles de ¨¦xito de su ¨¦poca-, el brit¨¢nico Elton John dio el pistoletazo de salida al Festival Viajazz con su piano, su vieja y acariciadora voz y esos temas de terciopelo que marcaron a fuego los sentimientos de j¨®venes de varias generaciones. L¨¢stima que tanto encomio no sirviera para llenar el recinto, el campo de f¨²tbol de Collado Villalba (Madrid), que se qued¨® a alrededor de la mitad de su aforo.
Hac¨ªa una de esas gratas noches del est¨ªo en la sierra noble madrile?a. Apenas unas peque?as nubes haciendo la forma de un perro en un escenario enorme, tan grande que cualquiera dir¨ªa que estaba pensado para acoger a una gran banda de m¨²sicos dispuestos a entrar en ¨¦xtasis ta?endo y golpeando sus instrumentos. Pero no. Tan grande espacio esc¨¦nico era s¨®lo para Reginald Dwight, m¨¢s conocido como Elton John, que se ha prestado a darse una vuelta por estos pagos al precio de 600.000 euros. Lo cual, si se tiene en cuenta que el formato escogido quiz¨¢ resultara m¨¢s apropiado para el sal¨®n lounge de un hotel de playa cara, puede ser un tanto desorbitado. Hay gente para todo, que dec¨ªa el torero, y fans dispuestos a rascarse el bolsillo a principios del verano y hacer un dispendio econ¨®mico de entre 71 y 102 euros.
Sali¨® el maestro cinco minutos antes de la hora prevista y atac¨® Your song con un empe?o denodado, voz vigorosa y ciertos arreglos de teclados que, por mor de la t¨¦cnica, sal¨ªan tambi¨¦n de su piano; instrumento que parec¨ªa cl¨¢sico y de cola, pero que a ratos sonaba como un Wurlizter o un Rodees, ambos el¨¦ctricos. El caso es que el truco dio el resultado previsto y los asistentes se zambulleron en una noche de oldies, de canciones que fueron ¨¦xito cuando en las ferias los chicos las escuchaban mientras jugaban a chocarse.
Daniel, con su recordatorio a Espa?a, Honky Cat, con su viejo sabor a teclado de New Orleans, la extraordinaria Rocket Man... ?C¨®mo sustraerse a un repertorio que trae consigo tal caudal de recuerdos personales para todos?
El artista sali¨® a escena con una chaqueta con un dise?o plateado en la espalda, un pelo anaranjado y juvenil y un pendiente y unas gafas de sol grabadas con las iniciales EJ en diamantes. Sus manos recorrieron la teclas buscando llenar los tiempos de las canciones con su indudable talento para entretener con el piano, mientras su voz segu¨ªa regalando grandes melod¨ªas: Sorry seems to be the hardest word o Candle in the wind, que como muy bien dijo Keityh Richards es un tema que lo mismo vale para Marilyn Monroe como para lady Di -el domingo lo interpret¨® en el homenaje a la fallecida princesa en Wembley-. Catorce temas inolvidables para un concierto que concluy¨® con todo el p¨²blico femenino haciendo los coros surf de Cocodrile rock. Un espont¨¢neo intent¨® subir a darle un abrazo y de la nada salieron cuatro guardaespaldas y se lo llevaron en volandas. Elton apenas pronunci¨® en castellano un "muchas gracias" -y eso que su madre estuvo un cerro de a?os en M¨¢laga-, y se march¨® entre humo de escenario y el aplauso generalizado que dio por bueno el envite. Pocas caras conocidas entre el p¨²blico y mucha satisfacci¨®n entre los espectadores que abandonaron el recinto con rostro feliz. Una noche m¨¢s de verano, la vida fue una cadena de oldies para ellos.
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